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jueves, 2 de enero de 2014

ADIÓS FACEBOOK

De pequeño soñaba con  poder  leer la mente de los demás. Y entonces, unos tipos crearon Facebook y convirtieron mi deseo en una realidad. Al principio entré en esa red social para comprobar si mis ex novias tenían celulitis. Una vez satisfecha mi malsana curiosidad, el sueño se convirtió en una auténtica pesadilla. Ocurrencias, fotos, comentarios copiados de otros, reflexiones sesudas sobre la política o la economía y, miles de polémicas a cual más absurda. Una vez, incluso, una antigua amiga se enfadó muchísimo conmigo porque propuse como medida contra la crisis ducharnos junto a las vecinas. Si al menos hubiera esperado a la segunda en la que apostaba por prohibir los tacones entre el sexo femenino, para que no subiera el conejo: - “Sergio, qué irresponsable eres. No te tomas nada en serio. Eres un radical” y otras paparruchas por el estilo.

Si estar siempre en compañía con mis pensamientos ya es suficientemente duro, estar en la cabeza de los otros, me resultaba ciertamente insoportable. Además, el tiempo que usaba en las redes sociales me lo quitaba a la lectura. Y entre Pla, Quevedo y los meapilas del Facebook, pues ya imaginan sus señorías con quien me quedé. Desde que me di de baja en el Libro de las Caras, el cielo brilla más y los atardeceres rojos del mediterráneo saben mejor. Lo mejor de todo es que el mundo ha seguido girando y nadie me ha echado de menos. Yo diría que la noticia de mi baja en esa red social ha tenido el mismo impacto que la muerte de una hormiga en el patio de un colegio.

Pasará el tiempo y esos antiguos amigos tratarán de demostrar lo felices y maravillosos que son. Tal vez, no lo descarten, continuarán con sus cruzadas personales para que todo bicho viviente piense exactamente como ellos. Pues no hay nada peor que esa gente que establece que la inteligencia es esa cualidad intelectual que se atribuye a los que comparten pensamiento. Estoy convencido de que por muchos años que pasen, seguirán igual. Sin dudas, sin cuestionarse ni siquiera una única vez. De la misma manera que la derecha española sigue en 1956, la izquierda en 1936 y los nacionalistas catalanes en 1714, los amigos del Facebook vivirán  siempre en el mundo virtual de la amistad mientras unos tipos se hacen ricos a su costa.

Creo que abandonar Facebook ha sido una elección sabia que, en cierta medida, responde a mi deseo de desaparecer sin hacer demasiado ruido. Y cuando estoy presente, trato de que esa presencia se haga casi imperceptible. No me verán hablando en voz alta, ni con un móvil en la mano mientras intercambio unas frases. Estar sin ser visto para apreciar el silencio del universo.

El silbato del viento sobre la nieve que cae durante la noche o una ola rizada mediterránea siempre son mejores aliados que cualquier compañía en una red social, porque ni es compañía, ni es nada. Ahora he vuelto a recuperar las noches de lectura junto al fuego. Las conversaciones inteligentes regadas por un buen caldo y el silencio de la madrugada. El poder de leer la mente de los demás que nos regala Facebook, yo no lo quiero. De su paso por esa red que a todos engancha, sólo he aprendido que detrás de una gran mujer siempre hay un tipo mirándole el culo. Eso es Facebook, nada más y nada menos.

Sergio Calle Llorens

1 comentario:

  1. Tu blog es un gran blog. Tu escritura es peculiar y llega al alma. Escribes con las entrañas y gustas por como escribes o por como se te intuye. Nada que ver con los otros blogs que se leen por ahí. Un acierto haber pasado por aquí.

    Belén

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