Según la
justicia española Carlos Navarro, el Yoyas, y José Antonio Griñan
son dos delincuentes a los que ya se les ha comunicado que deben pasar una temporada a la sombra.
El ex concursante de Gran Hermano, hoy en busca y captura, está en
paradero desconocido, y del ex presidente de la taifa del sur se desconoce cuándo
ingresará en la cárcel por aquello de que en la España de Pedro
Sánchez, los socialistas gozan de ciertos privilegios penitenciaros.
El Yoyas tuvo una infancia difícil. Griñan,
en cambio, creció siendo un privilegiado porque su padre era escolta de Francisco
Franco y su nombre de pila, José Antonio, fue un homenaje al
fundador de la Falange. Carlos, por su parte, es un nombre de
procedencia germánica que significa, ironías del destino, hombre libre. Como
ven, Dios es un cachondo de cojones que, si bien no juega a los dados,
siempre gana la partida porque lleva las cartas marcadas.
El Yoyas asaltó la fama gracias a la caja
tonta y Griñan permitió que sus listos compinches asaltaran los fondos públicos
en el mayor caso de corrupción en la historia de Europa. Los dos llenaron
millones de horas de televisión. Pero las coincidencias entre ambos personajes
no acaban en el mundo delictivo ya que, sorpresas te da la vida, Carlos
Navarro también se dedicó a la política como concejal en la localidad
catalana de Vilanova del Camí.
Carlitos
y Pepe, dos hombres distintos
y un mismo destino: el talego. La justicia ha hablado y muchos medios han
callado. La vida, como decía mi admirado Andrés Montes, puede ser
maravillosa y pone a cada uno en su sitio, pero, bien mirado, la existencia también
es una sucesión de lecciones que deben ser vividas para ser comprendidas. La
lección que el Yoyas y el socialista han comenzado a aprender lleva por
título una canción de Gabinete Caligari; más dura será la caída.
¡Que n´aprenguin!
Sergio Calle Llorens