Imaginemos por un momento que los dirigentes del PP no sabían nada del tinglado que tenía montado Barcenas, que ya es mucho imaginar, y
tampoco de los sobresueldos que cobraban algunos dirigentes VIPS del partido. En
todo caso, habría que cesarles por incompetentes. Javier Arenas del que se
desconoce cualquier habilidad que no sea la de ponerse moreno, podría no haber
sabido en el bar que cenaba Barcenas, pero seguro que algo sabía de la
financiación de su formación. Este tipo de sospecha es lo que hemos aplicado al
PSOE con el caso de los hijos de Chaves o de los ERE. Quiero decir que aunque
no hubieran sabido nada de los 1000 millones de euros que les estaban tangando
los socialistas a los parados, deberían marcharse por inútiles. Por lo tanto,
no vale que los voceros de uno y otro bando se dediquen a sacar los trapos
sucios del adversario. Simplemente sabemos que todos, desgraciadamente, tienen
razón.
El problema es que la corrupción en España está tan
extendida que a los Pujol les salva el escándalo de Durán y Lleida y a éste el
de Barcenas, al cual también le echan un chaleco salvavidas con el tema de la
fundación Ideas que dirige Rubalbaca que ha pagado 600.000 euros a empresas de
amigos y familiares de altos cargos del PSOE. Algo que prohíbe la
Ley General de Subvenciones en su artículo
29.7. Está por ver, por supuesto, quién salvará a Barcenas y Valenciano con una
nueva fechoría que tape las suyas. Estamos ante una reedición del programa
Salvados pero menos sectario pues todos los partidos, de diestra o siniestra,
tienen esqueletos escondidos en sus armarios.
Una dificultad adicional es la lentitud de la justicia que
suele juzgar a los culpables cuando éstos están viviendo un retiro de lujo
mientras, ¡ay que joderse!, la mayoría de los españoles tiene que conformarse
con sueldos miserables. Confiar en estos sinvergüenzas es como poner tu vida en
manos de la bruja Avelina. Por eso, igual que nunca he entendido a los hombres
a los que les gustan las mujeres con las piernas bonitas, y luego es lo primero
que apartan, tampoco llego a comprender que alguien aparte el sentido común a
la hora de elegir a esta tropa. Y encima, pensar que ya estamos fuera de
peligro.
La realidad es que ellos están salvados de la acción de la
justicia y el linchamiento sólo se da en las redes sociales. Aquí los únicos
condenados somos aquellos que vivimos saqueados por los gobiernos regionales,
por los sindicatos y por la madre que les parió a todos. La casta política ha
pensado que íbamos a respetarles por los siglos de los siglos, sin embargo,
nuestra paciencia se ha agotado. Y cuando la justicia nos deja huérfanos y
ellos siguen metiendo la mano, el pueblo puede comenzar a asaltar sus palacios de invierno. Y un
español con una espada o un cuchillo en la mano, es mucho español.
Sergio Calle Llorens
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