Andalucía desde fuera parece un gran acuario lleno de peces
monstruosos y de cosas absurdas, pero cuando uno se acerca y se mete en esas
aguas, el acuario se transforma en una pecera con un letrero colgado que dice:
Cuidado Pirañas. A pesar de la advertencia en letras rojas, los andaluces
siguen desconociendo que vivir junto a esas criaturas con escamas es un deporte
de riesgo. Ellos prefieren secarse al sol de Andalucía ajenos al peligro.
Empero, el Lorenzo andaluz trae consigo el fanatismo, la superstición y la
intolerancia. En definitiva, unos rayos que conducen al personal al extremo.
Aquí cuando hay corrupción, es la más grande. Y cuando toca la educación, los
fracasos más grandes tienen rostro de escolares sureños. Las pirañas, en definitiva,
siguen comiéndose al andaluz crudo, y con ellos, sus ahorros. La taifa del sur,
según Caritas, es el lugar de España donde más ha crecido la pobreza desde el
inicio de la crisis. La noticia que a la gente normal produce una decepción
indudable, no provoca ninguna reacción por parte de los primates locales. Ellos
siempre tienen una excusa a mano; llámese chinos, gobierno central, el Capitán
Garfio, o los habitantes de una lejana galaxia.
Mi memoria guarda recuerdos de todas las naciones en las que
viví y de todos los lugares que visité. Mis gastados zapatos también recuerdan
otros pueblos y otras calles. Los holandeses, por ponerles un ejemplo comparativo,
tienden al criterio preconcebido. Son discretos, callados, no hacen ruido. No
pretenden deslumbrar a nadie ni ser más que los otros. Los andaluces, en
cambio, son poco prácticos, absurdos, ruidosos y pasan por el mundo convencidos
de todos los falsos tópicos de pintoresquismo peninsular; "como en Andalucía no
se vive en ningún mundo". En ese sentido, programas como “Esto tiene arreglo”
empujan a estos homínidos a pensar que la caridad es la forma más desarrollada
del progreso. Con la miseria ajena, el andaluz está inmensamente contento de
haberse conocido. Si Rembrandt es el gigante de las sombras, canal sur es el coloso
de la penumbra que impide ver que ellos, y sus jefes, son los responsables de
todas las desgracias que aquejan a la república bananera que dirige el
bipartito. El andaluz medio, por tanto, es poco dado a hacer funcionar la razón.
En contraposición, el holandés es lento y espeso a la hora de improvisar, y el
andaluz es capaz de encontrar un iceberg en el desierto si le va la vida en
ello. Siglos padeciendo a tarados gobernantes inútiles le han dotado de un
sexto sentido incomparable a la hora de encontrar una solución que le permita
salvar la cabeza en el último minuto. En verdad, esta actitud es pan para hoy y
hambre para mañana, pero de hambrunas y de miserias el andaluz puede sentar
cátedra. Puede que en las provincias
rebeldes de Flandes tuviese lugar la muerte del quijotismo, pero sus rescoldos
siguen vigentes en la tierra de la chalaura. El problema es que la improvisación
no nos sacará de esta.
El Dios holandés es un ser superior que premia a los que
trabajan duro, a los que se esfuerzan, y la deidad andaluza es aquel que sólo calienta
a los ignorantes. Los neerlandeses ocupan una nación prospera y los andaluces
una región pobre. No estaría mal que, por una vez, reconocieran lo bueno que
hay en estas naciones y dejaran de mirarse el ombligo o, en su defecto, a
naciones tan esperpénticas como Venezuela o Corea del Norte. Si es que antes,
claro está, las pirañas no han terminado por devorarles del todo.
Sergio Calle Llorens
He visto este programa una sola vez. No sabía que existía, pero un amigo trabaja en él y me incitó a verlo. No le diré la verdad de lo que me pareció porque perdería su amistad. Espantoso. Los pirómanos haciendo de bomberos y la gente aplaudiendo el incendio. De locos. Si en la psoe hubiese alguien con media docena de neuronas, haría todo lo posible por acabar con esto. El circo de Roma era un espectáculo decente y edificante al lado de esto.
ResponderEliminarUna vez vi unos minutos, así de pasada, mientras desayunaba.
ResponderEliminarMe pareció verdaderamente deprimente, absurdo, lastimoso.
Sentí vergüenza ajena. Y la Toñi Moreno, dale, que dale...
¿Habrá quien tenga estómago para ver un programa entero, o para verlo todos los días?
¿Y tras todas esas miserias, no piensan exigirle nada al Gobierno de la Comunidad Autónoma más pobre de España?
Llevan ya treinta y tantos años, agarrados a la ubre, esos "mocitos"... Han tenido tiempo de hacer algo ¿no? ¿O todavía necesitan una oportunidad? Otros cuatro años, y otros cuatro años, y otros cuatro años... así hasta la eternidad.
El programa viene a demostrar dos cosas:
Eliminar1: La inteligencia jamás ha visitado Canal Sur.
2: Prueba fehaciente de las políticas loquinarias de la Junta de Andalucía.