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sábado, 21 de junio de 2014

HACIENDO EL BOBO


Que IU nos exhorte a luchar por una III República es una magnífica advertencia para no hacerlo. Que los seguidores de Lenin y Castro se manifiesten contra sí mismos en Andalucía nos marca el camino para alejarnos de esta cofradía de alucinados. En verdad, a los bermejos no sólo les suelen crecer los enanos cuando montan su circo, es que hasta la chavalería deja de crecer por el  hambre,  la miseria y el paludismo que provocan en los campos de concentración que organizan al aire libre. Las soberbias majaderías de los Valderas y compañía sorprenderían al más fantasioso de los metafísicos.

Que la lista de altos cargos de la Junta de Andalucía implicados en el asunto de los ERE siga creciendo ya no es ninguna novedad. La primicia consisten en el hecho incontestable de que a nadie en la taifa de sur parece importarle un carajo. Lo relevante para los hombres y mujeres que hacen Canal Sur es enseñarnos esa arcadia feliz regional donde todo está edulcorado por la solidaridad y las políticas sociales de su gobierno.

Que Artur Mas vaya haciendo el ridículo por donde quiera que vaya no supone originalidad alguna. De momento, sólo ha conseguido reunirse con las señoras de la limpieza de la UE. Sin embargo, que se presente en  la CNN y sea incapaz de explicar las causas por las que quiere la secesión, supone uno de los mayores esperpentos en la historia de la televisión mundial. Ver la cara de incredulidad de la presentadora norteamericana al escuchar los torpes balbuceos de Arturito, con su inglés de los montes, debería hacer enrojecer a aquellos que consideran que Cataluña es tan nación como el Reino de Narnia

Que se vaya a iniciar una investigación en una de las Fundaciones de la Universidad de Málaga  y que ningún medio local se atreva a mencionar el hecho, nos demuestra hasta que punto la libertad de prensa está condicionada a la publicidad institucional que concede el gobierno regional. Luego se molestan cuando algunos cuestionan su condición de periodistas. 

Entiendo que en España no haya nunca un momento de unanimidad. Tal vez las uvas de nochevieja y aquel año en el que a todos nos dio por contraer la gripe. Sin embargo, que no exista avenencia para huir de planteamientos ideológicos trasnochados nos debe llamar a la reflexión más profunda. En cualquier caso,  no estamos condenados a sufrir a esta gente cuyo único objetivo es vivir sin dar palo al agua. No somos como Adán en el paraíso que, aunque Eva hiciera oposiciones a vaca, no tenía opción de hacérselo con otra señorita más linda. Hay opciones alejadas de los representantes del pintoresquismo peninsular. Dejarles ganar sería la transformación definitiva de España en un país de imbéciles. No les digo nada más. Total, no serviría de mucho.


Sergio Calle Llorens

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