Soy escritor, investigador, guionista, profesor de idiomas y muchas cosas más que no caben aquí. También tengo una sección en Espacio en Blanco de RNE. El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado, y los que cavan, tú cavas.
Páginas
▼
viernes, 9 de septiembre de 2011
EL CAPITÁN CONTRERAS
"El 27 de octubre de 2011 será la fecha del lanzamiento editorial del año, la nueva aventura del capitán Alatriste, El puente de los Asesinos de Arturo Pérez-Reverte, cinco años después de haberse publicado la última entrega, Corsarios de Levante. Una obra que continúa la serie inaugurada hace 15 años con la publicación en 1996 de El capitán Alatriste. La novela, que es el séptimo volumen, transcurre en la Italia del siglo XVII, donde al capitán Alatriste, acompañado del joven Íñigo Balboa, le ordenan intervenir en una conjura crucial para la corona española: un golpe de mano para asesinar al Dogo de Venecia durante la misa de Navidad, e imponer por la fuerza un gobierno favorable a la corte del rey católico en ese estado de Italia".
Fuente el Semanal
Por ese motivo tengo el honor de publicar este trabajo sobre el hombre en el que el propio Reverte bebió para crear a nuestro héroe. Les hablo del Capitán Contreras cuya autobiografía escribió en 6 días, demostrando que no sólo era diestro con la espada.
En el año 1630 el Capitán Contreras dejó su fiel espada y se puso a escribir sus aventuras como soldado del rey, con un estilo ágil y directo. Su vida ha sido admirada por personajes como Ortega y Gasset, Ernst Jünger, Lope de Vega- que le dedicó la obra un rey sin reino- y hasta del mismismo Arturo Pérez Reverte, cuyo héroe El Capitán Alatriste, ha bebido de las páginas de la autobiografía del madrileño. Ambos no eran los hombres más honestos, ni los más piadosos, pero eran hombres valientes. Leer a Alatriste es reconocer, en parte, al héroe que fue Contreras. Cruel, leal, valiente, feroz y orgulloso hasta el fanatismo. Bravos soldados que representan unos valores perdidos en tiempos pretéritos. Al leer su autobiografía,se percibe como los viejos soldados de los tercios de Flandes vuelven a la vida ante nuestros atónitos ojos, a pesar de que todos ellos se hayan convertido en sombras eternas, hasta el final de los tiempos. Tal vez por eso, haya algo mágico al ver como nuestros dedos siguen líneas escritas mucho tiempo atrás. Palabras que cobran sentido en un mundo donde los valores de antaño se fueron para siempre, y cuyas hazañas nadie quiere atender. Por eso, verles marchar en poderosa formación, entrar con ellos en combate o asistir a sus acciones pendencieras en tabernas y tascas de mala muerte, producen una melancolía en todo aquel que se atreva a nutrirse de las aventuras de esos hombres. Las de Contreras comenzaron en Madrid el 6 de enero de 15 de enero de 1582. Provenía de una familia de cristianos viejos. A los 12 años sufrió un año de destierro, tras haber asesinado a un compañero de estudios. Al cumplir la pena impuesta por los tribunales de la época, su madre le consiguió trabajo como aprendiz en una casa de un platero, pero un año más tarde se alistó en el ejército de Flandes, hacia donde partió el 7 de septiembre de 1597. Pero por un malentendido, abandonó su unidad para dirigirse a Palermo y unirse a las galeras de Pedro de Toledo, que luchaban contra los turcos y los piratas berberiscos. En las galeras del rey, aprendió Contreras el arte de la navegación. Ya en aquellos primeros años de milicia, demostró un talento innato para el combate y el mando. En 1601, recibió el mando de una fragata con el encargo de vigilar las islas griegas, y prevenir los ataques turcos. En las guerras contra los otomanos y los moros, llega a capturar a la amante húngara de Solimán de Catania. Como se ve, ya fuera como Capitán de barcos de la orden de Malta, y de los del Virrey de Nápoles , su valor y su fama, harán que sea hombre temido en toda la morería. Las crónicas nos relatan aquel episodio en que siendo todavía un mozalbete se halla cerca del cabo Silidonia. De pronto, se topa con un gigantesco turco, a quien le ordena arrojarse al suelo como prisionero. Al mirarlo, el turco se ríe a carcajadas: “Putillo que te hiede el culo como un perro muerto”. Contreras enfurecido, se arroja contra él, detiene un terrible lanzazo y consigue dar al gigante una estocada mortal en el corazón. Una bandera, mil quinientos ducados y cien ducados más por el prisionero, le corresponden como botín de guerra. No es de extrañar que en 1603 consiguiera el grado de Alférez. Pero su gran arrojo y fortuna en las armas, no le van a la zaga en sus correrías con el sexo femenino. Contreras es pendenciero y muy mujeriego. Mantiene cientos de relaciones, algunas saldadas con enfrentamientos con otros soldados o con lugareños. Finalmente en 1606 acabó sentando la cabeza y se casó con la viuda española de un oidor, pero la mató al descubrirla en actitud cariñosa con un amigo suyo, al que también manda a cenar con Jesucristo. Después de este suceso, vuelve a Madrid para pretender la sargentería mayor de Cerdeña.
Su vida de soldado lo lleva en continua danza guerrera por España y Portugal, por Flandes, por Francia y por Italia. En la mahometana, en la costa de Berbería, es uno de los pocos que se libra de la matanza que organizan en la playa los moros, que les han tendido una celada. Llega de vuelta a las galeras cuando el peso de su armadura casi lo hace ahogarse. Vuelve a aparecer de Capitán en un barco que va a Indias, para luchar contra los filibusteros en las Costas de Cuba y Santo Domingo. Allí vence a Sir Walter Raleigh, al que menciona como el Guatarral. Después lo nombran gobernador de la pequeña isla siciliana de Pantanalca. Un poco más tarde lo encontramos en Roma, donde el papa le favorece, y recibe una patente como Capitán de caballos de coraza del Virrey de Nápoles.
También hubo episodios oscuros en la vida del Capitán Contreras, pues fue acusado injustamente de ser el líder de una rebelión morisca, pues se encontró en una casa de moros en Hornachos armas suyas, y no se tuvo en cuenta de que estaba en cumplimiento de su deber. El hecho de que se retiró como ermitaño en el Moncayo jugó en su contra. Este episodio le sirvió a Lope de Vega para escribir: “El rey sin reino”. Aunque salió absuelto, estuvo perseguido hasta que de nuevo partió para Flandes, a la guarnición de Cambrai, en donde sirvió como oficial hasta que se licenció. De nuevo lo encontramos en el mediterráneo con una recomendación para el maestre de la orden de Malta. En su camino fue confundido con un espía y encarcelado en la Borgoña. En 1611 obtuvo de nuevo el mando de un navío. Durante un tiempo fue gobernador de la ciudad de El Águila- situada al noreste de Roma, y se le asigna que ponga en orden en la citada población. Contreras cumplió su misión con mucha eficacia e inteligencia. Poco tiempo después se retira del servicio, recibiendo el título de Caballero Comendador de la orden de San Juan de Jerusalén, a instancias de su buen amigo Lope de Vega, que le tuvo de huésped hasta su muerte. Sus memorias no aparecieron hasta 1900. En ellas atisbamos, a pesar de su rudeza, a un hombre formidable, que estuvo estar a la altura de los tiempos en los que le tocó vivir. Un soldado de fortuna, en cuya vida caben todos los rostros de la aventura. Sabiéndose un hombre de gran valía, nos regaló unos textos, que sin censura alguna, nos pone en la pista de su trayectoria vital. Ya sea Capturando barcos a los otomanos, en compañía de papas, o junto a bellas prostitutas en Nápoles. Una vida marcada por las leyes de la fidelidad, el honro y la camaradería de unos soldados, que como él aplicaron aquella máxima de:
“Sobre un mundo cobarde y avaro, sin justicia
Belleza, ni dios, imponemos nosotros la garra
Del imperio solar español”
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario