Andalucía y Japón comparten el amor por el flamenco y la paella. Además hay una expresión japonesa de uso común: “Shikata ga nai” que traducida al andaluz viene a decir “Que le vamos a ser chiquillo” Sin embargo aquí terminan las similitudes, porque los japoneses aman el trabajo bien hecho, y los andaluces, en cambio, el trabajo hecho por otros. Por eso se paran tanto a ver las obras. En Japón hay muchos terremotos por las placas y en Andalucía la tierra tiembla al paso de los paquidermos corruptos. La divisa del ejército japonés ha sido invocada por el rey nipón para luchar contra el desastre: “No nos rendiremos jamás”.
En esta tierra, el lema oficial es "no dejaremos nunca de robar ". Por otra parte, nuestros amigos orientales confían ciegamente en sus autoridades, y aquí todo el mundo está ciego de ignorancia. Además los de ojos rasgados no son nada buenos improvisando, y aunque están preparados para las catástrofes, no lo están para sucesos donde haya que tomar una decisión precipitada. En cambio, en la tierra de la chalaura, la improvisación es la esencia misma del andaluz. Lástima que esa habilidad sea poco útil a largo plazo. El enemigo japonés siempre vino de fuera, el antagonista del andaluz nace en su interior: La polilla de la ignorancia.
Ahondando en las diferencias entre ambos pueblos, Los japoneses hablan de cuatro maneras diferentes al dirigirse a otra persona; Chan, san y sama. Kun es una forma condescendiente, Chan se utiliza para la familia o los niños, san es la forma universal y sama es una forma de deferencia. En la República Bananera de Andalucía, todo el mundo se llama de tú, a excepción de los gaditanos que usan el término "Picha". Pero a éstos se les perdona todo porque son los seres más graciosos del mundo. También se hallan diferencias en el vocabulario, pues en el país del sol naciente, las mujeres usan un lenguaje diferente al de los hombres, mientras que en Andalucía, la inmensa mayoría tiene de uso habitual el farfullín andalusí. Como vemos, aquí hay, aunque sólo sea en eso, igualdad de género. Los nipones utilizan 4 formas de escritura diferente: Kanji, Hirigana, Katakana y Romanji. Y en la taifa después de la LOGSE y las políticas educativas de la Consejería de Educación, la mayoría no sabe ni en que lengua escribe. Finalmente añadir que los japoneses aplican a sus vidas el concepto de Tatemae, en el que el orden social está por encima de los intereses individuales, regulando su comportamiento al máximo. Nada de mostrar sentimientos y hablar de sus problemas. Por su parte, a los andaluces les encanta hablar y hablar aunque no tengan nada que decir. Y en cuanto a mostrar sentimientos, ahí tienen a Canal Sur donde cada semana los ciudadanos más lerdos airean sus problemillas, llegando incluso las ancianas a hablar de sus gustos sexuales en el programa de Juan Y Medio.
Por todo lo expuesto, si el terremoto y la crisis nuclear hubieran acontecido en Andalucía el resultado habría sido el siguiente: Miles de edificios destruidos porque ninguno estaba preparado contra terremotos. Los muertos, se contabilizarían por millares y en Málaga, por poner un ejemplo ilustrativo, las tres ambulancias de la Capital tan sólo habrían atendido a los miembros del partido- Socialista-, se entiende- Tras el desastre, una masa chillona y descerebrada habría acusado del desastre a la oposición. Y ésta habría culpado de los movimientos telúricos al gobierno. La tragedia habría sido retransmitida en directo por Irma Soriano y su pandilla de palmeros. Por su parte, los Romeros de la Puebla habrían compuesto una sevillana en homenaje a las víctimas. La Duquesa de Alba tendría más tierras para adquirir y la mafia del ladrillo terrenos para edificar. Por su parte, Paco Lobatón habría comenzado con una nueva versión del "¿Quién sabe dónde? En busca de familiares bajo los escombros. Los mismos que tardarían años en retirar. Al igual que la radiactividad. Y esa querido amigos, es la gran diferencia entre ambos lugares: La tarta japonesa sólo se ve podrida al levantar varias capas, y la andaluza aunque se ve a leguas la podredumbre que la corroe, pocos son los que protestan al engullirla. Cuestión de alfabetización.
Sergio Calle Llorens
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