Su falta de prestancia,
su voz engolada e inverosímil, su frialdad con los problemas ajenos, su ineptitud
para el baile político, han hecho huir a millones de españoles de Pedrito
Sánchez que es ajeno, al menos de momento, al tsunami electoral que se
llevará a su partido por delante con su España federal y su socialismo unineuronal.
El último
desgarrón ha sido el paseíllo en el que parecía que le pedía un selfie a un
señor mayor que responde al nombre de Biden. Pero el problema no es que
el presidente español declarase que en menos de un minuto fue capaz de hablar con
el norteamericano de Hispanoamérica, de defensa, de la vida sexual del
somormujo o de la lista de los reyes godos, sino que todavía hay gente dispuesta a creerle. Después de todo el mundo está lleno de protones, neutrones
y tontos de los cojones que compiten por ser los primeros en reverenciar las estúpidas
ocurrencias del peor presidente que ha tenido España en su historia.
De todo lo anterior se deduce que al igual que
nadie en su sano juicio puede casarse con una mujer que ha enviudado seis
veces, ningún votante que se precie debe apoyar a la secta del capullo que corrompe
todo lo que toca. En verdad me fascina
la resistencia del votante socialista a aceptar la tozuda realidad, la flaqueza
de juicio y hasta la imbecilidad de sus dirigentes más amados. Sin
embargo, podría concluir, y de hecho concluyo, que de una tormenta puede salir
una excelente cosecha. Por eso sé que tras
la terrible tempestad socialista que azota nuestro país, disfrutaremos de la
mejor de las vendimias. ¡Al tiempo!
Sergio Calle
Llorens
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