Maureen O`Hara en la
película Málaga deja planchado a su enamorado que la obsequia con un ramo de flores diciendo- en
español se tituló Fuego sobre África- “mi idea de un regalo sentimental es un Rolls Royce, cuando lo tengas llámame”.
La línea coincide cien por cien con lo que quiero contarles del caso Urdangarín; cuando tengan un proyecto
de España con división de poderes,
me llaman, hasta entonces, aquellos que han mirado para otro lado en el caso de
los ERE, cursos de formación, caso
Matsa, climo cubierta, Intelhorce, Isofoton, Algarrobico y un largo
etcétera, pueden irse concretamente a la mismísima mierda. No hace falta que se
hagan los ofendidos. No es necesario que se den golpes de pecho. No es
conveniente que nos regalen con sus sesudas reflexiones porque, ya es hora de
reconocerlo, Urdangarín es la cara
menos amable de un tipo que conoce que un 80% de españoles está dispuesto a
soportar la corrupción si proviene de los de su espectro ideológico. Quédense por tanto con el regalito de las taifas corruptas.
Iñaki conocía que
ser honrado en España no vale la
pena y por eso, y porque se sentía protegido con sus millones y sus contactos, se ha librado de males mayores
como todo y cada unos de los políticos españoles de derechas o izquierdas. El vasco, después de todo, dio un braguetazo de primer nivel y, lejos
de conformarse, decidió que había que asaltar la banca. Y lo consiguió con dos
cojones o como se diga.
El ex jugador de balonmano ha vivido una vida de ensueño
gracias a la estupidez, remilgos y papanatismo de la banda de histéricas que
crean opinión en estas desgraciadas tierras. Al menos, gracias a él ya todos saben que no
hay justicia sino legalidad, que no hay cuarto poder porque están casi todos a
cuatro patas, que no hay ciudadanía porque el pueblo sigue gritando el “vivan las caenas”. Un yugo que nace en
la nación de naciones, en la plurinacionalidad y en el estado autonómico con los Pujol en la calle, el Presidente de Murcia en su despacho y la Killer de Triana dando lecciones de
honradez. Recuerde que de esas lluvias vienen estos lodos. Ahora a joderse como Herodes.
Y mientras el populacho clama venganza y llora cuan
plañidera cualquiera, yo imagino a Don
Iñaki en su casa de Ginebra. Le
brillan los ojos mirando a su mujer. Tal vez sean los efectos del carísimo vino
que acaban de ingerir o, la lujuria dibujada en sus pupilas azules. Lo cierto es que la Portada del Jueves se les queda pequeña
a la pareja para practicar lo que tienen en mente. Y la noche dobla en la
madrugada y Cristina de Borbón termina
extasiada gritando gol a pleno pulmón. A
este humilde escritor solo le queda felicitarles mientras contemplo un mar embravecido
cuyas olas susurran los arcanos que la mayoría no quiere escuchar.
¡Enhorabuena Don Iñaki!
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario