Las llamas de la lumbre nos enrojecen las mejillas, nos
sombrean la espalda ya un poco cargadas de fatiga. Los ruidos del bosque se
alejan. La botella de vino está vacía. El atardecer es dulce y camina
lentamente hacia el crepúsculo. Ella, entonces, me pregunta por Andalucía. Se
sorprende que una tierra tan rica obtenga resultados tan paupérrimos. Antes de
contestar percibo el silencio de la foresta. Le cuento un caso muy
ilustrativo para que entienda.
Juan Carlos Martínez natural de La Carolina ha seguido la
carrera típica de un socialista. Estudió en un instituto llamado Martín Halaja.
Sólo llegó a 2º de BUP porque pasaba gran parte de su tiempo en la Cafetería del centro. Era
el representante de los estudiantes y encabezaba todas las huelgas. Tras su
fugaz paso por el mundo de los estudios, “El Negro” fue captado por la secta
del capullo y, con sólo 20 años y ninguna preparación, ni talento especial, fue
en las listas del PSOE. Iba de número 10. Para lograr salir elegido, empapeló
las calles de su pueblo con la siguiente leyenda; “No votes en blanco, hazlo en
negro”. Ganaron las elecciones y ahí comenzó su carrera de vuelo gallináceo. Siempre a la sombra de Vallejo. Un ex Consejero de la Junta involucrado en los escándalos de Invercaria que investiga el Grupo de
Blanqueo de Capitales de la Policía
Nacional.
Muchos años antes de que estallaran los escándalos
protagonizados por el Clan de La
Carolina , el pueblo decidió que ya había tenido bastante con
la paupérrima gestión de los socialistas y, los mandó a la oposición. Sin preparación, peleados con la ética más elemental, fueron integrando diferentes cargos en la administración
andaluza. Juan Carlos Martínez se veía en el centro del poder con la única
experiencia de haber copeado en bares de su pueblo como El Ágora, el Donde,
Siempre Más y el Q. Aparte, claro está, de sus contactos. De un puesto a otro sin pasar por oposición alguna.
Andalucía es una región dominada por la pereza mental más
absoluta donde lo importante, tristemente, es aparentar pero nunca ser. De ahí
que con una crisis estructural profunda, los cambios en los organigramas de
gobierno no están basados en la excelencia sino en los contactos que los
socialistas puedan tener en el partido. Esa, y no otra, es la clave para
progresar en el escalafón. Tipejos como Martínez- esposo de la hija del farero
con menos luces que un barco pirata- son responsables del desastre andaluz.
Su incompetencia es, además de alarmante, el elemento a
tener en cuenta para entender las causas por las que Andalucía no puede salir
de la realidad del paro. Es como si para ganar el mundial de balonmano, España,
en vez de contratar al entrenador con más títulos en la historia de ese
deporte, Valero Rivera, hubiera elegido a Falete.
En tres décadas largas de autonomía, los diarios malagueños
no han publicado ni un solo reportaje de investigación que exponga las vergüenzas
de la Junta de
Andalucía. Todos son balones fuera, críticas de perfil para seguir cobrando de
la publicidad institucional. En conclusión; la taifa del sur está compuesta por
miles de Martínez; inútiles, soeces, malencarados, tabernarios y sin una idea
brillante a la que agarrarnos. En cualquier otro lugar, esta gente estaría
limpiando calles, cavando zanjas o limpiando culos en los asilos.
Cuando termino de compartir mis pensamientos, de la cocina
me llega el aroma de una lubina de carnes blancas. Pasa una nube sobre la casa,
dejando una sombra clara, errante e imprecisa. A lo lejos se oyen las campanas
que tocan a muertos. Me acerco al gusto
terrenal de las cosas para dejar de pensar en esa mafia truculenta de La Garduña socialista. La
dulzura del fuego y otra botella que se abre. Pronto será de noche y, con ella,
una vitalidad dionísica y potente se apoderará de todo mi ser. Es hora de dar cuenta de los exquisitos
manjares y prepararme para otro asalto.
Sergio Calle Llorens
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