Platón dijo que los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos porque tienen que decir algo. Zapatero que pertenece al grupo de los segundos, no ha parado de hablar en estas dos legislaturas, aunque ahora lleva unas semanas calladito. Quien le ha visto y quien le ve. Sin embargo, yo todavía le recuerdo- con su incotinencia verbal- el primer día que llegó a la Moncloa dedicando un mensaje a los suyos; “escuchad a la gente”. Les venía a decir que no perdieran el pulso de la calle para no fallarle al pueblo español Hoy, muchas lunas más tarde, el pueblo que se siente traicionado, ha hablado y ha dicho que los del capullo deberían marcharse antes de que el verano doble las esquinas en el calendario. Pero como no caerá la breva, y los socialistas tienen el mismo oído para la política que Van Gogh para la música, hoy les voy a hacer un resumen suscinto de los patéticos años zapateriles.
Comenzó sacando las tropas de Irak sin encomendarse a dios ni al diablo. Cumplía así con su promesa electoral, pero dejó a nuestros aliados con la sensación de que España no era un socio fiable. Luego, como el cantamañanas leonés no habla idiomas, se acercó peligrosamente a países en los que se farfulla intolerancia, y donde la democracia se estudia dentro de la parasicología, porque según los bolivarianos y comunistas, no es de este mundo. Su política exterior apoyada en la doctrina Moratinos- ya saben el que fuera presidente de honor de payasos sin fronteras- ha supuesto que España haya perdido poder y prestigio en el mundo. Además, la conexión interplanetaria que anunció Pajín cuando la presidencia de Obama coincidiera con la presidencia española de la Unión Europea, no se ha producido. De hecho, Obama no ha tenido bien visitar nuestro país ni una puñetera vez, y eso que es donde cuenta con más simpatías en Europa. En cuanto a la política interior, ETA y su cacareada paz han supuesto una vuelta de los terroristas a las instituciones por gracia de un tribunal constitucional muy próximo al de León. Bildu no será ETA pero se asemeja la hostia, o a Donostia. Por no hablar de los nuevos estatutos de autonomía, del plan E, con e de engaño y con sus políticas sociales para hacer ricos a los sindicatos y a sus allegados. Hoy España, por su culpa, es un país empobrecido, cuasi intervenido y con menos futuro que Trinidad Jiménez en un congreso de mentes brillantes. Eso sí, los honrados come-almohadas se pueden casar- y yo me alegro- y cualquier persona con menos talento que Paquirrín puede aspirar al latrocinio institucionalizado y alcanzar el paraíso socialista; vivir del sudor del de enfrente. Estoy convencido que la historia juzgará duramente a Rodríguez Zapatero, porque sus años serán recordados como una pesadilla elevada a la novena potencia. Ni los suyos defenderán su legado, aunque siempre tendrá a algún Zerolo para recordarle lo de los orgasmos democráticos. Al fin y al cabo, el canario siempre ha visto al presidente como la reencarnación de Marlon Brando en aquella película de un tranvía llamado deseo, con vaselina incluida. Yo, en cambio, siempre he imaginado a ZP como Harpo, el hermano mudo de los hermanos Marx: Con su peluca naranja, su gabardina con sus bolsillos llenos de objetos y tocando el harpa. Porque mientras toca el harpa, deja de tocarnos los cojones. ¡Que ya va siendo hora!
Sergio Calle Llorens
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