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jueves, 8 de septiembre de 2011

GARBO


En el cuartel general de la 101 división aerotransportada, en Newbury, el comandante supremo, General Dwight Eisenhower, miraba con desazón como los aviones empezaban a despegar. Había hablado con los soldados antes de partir. Los expertos militares le habían asegurado que en el asalto, las unidades sufrirían un 85%de bajas. Ike, el gran general norteamericano, estaba impresionado. Sabía de la trascendencia del momento, y ni siquiera el ruido ensordecedor de los aviones poniendo rumbo a las playas de Normandía, pudo sacarle de sus pensamientos lúgubres. Aquellos muchachos que iban a intentar liberar a Europa de la tiranía, tenían una cita con la historia aquel 6 de junio de 1944. El espectáculo era grandioso, y Eisenhower lloraba. Muchos de esos soldados no habrían de volver jamás. Al fin, cuando el rugido de esas fortalezas volantes dejó atrás Inglaterra, una luz pestañeó a la flota. Eran tres puntos y un guión: La V de la victoria. Pero para que la victoria llegara, un hombre al que los servicios secretos británicos bautizaron como Garbo, tenía que convencer a los nazis de que todo aquella operación, no era sino una gran maniobra de distracción, y que la gran invasión tendría lugar en Calais. El hombre en cuestión, era un agente doble, español, sin cuya participación en la operación, el desembarco y la derrota alemana no se habrían producido. Su historia envuelta en el misterio, comienza en Barcelona muchos años antes.


Primeros Pasos



De padre gerundense y madre granadina, Garbo vio la luz en la ciudad condal. Su infancia y juventud transcurrieron sin grandes sobresaltos, aunque le tocó vivir la semana trágica de 1909 en Barcelona. Tras algunos trabajos, obtuvo el título de avicultor en la Real Academia de Avicultura de Arenys de Mar. La verdad es que podría haber optado por trabajar en las fábricas textiles de su padre., pero desde pequeño, nuestro amigo sintió la llamada de la aventura, y prefirió andar su propio camino. En 1933 fue llamado a filas. Su destino el 7 regimiento de artillería ligera, en el cuartel de las atarazanas. Poco después de licenciarse, murió su padre, y la vida cómoda y segura del hogar familiar se transformó en otra bien distinta llena de penalidades. La precaria situación económica del momento le empujó a emprender, junto a uno de sus hermanos, algunos proyectos empresariales. Desgraciadamente para él, todos fueron un rotundo fracaso. Aunque lo peor estaba por llegar, en forma de enfrentamiento civil.


Guerra Civil



El 18 de julio de 1936, un grupo de militares se rebela en África. El golpe, mal preparado y con pocas posibilidades de triunfar, se convierte en cierta amenaza para el moribundo régimen de la República. Garbo es movilizado en calidad de Alférez, aunque desde el primer momento tuvo claro que desertaría a la primera ocasión. No estaba dispuesto a participar en una lucha fraticida. No obstante, fue su hermano el primero en hacerlo, tras protagonizar una huida en la nieve. Su hermana, que estuvo presa porque su nombre figuraba en una lista parroquial de mozos que iban a realizar una excursión al Monasterio de Montserrat- Sinónimo al parecer de ser una fascista empedernida- pudo escapar también. Los dos hermanos buscaron refugio en casa de un familiar, mientras Garbo hacía lo propio en la de su novia, hasta que fue detenido. Un hombre, que pertenecía a la organización clandestina Socorro Blanco lo liberó. Nunca llegó a conocer nuestro héroe, la identidad de su libertador. Lo cierto es que pudo refugiarse en el domicilio de un amigo, con la que convivió dos años. Hastiado de la situación, decidió abandonar la seguridad del domicilio y salir a la calle. Se unió a la UGT., que por entonces necesitaba técnicos para gestionar granjas avícolas. Fue destinado a una de ellas, concretamente a San Juan de las Abadesas, desde donde pretendía huir a Francia. Pero la detención de un grupo intentando pasar la frontera, alteraron sus planes. Ahora, su plan consistía en pasarse a la España franquista. Por ello, renunció a su cargo en la granja avícola. Regresó a Barcelona y allí se presentó en la oficina de reclutamiento con documentación falsa. Tras dos semanas de instrucción, fue enviado al frente donde la situación del ejército republicano era desesperada.

En los primeros días de la batalla del Ebro, en una noche de luna llena, inició una fuga desesperada hacia las posiciones franquistas. La huida fue muy accidentada, y varias veces fue tiroteado, hasta que pudo esconderse en unos cañaverales, entre la corriente y la orilla. De pronto, arribó una patrulla que lo buscaba para matarlo. Garbo rezó todo lo que sabía, mientras los soldados fumaban tranquilamente aprovechando que la diosa luna se hallaba escondida entre unas nubes. Fueron unos momentos eternos, hasta que sus perseguidores decidieron volver, y dar por concluida la búsqueda. Garbo los vio marchar. Una vez más, la fortuna estaba del lado del hombre que iba a convertirse en "el mejor espía del siglo XX". Finalmente, y tras meter sus botas y las granadas en el hueco de un viejo árbol, empezó a trepar por una ladera, hasta que una voz casi le hace caer pendiente abajo. "No te asustes muchacho, que salimos a buscarte, estás a salvo". Aquella noche, Garbo fue muy bien tratado en la zona nacional, hasta que fue conducido a un campo de trabajo para ser interrogado. Las autoridades franquistas sospechaban, que entre los desertores, se colaban agentes del enemigo. Su situación mejoró mucho cuando un sacerdote amigo de la familia, llamado Celedonio, le ayudó a salir del campo. El cura, estaba agradecido por haber sido salvado por la familia de Garbo al esconderlo en el domicilio familiar . Por la intervención del religioso, pudo pasar los últimos meses de la guerra en la retaguardia, como soldado franquista. En ese tiempo conoció a una gallega de Lugo, Araceli González, con la que se casó.


La Ideología de Garbo



Garbo nunca ocultó las pocas simpatías que la República le provocaba. De hecho, fue testigo de las atrocidades acometidas en la zona republicana en los años previos a la guerra. Había visto también, como los comunistas y anarquistas sembraban el terror en la ciudad condal durante el conflicto. Pero al llegar a la zona franquista, se dio cuenta de que las cosas no eran mucho mejores, por lo que se desencantó rápidamente. Garbo era un demócrata que detestaba tanto a los comunistas como a los fascistas. Su modelo era el parlamentarismo de Gran Bretaña. Era, en definitiva, partidario de una democracia plena, donde como dijo una vez Winston Churchill: " cuando alguien llama a tu casa a las dos de la mañana, sólo puede ser el lechero". Garbo iba a prestar todo su talento en que el Reino Unido no fuese barrido por la barbarie Nazi, y los aliados ganasen la guerra.


Nace Garbo


Acabada la guerra, consigue un trabajo en Madrid, en el hotel Majestic, irónicamente donde se habían alojado los solados de las Brigadas Internacionales. En el hotel, unos clientes contactaron con él para que les consiguiera Whiskey. Nuestro amigo se ofreció a realizar las gestiones en Portugal, por lo que les pidió un pasaporte. A los huéspedes no les fue muy difícil realizar las gestiones pertinentes. Garbo ya tenía pasaporte, lo que le vendría muy bien en su misión. Viaja al país luso, y una vez allí ofrece sus servicios a los británicos, que no atienden sus peticiones. No se desanima y cambia de estrategia, ofreciéndose ahora a los servicios secretos germanos. Éstos también dudaron del español, pero una vez vencidos sus temores iniciales, decidieron contar con sus servicios. La Abwenr tenía entonces en España a 250 agentes, 2000 colaboradores y un presupuesto mensual de 100 millones de pesetas, lo que dice muy a las claras, la importancia que le daban a su sección española.
El almirante Canaris dirigía la contrainteligencia germana. Sus tres secciones se ocupaban del espionaje, el contraespionaje, la desinformación y los actos de sabotaje contra los intereses aliados. Las razones por las que contrataron al español, a pesar del número de agentes son simples. En primer lugar, Garbo tenía un currículo de soldado franquista, y su historial ilustraba que había abandonado la España republicana en plena guerra. Pero es que además, nuestro hombre ofrecía trabajar como espía en el mismismo corazón del Imperio Británico. Evidentemente, Garbo iba de farol, y en un principio ni siquiera tenía intención de cruzar el canal de la Mancha. Pero los acontecimientos le forzarían a ello. Garbo, después de muchas entrevistas en las que interpretó el papel de nazi convencido, terminó venciendo la desconfianza de sus interlocutores. Especialmente de Federich Knappe, un alemán con alma de español con el que congenió desde el principio, y que se convertiría en su instructor. En poco tiempo, Garbo aprendió los secretos de la tinta invisible y de los códigos cifrados. Antes de su ficticio viaje a Inglaterra, escucha de boca de Zulenthal-el superior de Federic- los últimos consejos. Los alemanes le proporcionan un frasco de tinta invisible , un código cifrado y 2000 dólares. Su aventura no acababa más que comenzar. Había logrado engañar a los alemanes, ahora le tocaba convencer a los británicos de que sus intenciones son genuinas.

Pero los súbditos de su graciosa majestad iban a ser un hueso mucho más duro de roer. Además, Garbo no sabía hablar inglés y no tenía ninguna experiencia en el mundo del espionaje. Por si fueran pocos los motivos para descartarle como agente, los ingleses recibían miles de ofrecimientos de ciudadanos en todo el mundo. La mayoría provenía de aventureros, en el mejor de los casos, y de espías dobles trabajando para Alemania, en su gran mayoría. Pero Alario, o Arabal como era conocido en el ABWEHR alemán, iba a conseguir que los sucesivos rechazos ingleses se transformaron en un intento desesperado por localizarle. Pero no adelantemos acontecimientos.

Arabal se encuentra en Portugal, desde donde debe manar informes creíbles sobre Inglaterra. Un país del que desconoce casi todo, incluida la lengua. Además, debe tratar de convencer a los británicos. Para lo primero, escribe con tinta invisible sobre su falso viaje a Londres en la British Overseas Airways Corporation, en un avión alquilado a la compañía holandesa KLM. Garbo afirma que un piloto de la compañía llevaba sus cartas desde Londres a una oficina postal de Lisboa, y de allí a las direcciones de los colaboradores del Abwher. El engaño da resultado. Para lo segundo, ni su mujer, ni él tuvieron el más mínimo éxito.


Códigos Cifrados


Garbo usa un código bastante simple para cifrar sus mensajes. Sucesiones de cinco letras separadas por una X. En sus primeros mensajes sólo cifraba las palabras claves, pero más tarde fue perfeccionándolo el método. Garbo centró todos sus esfuerzos en documentarse. Se hizo con una guía turísitica de Gran Bretaña, con un diccionario de francés e inglés de términos militares, y con una publicación portuguesa actualizada sobre la flota británica. Leía la prensa inglesa a diario y con toda esa información inventaba sus informes. Es admirable que pudiera engañar a los alemanes. Sus misivas sobre la industria de guerra, o los ejercicios de tropas aderezados con detalles de la vida cotidiana de las ciudades británicas, sin que sus controladores se dieran cuenta del monumental fraude, constituyen todo un hito en el mundo del espionaje.

La situación, no obstante, se alejaba de ser ideal. De hecho, Garbo se sentía abatido por el continuo rechazo inglés. Sabía que era cuestión de tiempo que lo descubrieran, por lo que viéndose en un callejón sin salida, viajó a Madrid. Una vez en la capital de España, volvió a visitar la Embajada británica. Pero ni siquiera mostrando un microfilm que mencionaba el ataque de Japón, y otro posible a Hong Kong, semanas antes de que se produjera, logró que dieran su brazo a torcer. En aquellos momentos de desesperación, pensó en dejarlo todo y huir a Sudamérica, pero la suerte, como aquella fría noche en la que escapó al lado franquista, iba a hacerle otra visita de cortesía.


Mensaje Salvador


En marzo de 1942 Garbo envió una carta anunciando la salida de un Convoy de cinco navíos desde Liverpool, dirección Malta. Isla que sufría los ataques de la aviación Germano italiana. La base estratégica del mediterráneo esperaba con ansias la llegada de refuerzos para socorrerles. El mensaje sobre el falso convoy movilizó a la marina alemana, enviando una flotilla de submarinos al este de Gibraltar. Los italianos movieron ficha desplazando a Cerdeña a torpederos italianos. Pero el convoy no llegó nunca a su destino. Sin embargo, los alemanes atribuyeron el error a la proverbial ineficacia de la aviación italiana, cuyos aviones no habían podido localizar a la flotilla, pero nunca desconfiaron de su agente Arabal, nuestro Garbo.

Nuestro compatriota que llevaba 8 meses viviendo en Lisboa, había creado una red falsa de agentes colaboradores en el Reino Unido. Pero fue un mensaje, sin intención, lo que provocó que los servicios secretos ingleses se movilizaran para encontrar a Arabal, cuya influencia sobre los alemanes acababa de ser más que demostrada.


La Búsqueda de Arabal



Los ingleses conocían desde el principio de la presencia de un espía español en territorio británico. Sin embargo, decidieron no actuar para no desvelar que sus servicios de inteligencia podían descifrar sus comunicaciones- 1- Enigma. Además, la mayoría de los agentes nazis habían caído en las islas, y los que quedaban eran agentes dobles. Pero ahora, Arabal era una prioridad absoluta para Scotland Yard y los servicios secretos del Reino Unido. Finalmente pudieron cerciorarse de que la identidad del español, cuyos informes parecían desconocer la realidad británica, pero que tenían gran influencia en Madrid y en Berlín, coincidía con la misma persona que residía en Lisboa. El mismo que había ofrecido sus servicios como Agente doble. Cuando fue contactado por el agente Eugene Risso- Gil- británico de origen maltés- tuvieron un primer encuentro en una terraza de un café del paseo marítimo de Estoril. Después de las desconfianzas iniciales, el español aceptó la propuesta del agente. Sería trasladado al Reino Unido sin demora por un pequeño hidroavión desde Gibraltar. Por fin, las reticencias británicas habían sido vencidas. Probablemente y mientras veía como la vieja piel de toro se hacía cada vez más pequeñas, el zorro catalán pudo esbozar una pequeña sonrisa de satisfacción. Había conseguido lo que tanto quería desde el principio. Tenía una cita con el destino que le inmortalizaría como Garbo, "el mejor espía del siglo XX. Su papel en la misión ayudaría a llevar a buen puerto el mayor desembarco anfibio de la historia mundial: El desembarco de Normandia; que constituiría el principio del fin de una de las páginas más tristes en la historia de la humanidad. Para vergüenza de Alemania y del mundo entero.
La Red Garbo

Garbo llegó a Plymouth- Inglaterra el 24 de abril de 1942. Hacía frío en la Terminal de hidroaviones de Mount Batten, pero en su interior sentía una sensación de triunfo y bienestar que se mezclaban con sus deseos de aventura. Al pisar suelo inglés fue saludado en español por Thomas Harris, un británico de madre española, y por Cyril Mills, canadiense. El Mi5 tras entrevistar al español, lo instaló en una vivienda en Hendon- Norte de Londres- Finalmente los ingleses se convencieron de que nuestro hombre no era un agente doble y le propusieron trabajar desde Inglaterra. Garbo aceptó. Harris le proporcionó documentación falsa a nombre de Juan García y una tapadera laboral como traductor en la BBC, aunque por entonces no hablaba bien la lengua de Shakespeare, y tuvo que tomar clases por la tarde. Además consiguió que los servicios secretos británicos trajeran a su mujer y a su hijo a vivir con él en el Reino Unido.

Así comenzó a operar desde Inglaterra, bajo la supervisión de un controlador. En las primeras semanas su teléfono estaba pinchado y nunca pudo usar tinta invisible sin la presencia de un agente inglés. El español tomó estas medidas como lógicas y naturales, y poco a poco se fue ganando la confianza y el respeto de sus empleadores. El de Barcelona con la ayuda de Harris crea una red falsa de espionaje, llegando a tener hasta 27 miembros, cada uno con una personalidad y unas pretensiones diferentes. Los había nacionalistas galeses radicales, buscavidas, amantes del dinero, y colaboradores que desconocían el verdadero destino de las informaciones. Garbo redactó 423 cartas, la mayoría con tinta invisible. La red Garbo tuvo un una influencia extraordinaria en los servicios secretos del tercer Reicht. Por si fuera poco, los alemanes financiaron a los inexistentes agentes que operaban en el Reino Unido.

Para entender el éxito de Garbo, hay que destacar que la totalidad de los espías alemanes habían caído, por lo que los informes del español no podían ser corroborados por otros agentes sobre el terreno. Además, los británicos ya habían adquirido la experiencia necesaria en diferentes operaciones con agentes dobles. Por lo que podemos concluir que el de Barcelona llegó en el momento oportuno para ejecutar un plan que cambiaría la historia de la segunda guerra mundial.



La Operación Fortitude



La red Garbo trabajó con el objetivo de hacer creer a los alemanes que los aliados pretendían invadir Noruega y abrir un segundo frente en algún lugar de la costa occidental. Fortitude north era el plan aliado para atacar desde Escocia. Los agentes de la red enviaban informes de la presencia de 8 divisiones del 4 ejército británico, que en combinación con 3 regimientos de Rangers atacarían el país escandinavo. Fortitude South consistía en la supuesta invasión de Francia, por el paso más cercano a las islas británicas: Calais-el camino más corto hacia Alemania- Así mientras los aliados se preparaban el desembarco de Normandía, los inexistentes espías centraban sus informes en el first United States army group; un ejército comandado por el General Bradley. A veces, para hacer más creíbles los informes, fingían que alguno de sus agentes había sido arrestado por la policía. Dificultades y problemas que hacían más convincentes las actuaciones de los agentes de la red. Pero para los servicios secretos británicos, el engaño debía continuar una vez hubiera comenzado el desembarco. Sólo de esta forma la segunda fase de la operación Fortitude podía tener éxito. Para mantener la credibilidad del grupo de Garbo, los aliados decidieron que había que radiar el mensaje anunciando el desembarco unas horas antes del mismo, lo que no afectaría el éxito de la misión.


Overlord


El mal tiempo en el canal de la Mancha obligó a retrasar un día el desembarco un día. Esa noche, poco antes de las nueve y media, los mandos superiores de Eisenhower se reunieron en la biblioteca de Southwick house, sólo Montgomery no vestía el uniforme. Había 12 oficiales en la sala. El comandante de las fuerzas aliadas tras escuchar el parte meteorológico, conversó con cada uno de sus comandantes y dijo: Ok, We will go. El martes 6 de Junio, pasaría a la historia como el Día D.

Esa misma tarde, Garbo, Harris y el operador de radio Almura estaban acompañados por el coronel Robertson, que quería estar presente en un momento tan trascendental. La estación centro de Madrid intercambiaron mensajes sobre cuestiones técnicas, que nada tenían que ver con la invasión. A las doce, y de forma misteriosa, la radio dejó de emitir. La tensión se podía sentir con toda su intensidad. Garbo se movía inquieto de un lado a otro de la habitación. A cientos de kilómetros, las tropas aerotransportadas subieron a los aviones y a Eisenhower se le llenaban los ojos de lágrimas al verlos partir. Comenzaba la operación Overlord.


Unos 156.000 hombres de diferentes nacionalidades tenían la determinación de abrir un segundo frente en Europa, que les llevara al corazón de Alemania y a la victoria. Para lograrlo, el ejército estadounidense atacaría las playas de Omaha y Utah, mientas que el ejército británico haría lo propio en Gold, Juno y Sword. La inquietud y nerviosismo que tenían los soldados al dirigirse a sus puntos de desembarco, era compartida por Garbo y sus mentores que trataban de enviar el mensaje aplazado del día anterior. Pero la radio del Abwehr no respondió. A cada intento, la respuesta era un inmenso silencio. La comunicación había sido fijada para las tres. ¿Qué había podido pasar? A esa misma hora, los buques navegaban hacia las playas de Normandía. Mientras, en Ste- Mere- Eglise, la señora Lerault oyó el sonido de aviones que se acercaban. De pronto, las baterías antiaéreas alemanas abrieron fuego y unos segundos más tarde el estruendo cesó. Un extraño aleteo le empujó a mirar al cielo, y pudo ver a un paracaidista que, por un momento, le tapó la luna. Se trataba del soldado Robert Murphy, perteneciente al 505 regimiento de la 82 división aerotransportada. El americano de tan sólo 18 años, sacó rápidamente su cuchillo, cortó las ligaduras, que le sujetaban a su paracaídas y se puso de pie. La francesa y el americano se miraron. La anciana no podía moverse ante aquel ser que parecía venir de otro mundo, entonces Murphy se llevó un dedo a sus labios y haciendo un gesto de silencio, desapareció en la oscuridad de la noche. El día D había comenzado. "Sólo tendréis un amigo cuando estéis allí, Dios" había advertido el General de Brigada Jim Gavin. Y no le faltaba razón. Muchos de los paracaidistas tomaron tierra en lugares más alejados de sus objetivos, otros se ahogaron en las zonas inundadas por los alemanes. Tenían una hora escasa para señalar sus objetivos para el asalto del ejército aerotransportado. Los nazis gritaban Fallschirmajer (paracaidistas). A pesar de las dificultades, consiguieron preparar el escenario para la gran batalla.


El General Pemsel estaba de pie ante sus Generales: " Caballeros, estoy convencido de que al amanecer tendremos la invasión encima". Por ello, era importante que Garbo convenciera a los nazis de que todo aquel desembarco era una maniobra de distracción, y que la verdadera invasión tendría lugar en Calais. Estaba a punto de amanecer, y los aliados habían logrado confundir al enemigo cortando sus comunicaciones y bloqueando ambos flancos del área del desembarco, evitando, por tanto, la llegada de refuerzos. Habían invadido Francia desde el aire. Ahora esperaban la llegada del grueso de las tropas. Los americanos ya estaban a 20 kilómetros de las playas. Los hombres iban a morir por miles. Pero antes de llegar a su destino, debían luchar contra la marea y los vómitos. Finalmente, las lanchas besaron las playas y comenzó el baile. Un baile de muerte y sufrimiento, donde debían luchar por sus vidas. En la playa Omaha ocurrió un verdadero desastre. Aquí, los alemanes habían concentrado sus defensas para proteger las salidas que llegaban a Vierville y Colevilles. Compañías enteras aniquiladas. Sangre, muerte y sacrificio, como lo describió un soldado superviviente.


Mientras tanto Harris, Garbo y Heines se turnaban frente a la radio. El español pensó en su familia, en España, y en los miles de soldados que a esas horas morían en tierras francesas. Empezó a cuestionar y a cuestionarse. Las dudas le corrían por dentro. A su cabeza acudían miles de pensamientos de forma desordenada, hasta que las dos horas después de iniciarse el desembarco, la radio comenzó a dar señales de vida. Redactó un comunicado durísimo en el que acusaba a sus interlocutores alemanes de falta de profesionalidad. El mensaje de Garbo dio sus frutos, y tras las disculpas de sus empleadores nazis en Madrid, pudo saber que los alemanes desconocían lo que estaba pasando realmente, y si se trataba de la verdadera invasión. Pero los alemanes si sabían que el desembarco iba a tener lugar; de hecho el Abwehr había descubierto que la resistencia francesa esperaba un poema de Paul Verlain. Era la canción de otoño: " Les sanglot longs des violins de l'autonme" avisaba a la resistencia que la invasión estaba próxima. La segunda parte del poema: " blessent mon coeur d'une languer montone", se emitiría 48 horas antes de la invasión. La contraseña, conocida por la inteligencia alemana, hizo saltar todas las alarmas al oir el poema en un programa de la BBC. Pero aunque se mandó un mensaje urgente al cuartel general de Hitler, los miembros de la raza aria elegida por dios, no tuvieron a bien darle la importancia que merecía


Churchill mete la pata


Los alemanes estaban convencidos de que con un tiempo tan horrible, la invasión no tendría lugar en aquellas fechas. Incluso Rommel abandonó su puesto de mando para dirigirse a Herrlinger (Alemania), y celebrar el cumpleaños de su mujer. Ni siquiera el poema de Verlaine les convenció de lo contrario: "Sería absurdo pensar que los aliados iban a anunciar lal invasión por la BBC. Pero también cometieron errores de bulto los aliados. El más importante lo protagonizó el premier británico, Winston Churchill, que llevado por la euforia, anunció en el parlamento que esa mañana se había producido el primero de una serie de desembarcos en territorio europeo. Garbo y Harris temieron que todo se fuese al garate, y que los alemanes que se habían tragado el anzuelo, lo soltaran por miedo a morir ahogados. Debían seguir haciéndoles creer que el ataque sobre Calais era real, y que Normandía era una operación de distracción. A las ocho de la tarde, Garbo envía un mensaje a los alemanes en el que informa sobre la reacción británica al inicio del desembarco. El 8 de junio envió un mensaje que iba a cambiar el curso de los acontecimientos; pero antes les anunció que sus agentes le habían proporcionado los informes más importantes desde su llegada al Reino Unido. La estación centro debía estar preparada para recibir el mensaje. Las vidas de miles de soldados aliados fueron salvadas por el siguiente texto:

"Para los informes mencionados está perfectamente claro que el actual ataque es unan operación a gran escala pero con carácter de divergencia, con el fin de crear una fuerte cabeza de puente para distraer al máximo de nuestras reservas en el área de acción y retenerla allí con el fin de dar el golpe en otro lugar con éxito asegurado. No me gusta opinar nunca si no tengo razones de peso que justifican mis aseveraciones. Así pues, el hecho que estas concentraciones que están en el sureste y este de la isla están en la actualidad intactas debe en tenerlas reservadas para realizar con ellos otras operaciones de envergadura. Los constantes bombardeos que sufre el área del Paso de Calais y la situación estratégica de estas fuerzas hacen que sospeche de ataque a aquella región francesa, ruta a la par más corta para su ilusionado objetivo final, o sea Berlín."

Aunque parezca mentira, los alemanes se lo tragaron todo y no enviaron refuerzos a Normandia. Rommel resistió lo que pudo, pero acabó claudicando, a pesar de los heroicos esfuerzos de sus soldados. El mensaje de Garbo paró, de facto, la gran contraofensiva alemana mientras las fuerzas aliadas consolidaban sus posiciones en las playas normandas. Incluso como reconoció el General el mariscal de campo Keitel en el tribunal de Nuremberg : " Hay noventa y nueve posibilidades de cien de que este mensaje fuera la causa directa de la contraorden". Asimismo el propio Eisenhower afirmó que si el 15 ejército alemán hubiese entrado en batalla en junio o julio, posiblemente nos hubieran derrotado, por la sola fuerza de su cantidad de efectivos. Al permanecer inactivo esperando el ataque a Calais, los aliados pudieron empezar a vislumbrar el principio del fin de la barbarie nazi.

Dos semanas más tarde del desembarco, Hitler seguía manteniendo a sus tropas inmovilizadas en Calais. Pero cuando ya no podía mantenerse el engaño por más tiempo, Garbo desapareció del mapa durante un tiempo. Nadie en el servicio secreto alemán tenía noticias de lo que hubiera podido pasarle. Esperaban que su agente les diera una sorpresa apareciendo con alguna otra información trascendental, y la sorpresa llegó de la forma más inesperada.


La Cruz de Hierro y la MBE



Tras ser detenido por la policía británica- todo fue un engaño orquestado por el MI5- y puesto en libertad días más tarde. Garbo recibió un mensaje de Kuhlenthal en el que además de felicitarle por su labor, le anunciaba que HItler le había concedido la cruz de Hierro de segunda clase, la segunda más importante de Alemania. Cuando los del MI5 conocieron la noticia, se podían oír las carcajadas en todos los rincones del Reino Unido. Sin embargo, esta condecoración hizo picar el orgullo de los británicos- que dicho sea de paso nunca dejan de agradecer a aquellos que luchan por ellos- que iniciaron los trámites para concederle la medalla de Member of the British Empire -MBE.Una de las condecoraciones más importantes de Gran Bretaña y del mundo.

Sir David Petrie. Director del MI5- fue el encargado de dirigir la ceremonia. Un acto muy emocionante celebrado en secreto en un selecto club de Londres. Sir David dio un pequeño discurso de reconocimiento y cuando hubo terminado y le colgó la medalla, Thomas Harris empezó a golpear la mesa, acción que fue seguida por todos los presentes mientras gritaban a coro su nombre de guerra: Garbo, Garbo, Garbo. Así, en un escaso período de tiempo, Juan Pujol García- su verdadero nombre- se convertía en el único hombre en ser condecorado por los dos bandos contendientes en la segunda guerra mundial. Un mérito, sin duda, al alcance de muy pocos.


El Fin de Garbo



Tras la guerra, Garbo desapareció del mapa. Había ganado suficiente dinero para iniciar una nueva vida en Sudamérica. Tras fingir su muerte, se fue a vivir a Venezuela, donde probaría suerte como empresario. Una suerte que le abandonó caprichosamente en los últimos días del conflicto. Vivió guardando el secreto sobre su papel en el desembarco de Normandía. Un sexto sentido parecía advertirle que el peligro no había pasado todavía, y que los alemanes acabarían encontrándole. Su silencio sólo fue roto cuando los británicos le llamaron varias décadas más tarde, para hacerle un homenaje en Londres. Aceptó e incluso fue recibido por la familia real inglesa. Además, Garbo tuvo que confesar a su segunda mujer, quien era realmente. El 6 de junio asistió a la ceremonia conmemorativa del desembarco de Normandía. Allí, en el acantilado de Pointe Du Hoc, contemplando el simulacro, no pudo abrir la boca. Puede que imaginara a esos bravos soldados luchando por la libertad. Muchos de ellos le debían la vida, pues como dijo Ike a Harris: "Su trabajo equivalía al de toda una división". Probablemente Garbo pensó y rezó por esos muchachos que perdieron la vida en las playas Normandas: 110.000 caídos en ambos bandos durante toda la campaña. Sea lo que fuere, lo que le vino a la mente al mejor espía del siglo XX en aquella ceremonia, lo cierto es que su astucia, su perseverancia y su decisión contribuyeron a hundir al más terrible régimen de terror que vieron los tiempos. Garbo falleció, esta vez de verdad, el 10 de octubre de 1988 en Venezuela. En su tumba sólo puede leerse: Juan Pujol García. Este barcelonés merece el reconocimiento de todos y deber ser elevado a nuestro panteón particular de héroes de España. Ojala los miles de soldados que sacrificaron sus vidas en la segunda guerra mundial, puedan compartir con él, la paz junto al altísimo.-



Sergio Calle Llorens- Todos los derechos reservados-

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