Tras años fracasando en las urnas podemos concluir que los
andalucistas levantan el mismo interés que la vuelta ciclista a Islandia. Y, a
pesar de ello, los seguidores del tarado de Infante siguen pidiendo libertad
para poder comparecer, aunque sea individualmente, bajo otras siglas. El asunto
despierta tres interrogantes muy interesantes; el primero es por qué, tras
llevar al PA a la indigencia electoral, quieren hacer lo propio con otra
formación política. El segundo es si los
gurruminos verdiblancos piensan que alguien va a ser tan imbécil para marchar junto a ellos. El tercero es, por supuesto, quién ha dado permiso a
estos descerebrados para abrir la boca.
Los andalucistas residen ya junto a la momia momificada de Don
Blas. Su credo queda para un patético guión de cine de barrio. Sus monerías para el
Circo de los Incapaces. Sus soluciones para la cloaca andaluza limitan al norte
con Paco Clavel y al sur con Martirio. Su involución no ha muerto porque nació
cadáver como el hombre que solo consiguió 1928 votos en las elecciones Era cuestión de tiempo que el
mundo andaluz fuera interpretado en el lenguaje matemático, la más compacta e
inequívoca de las lenguas. Enhorabuena por el descubrimiento.
Ahora tras más de tres décadas dando por saco, es buen momento
para recordar el día que pactaron con la secta del capullo con un beso de Judás- que se preparen los de Ciudadanos- en el que los andalucistas entregaron carta
blanca y, los socialistas pusieron verde a todo aquel que osó destapar la
corrupción de La Garduña del Sur. Por eso, cuando quedan unas jornadas para ver
como el andalucismo viene arrastrado por una ola gigante para morir en una
playa malagueña, tan solo me queda parafrasear a Diego Armando Maradona; “que la chupen, que la
sigan chupando”.
Sergio Calle Llorens
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