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sábado, 3 de agosto de 2013

LA COMPARECENCIA

Cuando los romanos juraban decir la verdad se apretaban los testículos con la mano derecha. De esta costumbre viene la palabra testificar. La comparecencia del Presidente Rajoy para explicar el caso Barcenas tenía mucho de ello. De la misma llego a tres conclusiones fundamentales; la primera es que todos los partidos se han financiado ilegalmente desde la transición. La segunda es que Rajoy debería dimitir por ser responsable de los pagos en b a su gente. La tercera es que la oposición ha hecho literalmente el ridículo.

Contemplar a Rubalcaba desde la tribuna con esas carnes flácidas pidiendo la dimisión del Presidente mientras calla los ERE de Andalucía, no deja de ser una broma pesada si no fuera, claro está, porque la pobreza del socialismo andaluz ha sido una fábrica constante de parásitos y aduladores indescriptiblemente repugnantes. Especialmente cuando IU deja que la secta del capullo se apoye en su tarima que, a menudo, es la fortaleza de la ignorancia. Pedir la dimisión y defender a Griñán sólo lo pueden apoyar los fanáticos que entienden la democracia cuando ellos gobiernan.

En cualquier caso, el caso Barcenas es a lo único que se pueden agarrar porque saben que el paro ha bajado y la venta de coches empieza a recuperarse. Temen que el crepúsculo acuoso y amarillento que tanto predecían no llega a producirse jamás. Ahora apenas vislumbran unas nubes blancas sobre la vieja piel de toro, recortando la silueta del edificio de un futuro mejor. Entonces tiemblan sabiendo que España no va a ser rescatada como hace un año. Ahora se empieza a intuir la luz a final del túnel y, como sea, tienen que incendiar la calle al precio que sea, llevándose todo por delante si es necesario. Ellos no quieren testificar a la manera romana, lo harán a la manera socialista de agarrar a los españoles por los mismísimos con tal de desalojar al partido cuya victoria en las últimas elecciones generales lo consideran una anomalía electoral.

Entre los delirios de silencio del Presidente Rajoy y las entradas de caballo siciliano de Rubalcaba, yo habría optado por un candidato con una hoja de servicios impoluta para destronar al jefe del ejecutivo, pero ni Rosa Díez con su pasado socialista de los peores años, ni Durán i Lleida con su partido condenado por financiación irregular, ni Cayo Lara con su formación tapando los escándalos andaluces, suponen una alternativa creíble. Están caducos y mucho más tocados de lo que pensaba. Son personajes de novela poco normales en el sentido francés de la palabra. Puede que en su anormalidad decidan presentar una moción de censura, pero no lo creo, sencillamente han perdido una nueva batalla, con Barcenas o sin él. ¡Y es que no se puede ser más torpe!

Sergio Calle Llorens




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