Desde que leí "Málaga
y la Nueva Ola" de José Luis Cabrera y Lutz Petry no había leído nada sobre
la movida musical en estas orillas mediterráneas. Pero hace un par de semanas
cayó en mis manos, y literalmente, la obra del cantante de Danza Invisible titulada; “Una historia del Pop malagueño” . Un desfile de bandas, poetas malditos y un sinfín de garitos donde algunos, que hoy
pintamos canas, aprendimos a bebernos la vida. Antes de entrar en harina sobre
los grupos que tuvieron que ver conmigo de alguna u otra manera, quiero
rescatar algunas frases del libro:
·
Paloma
Chamorro Presentadora de La Edad de Oro: “Aparte de Madrid, donde se vivió
la movida con más fuerza fue en Vigo y en Málaga.
·
Juan
Gómez Locutor y director de Música para Grandes Ciudades: “Es que entonces-
años 80- los coordinadores musicales teníamos cierta libertad. Había discos
obligatorios y optativos, y aparte podíamos elegir la frecuencia con la que se
radiaban. Así que te encontrabas con que en Madrid o Granada estaban con “La
Colegiala” y aquí en Málaga sonaban The Cure”.
·
Javier
Ojeda: “ En la extinta discoteca Max se congregaban entre 600 0 700
iniciados que venían a escuchar a The
Jam, Talking Heads y otras rarezas para sorpresa de los dueños de la sala,
que no comprendían muy bien de donde venía esa gente con la pinta tan rara.
l
En aquella Málaga tan alejada, gracias Dios, del patético rock andaluz, vivimos
a caballo entre Lambrettas, conciertos, rockeros y poetas en una orgía creativa
sin precedentes. De aquellas bandas recuerdo, por supuesto, la actuación de Krazy Boys en el bar Mod del Beat
Verdi- situado a la entrada del barrio marinero de Pedregalejo- ya que sus componentes fueron lo primeros representantes del modernismo en la región malagueña- que junto
a los Agentes Secretos hicieron las delicias de la primera generación Mod de la
Capital de la Costa del Sol. Uno de los miembros originales, Rafa, ha sido
el agitador del ambiente Sixty local, regentando bares como El Club 60 de calle Beatas y luego en
la Barriada de la Princesa y más tarde en Blanco y Negro de calle Granada. De
aquella banda destacaría el imprescindible himno “Málaga es mi ciudad”- que
también puede encontrarse en una recopilación de música Mod española auspiciada
por el sello Bip Bip de los barceloneses Brighton
64- y "Colegio de Curas".
Y como en el libro hay pop, rock,
grunge, techno, punk, hard rock etcétera, he de destacar al grupo Epidemia que
hacía Trash metal con canciones como “Cadáver insepulto” o “sabor a muerte” ya
que el cantante y guitarrista Eto
Morales- hoy tristemente fallecido- colaboró conmigo en la Revista digital- fundada por un servidor-“Región de Málaga” en la
que publicamos, ojito al dato, todas las psicofonías que el bueno de Eto
realizó por las casas de la provincia. No es de extrañar que Eto
reivindicaba la vida después de la muerte en su penúltimo proyecto cultural
Termogénesis en el que mezclaba, y
muy bien por cierto, el metal con la música electrónica. Finalmente tuvo un
último grupo Operación Mutante en el
que versionaba clásicos como el de Mónica
Naranjo (“Sobrebeberé”), o el de
Europe “El final del Condón” que se
convirtió en un fenómeno en internet. Donde quiera que estés, muchas gracias
campeón.
Carlos Desastre
era un personaje, tal vez todavía lo siga siendo, fundador del 713avo Amor. Banda de la que la revista
Rock de Lux criticaba de la siguiente manera:
·
“ Los malagueños siempre prefirieron la negrita
a la cursiva, el exceso a la concreción”.
Sea como fuere, hoy Carlos en un artista reconocido en Méjico por alguna razón desconocida.
Tengo entendido que vive cerca de Sierra
Madre y sigue tan arrogante como cuando la última vez que lo vi en el
concierto de James Brown en la Malagueta. Aquel día bailando como
un loco en compañía de mi amigo el
Monaguillo, le atizó, por supuesto sin querer, un puñetazo en el ojo del
que todavía nos estamos riendo.
He dejado para el final a mi amigo Tony Cantero con el que me refugié durante años en los garitos
rockeros hasta que él arribó al crossroads del que hablan los músicos de Blues. Tony, del que muy poca gente sabe que vivió parte de su
niñez en Australia, tiene un disco
excepcional que lleva por nombre "Painting
the clouds". En este trabajo se nota su colaboración con artistas como Javier
Ojeda y su periplo por Chambao. Gran guitarrista y compositor, Cantero ha
sido uno de los tipos con el que más me he reído en mi vida. Como botón una
muestra; estábamos alojados en un hotelito de Nerja cuando una mujer comenzó a
gritar Antonio, Antonio y, aunque al principio pensamos que se trataba de
gemidos sexuales, aquella mujer terminó dando gritos de auxilio. Y allí fuimos
nosotros a auxiliar a la damisela que, a su vez, intentaba que su marido se
recuperase de un desmayo. Al agacharse, la señora dejó a la vista dos enormes
tetas que provocaron la risa del guitarrista. Al final pudimos salir bien de aquella
experiencia surrealista en la que la mujer, que no se coscó de nada, nos estará
eternamente agradecida. Nosotros a ella también.
Sin duda, “Una Historia
del Pop Malagueño” de Javier Ojeda
es una obra imprescindible a la que solo le pongo un pero; lo mucho que se nota
cuando el autor presenta a una banda amiga o conocida de lejos. Sea como fuere,
me ha encantado cobijarme durante dos semanas entre sus páginas que huelen a la
Málaga rompedora, canalla,
emprendedora y cosmopolita que sigue asombrando al mundo.
Sergio Calle Llorens
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