Negaron ser responsables de los GAL. Negaron haber robado el
dinero a los huérfanos de la Guardia Civil. Negaron la crisis y acudieron a una
cascada de adjetivos curiosos para ocultar la realidad. Negaron que la UGT fuera una organización criminal.
Negaron las únicas políticas para sacar a Andalucía del furgón de cola. Sin
embargo todo era cierto. Para que no la turba siga ignorando, siguen con su
estrategia que no es otra que hablar de la guerra civil que perdieron por estúpidos
y prepotentes. La idea es colocar al enemigo ideológico en la picota.
Presentarles como una caterva de fascistas y, ellos, siempre ellos, puedan
hacer de apagafuegos del incendio cuando, en realidad, son pirómanos por vocación.
Tanta negación para esconder que son unos auténticos negados
con sus políticas fracasadas. Nos dicen que si queremos un futuro, hemos de
olvidarnos de su pasado para, a continuación, restregarnos por la cara el de
los demás. Se dejan en el tintero que muchos de los suyos fueron franquistas
hasta que el Dictador estiró la pata.
El socialismo español siempre niega aunque haya pruebas
evidentes de su corrupción y estulticia. Y cuando ya las facturas falsas, los
ERE y los maletines falsificados en Asia son abrumadores, se sacan a una
candidata de discurso vacío y zangolotino. En realidad, y en lo que a Andalucía
se refiere, todo da igual pues en la taifa del sur seguirán votando a los
socialistas aunque fuese un mono de Gibraltar el aspirante a la presidencia. Este
punto puede sorprender a los extraños a esta comunidad, pero no hay sector de
la sociedad andaluza que no esté bajo los tentáculos de la Junta. Los intereses
compartidos y la ausencia de la sociedad civil nos conducen hacia el
apuntalamiento de un régimen corrupto y podrido hasta las trancas. Si el
gobierno socialista cae, millones de allegados de la secta del capullo pierden
su empleo. Les hablo de periodistas, delegados, subdelegados, conductores,
empresarios afines, comisionistas, sindicalistas y hasta de fulanas y
traficantes.
Decía Churchill que el socialismo termina cuando se acaba el
dinero de los demás y, puede que tuviera razón. Empero, el socialismo andaluz,
caso único en Europa, termina cuando ya no tienes colectivo al que robarle. En
Andalucía, Susana Díaz seguirá repartiendo subvenciones a las asociaciones de
mujeres, a la Unión General
de Trincadores. Lanzará nuevos discursos de limpieza democrática pero serán vacíos.
Ya nos prometió luchar contra la corrupción pero evitará dejar caer a los jefes
de su sindicato. La única opción que
nos queda es la desobediencia civil.
Sergio Calle Llorens
No se puede decir nada en contra porque está claro que ha sido elegido por el pueblo por mayoría absoluta en elecciones en la segunda vuelta y en ningún momento la ha nombrado ningún dedo travieso. Además, no bajo sospecha por ninguna juez sobre nada y su honradez es cristalina tanto por acción como por omisión. Menos o menos.
ResponderEliminarQuién ha sido elegido en segunda vuelta?
EliminarCreo que lo que negaron era haber robado a los huérfanos de la Guardia Civil, aunque la verdad no les hubiera importado robar a los huérfanos de la guerra civil.
ResponderEliminarPor robar que no quede. Era una errata que ya está subsanada. Gracias
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