El Real
Madrid es el cómo el PSOE haciendo trampas en el solitario. De hecho sigue siendo el equipo con más penaltis a favor a final de cada temporada. Griñán, por su parte, continua sin entrar en prisión. ¿De qué equipo es el presidente de la liga? Pues eso. ¿De
quién depende la fiscalía? Pues también. Es de justicia combatir esta maldad
y conmueve hasta la lágrima ver a los equipos de Guardiola ganar, golear y humillar a los blancos. Da igual
cuando lean esto.
Pep es
como Ayuso vestida
de gala fustigando a progresistas en bragas. El catalán es nuestro violinista
en el tejado. Sus escuadras salen a vencer y convencen dando espectáculo. Sus equipos
son de autor y siempre reconocibles; el buen gusto por tener la pelota y a
nadie deja indiferente. El Madrid de Florentino es Salieri y Guardiola es
Mozart.
La temporada
pasada el City le pudo meter siete chicharros al Madrid, y esta
también, aunque al final sólo cayeron cuatro que suponen una humillación
histórica para los madridistas. El meneo
del pasado miércoles en Manchester fue pura poesía en movimiento. Una
goleada que oscurece las portadas de la prensa como esta: “El Madrid
enseña a Guardiola cómo ganar la Champions y Guardiola se traga la pizarra”.
Pero los Rodri, Grealish, Walker y De Bruyn tenían la lección bien
aprendida y salieron a morder. Los extremos de los Citizens hicieron un
partido sublime dando estructura definida de juego, abriendo pasillos interiores.
Un espectáculo glorioso. El Real tenía miedo a que le filtraran balones a la
espalda y decidió conceder otros espacios, y ahí estaban los chicos de Pep para
descubrirlos.
El
planteamiento fue una delicia para los amantes del fútbol con mayúsculas; conducciones
que fijan y abren espacios, pases de seguridad, paredes y la regla mágica de
los quince pases de Pep y el equipo rival se mueve hasta caer fusilado. Los goles eran una
cuestión de tiempo. Un paseo militar para el City y una tortura china
para los de Ancelotti. Elegancia frente a vulgaridad.
Al final del partido todos tuvimos un poco de miedo al
imaginar a Valverde o al mismísimo Yabusele, los merengues tienen muy
mal perder, repartiendo castañas en el aparcamiento del Eithad Stadium
tras la disputa de las semifinales de champions. Afortunadamente no llegó la sangre al río.
Fue una
noche gloriosa en la que Guardiola volvió a recordarnos que quería al
Madrid en semifinales porque nada ni nadie se la pone tan dura que ganar a
este equipo. Venció otra vez y lo hizo por todos nosotros. Sólo nos queda
decirles: “tócala otra vez, Pep”.
¡Hey jude!
Sergio Calle
Llorens