EL METRO AVIVA LA GUERRA

Las declaraciones del Presidente de la Junta de Andalucía en las que coloca a los suburbanos granadinos y malagueños como prioritarios, fíjense, por encima de las otras líneas del metro de Sevilla, ha desatado una tormenta que, sin ningún género de dudas, viene a mostrarnos la verdadera cara cainita de esta región. Si no me creen, lean los comentarios que dejan los habitantes de las distintas provincias sureñas en esta guerra encubierta entre andaluces. Un conflicto que comienza el día en el que se elige a Sevilla como capital de la región, descartando a Antequera situada en el centro del territorio. Desgraciadamente, los andaluces no sopesaron las desventajas de esta decisión, como si hicieron los vascos al elegir Vitoria y no las capitales de provincia más grandes. Posteriormente el tiempo ha demostrado que Sevilla ha jugado con cierta ventaja a la hora de las inversiones; Exposiciones universales, estadios olímpicos, cercanías, tranvías, puentes millonarios y un sin fin de proyectos que han sido criticados en el resto de las provincias. Sin duda, el asunto de la capitalidad ha jugado a favor de la ciudad de la Giralda, pero también en su contra. Como también lo ha hecho contra el PSOE cuyas siglas se identifican con un partido sevillano que ha sido barrido del resto de provincias. En Málaga, por poner un ejemplo ilustrativo, no hay ninguna población costera en manos de los del capullo. A todos los malagueños nos rechinan los oídos cuando oímos hablar del saneamiento integral de la Costa del Sol o del tren litoral, y aunque cueste creerlo, en la provincia rebelde se considera un acto de lesa traición votar a los socialistas. Hasta aquí los hechos vistos desde una perspectiva mediterránea.

Sin embargo, aunque cada vez son más voces las que piden mayor protagonismo de las otras provincias, otra cosa bien distinta es acusar a Sevilla de todos nuestros males. Y eso lo escribe alguien que jamás ha creído en la autonomía andaluza y, perdonen mi sinceridad, no me siento muy cómodo en la piel andaluza tras décadas de centralismo. Pero volvamos al tema que ha desatado una nueva batalla entre andaluces; el metro. Verán, los sevillanos han sido víctimas de esa tendencia que quiere centralizar todo en su ciudad, de ahí que construyeran un metro para unir Dos Hermanas con San Juan de Aznalfarache, y éstas con el centro. Ya saben, el dichoso centro, olvidando Sevilla-este que es la zona más poblada. Así que es normal que los hispalenses quieran ampliar su red de metro para poder moverse por su ciudad. No seré yo quien les lleve la contraria en este punto. Sin embargo, el resto de provincias también existen. Granada merece cerrar sus zanjas y Málaga tiene unos dos millones de personas en su provincia que nadie reconoce, y eso unido al ser la primera en el número de turistas, hace recomendable desarrollar la red de metro y el tren litoral que una y vertebre la provincia que aporta el 25% de los ingresos de la Junta. Con lo cual es de justicia histórica que se terminen las líneas en Málaga y Granada antes de acometer el resto de las sevillanas. Eso sí, esperemos que algo mejores que la construida en la actualidad, porque les recuerdo que el informe realizado por el Real Cuerpo de Bomberos de Sevilla concluía, tras analizar la línea” que en caso de accidente, morirían todos los viajeros”.

Lo sorprendente no es la polémica suscitada por las palabras de Griñán, sino que sea precisamente el PP, en la boca de Zoido, el que haya puesto el grito en el cielo al acusar a la Junta de discriminar a Sevilla, ninguneando los otros suburbanos. El Alcalde de Sevilla da dinamita a aquellos que afirman que independientemente de quien gobierne Andalucía, la Andalucía oriental vive bajo el yugo de los intereses del valle del Guadalquivir. Creo que acierta el portavoz socialista en el parlamento andaluz, Francisco Álvarez de la Chica, al criticar el “desaire” que, a su juicio, ha realizado el edil sevillano y presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, a los proyectos del metro de Málaga y Granada. Ciudades que “aspiran legítimamente a tener sus líneas de metro para resolver sus problemas de movilidad”.

A nadie se le debe escapar el hecho de que el anuncio de Griñán tiene un marcado carácter electoralista en los territorios que quiere recuperar para los chicos de los ERE. Como tampoco podemos pasar por alto la torpeza de alguien que aspira a representar a los andaluces en su conjunto. No es que Zoido” no entienda a los andaluces”, sino que Sevilla y sus políticos no han llegado a comprender al resto de provincias y, mucho menos, sus necesidades.

Tal vez hoy sea un buen día para hacer algo de pedagogía. Verán, la población real de Málaga, el motor económico de Andalucía, es de 2.182.971 personas, según un estudio realizado por la Sociedad de Planificación y Desarrollo (SOPDE), que refleja también que la provincia soporta una carga de 560.000 habitantes correspondientes a la diferencia entre los datos del padrón y la población real. A estos datos hay que sumarles la ocupación media diaria en temporada turística en unas 300.000 personas, por lo que la población real de Málaga asciende a 2,4 millones de almas en verano. Números que por sí solos justifican líneas de metro, tren litoral, centros hospitalarios y nuevos centros de enseñanza. Si Sevilla quiere seguir mirando para otro lado, Málaga seguirá soportando el 25% de la carga de población de la taifa andaluza, y eso repercutirá negativamente en las arcas de la Junta de Andalucía. Me temo que es esto último lo que ocurrirá, y eso supone que el tren andaluz vaya a descarrilar en la próxima estación. Ya me estoy imaginando la escena, banderas andaluzas por doquier, el himno de Blas Infante y miles de ciudadanos abandonando los vagones en busca de un nuevo tren que les lleve directamente al futuro. Y ese tren, tal vez, se llame segregación. Para algunos será un réquiem, para otros música celestial.

Sergio Calle Llorens