EL BIPARTITO EN MÁLAGA

Ya he comentado en algunas ocasiones que como malagueño sólo confío en mi miembro, pues es el único que nunca me dará por detrás. La mía es una convicción resultante de tres décadas aguantando las políticas discriminatorias de la Junta de Andalucía. No esperaba nada en absoluto del bipartito IU-PSOE y, por supuesto, el tiempo me ha dado la razón en mi desconfianza.

Como los primates peninsulares que habitan el sur de España no tienen mucho tono contestatario, me veo obligado, una vez más, a resumir un año del nuevo gobierno en la república bananera de Andalucía y, más concretamente, en Málaga.

En materia de transporte el tren litoral sigue siendo un proyecto guardado en algún cajón cerca del Guadalquivir. El acuerdo sobre el metro fue roto por la consejera comunista del bipartito. Ahora pretende que el suburbano sea un tranvía en el último tramo. La bronca ha dado lugar al convencimiento de que Andalucía jamás sabrá entender las necesidades de los malagueños. Ni siquiera en materia turística donde manda un paisano, las cosas han ido mejor, pues el gangoso consejero no ha podido impedir una reducción del presupuesto y, los alcaldes costasoleños comentan que habría lactantes que llevarían la consejería con mucho más talento.

En educación y sanidad, las cosas quedan como estaban; es decir, se suspende Sine Die lo del macrohospital, y Málaga seguirá siendo la provincia con el peor ratio de camas por habitante de España. Ya nadie niega que la tierra rebelde alberga a dos millones de habitantes, sin contar turistas y visitantes, pero eso no es suficiente para que el bipartito andaluz, con sus políticas progresistas, haga algo en la sanidad malagueña. Málaga también cuenta con el triste honor de ser la que tiene más estudiantes en aulas prefabricadas. El Bipartito sigue erre que erre, más preocupado de los ERE que de hacer algo para solucionar una injusticia lamentable en la provincia que más aporta a la comunidad andaluza. Atropello que se suma a la del saneamiento integral de la Costa del Sol que, una vez más, han dejado fuera de los presupuestos.

De traca es el nuevo anuncio de convertir el Convento de la Trinidad en Biblioteca Provincial tras olvidar el Parque de los Cuentos. Una nueva estafa que sólo hace suya la prensa entregada al aplauso a medida que le van llegando las subvenciones por publicidad institucional.

En definitiva un año que ha dado para poco. Tengamos en cuenta el hecho innegable de que las políticas del Bipartito son una calcamonía de las aplicadas en otras legislaturas. Ahora lo único que tememos son los guiños dictatoriales de IU. Formación que un día apoya la dictadura de Corea del Norte y otro, ya lo verán, aboga por destruir los libros de los templarios por haber inventado éstos la letra de cambio en Europa.

 Bien mirado, creo que es mejor que el Bipartito se esté quietecito no vayan a perpetrar alguna nueva insensatez, aunque sea de forma inconsciente. Pensemos en el daño que pueden llegar a ocasionar. Dejemos a los Valderas y compañía actuar de una forma cómica y ridícula contando chistes a los niños palestinos, o inaugurando trenes fantasmas en el litoral malagueño. Todos sabemos, porque los hemos sufrido de innumerables formas, que la cultura política de la Junta ha creado parásitos y aduladores repugnantes, creando un mundo poco utilizable y sin moral.

Cuando los romanos juraban decir la verdad se apretaban los testículos con la mano derecha. De esta costumbre viene la palabra testificar. Ahora que están empezando a hacerlo y los tienen de corbata, la juez Alaya se los aprieta con ganas. Es lo único buena noticia de un año completamente perdido. Casi tanto como el cerebro de María Gámez en un congreso de mentes brillantes.

Sergio Calle Llorens