EL METRO DESDE DUBLÍN

Cruzo el corazón del viejo Dublín para adentrarme en las entrañas del Trinity College. La universidad más antigua de Irlanda. Me acomodo en la biblioteca, gran templo del conocimiento, para saborear la magia del lugar donde se hallan joyas como el libro de Kells. Allí me espera una vieja amiga irlandesa, docta en lenguas celtas. Está radiante, como siempre, a pesar de los diez años de duro matrimonio con su chico de toda la vida. Cuando se casó, estaba convencida, pobre ilusa, de que aquel amor era una cuestión de química, aunque yo siempre fui de la opinión que lo de la química se debía a que ambos compartían la misma medicación. Lo sigo pensando. El caso es que fuimos a comer al church restaurant, en la calle Jervis, no lejos de los muelles. El ágape corría de su cuenta.

 Liam, su marido, no es un hombre muy inteligente, pero trabaja en el Luas, que en gaélico significa velocidad. Término elegido en la capital irlandesa para sus tranvías. Eso le da derecho, al parecer, a considerarse el mayor experto en transportes ferroviarios del mundo. Por eso, siempre que nos vemos, me pregunta por el metro de Málaga. Ese suburbano que según la Junta de Andalucía  iba a inaugurarse en 2009, hasta que  la fecha de apertura pasó a la mágica cifra del 11/11/2011. Cuentan las malas lenguas que cuando el director del metro, señor Salvo hizo el anuncio, estaba algo mamado.  Algunos añaden, incluso, que lo hizo por teléfono, con el rumor del mediterráneo de fondo mezclado con las voces de unas pilinguis que mentían sobre el tamaño de su cerebro de biólogo.

 El caso es que el amigo Liam, me habla del nuevo anuncio del gobierno regional de abrir la línea en 2013. El muy cabrito me acerca un informe donde se afirma que las obras del metro se acercan a su final. Leo que la línea 2 está prácticamente concluida, y los trabajos de la línea 1 concluirán este verano. Aunque el irlandés tiene menos conocimiento de la lengua española que Chaves de oratoria, me asegura, con su horrible acento de Cork, que los túneles de la línea 2 están al 50% de su conclusión. Le dejo hablar y me fijo en sus ojos que son tan saltones como las tetas de su señora. El tema empieza a aburrirme. A veces pienso que Dios me putea mandándome a estos tipos por simple diversión. Afortunadamente, mi amiga acude al rescate poniéndome al día de las hazañas de amigos comunes. Poco a poco, la tarde se deja conquistar por el crepúsculo, lo que aprovecho para dar un paseo por la ciudad en la que tanto amé. Sigo los pasos de Stephen Dedalus, que es lo mismo que decir de James Joyce. Atravieso Grafton Street para detenerme por una vieja melodía tocada por un busker excelente, y llego a St Stephen Green donde me llegan ecos de las hazañas de Michael Collins.

 Descanso, por fin, en una casa de Belfield, donde comienzo a pensar de donde habrá sacado el amigo Liam la información del suburbano malagueño. Miro en Internet y por fin encuentro la solución al enigma. Un artículo de la Gaceta de los Pirados- más conocida por la opinión de Málaga- un trabajo copiado y pegado por el salta charcos irlandés. Entonces me viene a la mente una idea; si el metro sigue en construcción y todavía están algunos túneles al 50% de ejecución, y las estaciones no están terminadas, ni siquiera las que van en superficie, ¿cómo coño pretendían entonces abrirlo el pasado noviembre? La respuesta hay que hallarla, permítanme que les ilumine, en el engaño monumental orquestado y dirigido por la secta socialista andaluza. De hecho, les invito a que visiten la página oficial del suburbano malagueño. Comprobarán que no actualizan las fotos desde abril del 2011.

 Así que la justificación para no abrir las líneas en la fecha citada, no se debe a que no era rentable, sino a que no estaba terminado como muy bien apunta su hoja parroquial semanal. Por consiguiente, puedo afirmar que no porque todo el mundo crea la mentira de los socialistas referida al metro, la convierte en verdad. Incluso yo, en la distancia, acierto a vislumbrar que la Junta trató el tema de la apertura como reclamo electoral. Algo que creyeron, otra vez, los que estaban convencidos de antemano. Esos que prefieren que les mientan a afrontar la verdad, los mismos cobardes que anteponen un embuste que les haga reír, a una verdad que les haga llorar. Son, en resumidas cuentas, como aquellos padres que piensan que el profesor de sus hijos es un hideputa por  no dar por buena las delirantes respuestas de sus vástagos. Doy fe que esos padres existen. Una vez, sin ir más lejos, uno de esos señores me dijo que no entendía que le hubiese suspendido  historia a su hijo. Total porque ante la pregunta; ¿dónde se firmó la declaración de independencia americana? El lumbreras contestó que al final de la página. Y hablando de independencia, algún día me gustaría que alguien me indicara, si es posible, el momento en el que los andaluces consiguieron independizarse, y por completo, de la diosa inteligencia. Tal vez, encuentre la solución aquí, en Irlanda. Puede que para entonces, ya funcione el metro. 


Sergio Calle Llorens