Cuando el paro bajo en la región de la eterna chalaura, los
socialistas andaluces sacan pecho. Cuando ocurre lo contrario- es lo habitual-
echan la culpa al gobierno de Madrid si en el Palacio monclovita está el PP.
Usando ese pobre razonamiento, yo podría afirmar que la economía mejora gracias
a que gran parte de mis amigos, conocidos y saludados han aplicado dos de mis
sabios consejos:
1- Como
medida de ahorro ducharse siempre con las vecinas.
2- No
permitir el uso de tacones en casa para que no suba el conejo.
Las parvas posibilidades de éxito de la taifa del sur se
entienden en parte por la actitud de sus
dirigentes. He aquí a uno de los máximos exponentes del majarón malagueño; Luciano
Alonso afirmando que tardará más de un año en verificar los expedientes donde
se recogen las ayudas fraudulentas a los cursos de formación. Según la ínclita
Susana Díaz se saltaban todos los procedimientos por “razones de interés social" ¡Qué amplitud y anchura de matices! Cuando
lo único claro es que al ser de la familia se le permitió seguir aplicando lo
del latrocinio institucionalizado.
Otro caso sorprendente es el del Algarrobico donde un
monstruoso hotel se construyó en Almería a la que la Junta concedió hasta unos 2
millones de euros a la empresa constructora. Ahora la Consejera de Medio
Ambiente, María Jesús Serrano, afirma que su departamento está investigando si
realmente llegó a pagar a Azata del Sol esa cantidad. Cuesta creer que no fuera así. Una vez más
constatamos que el gobierno andaluz se caracteriza por la mala calidad de sus
obras, y por el despilfarro del erario público. Y encima, ahora se presentan
como los que van a arreglar el estropicio ecológico de haber permitido- ellos y
nadie más- un hotel en una zona tan sensible ecológicamente hablando. Al
reflexionar sobre lo fácil que es engañar a esos simios del sur-todos los
somos- me vienen a la memoria estos versos en italiano de un poeta selvático y
algo rústico.
Speranze, speranze
Ameni inganni
Della prima etá
En este manicomio sin puertas los políticos sureños compiten
con interés al premio de perturbado de la semana. En la que nos está dejando,
el regidor de Sevilla, señor Zoido, ha vuelto a superarse en idiocia fomentando
el uso del transporte público en su ciudad con la imagen de Farruquito. Un tipo
que mató a un inocente con el coche y se dio a la fuga. Aunque hay razones para
quedar perplejo, parece que la ciudad de Velázquez, tras su muerte, se ha convertido
en una inmensa fábrica de tarados. Esta tendencia sureña por la ilimitación de los
dementes no deja de asombrarme.
Se requieren condiciones copernicales de perspicacia y de
fuerza para aguantar a los andaluces. Nunca sabes por donde aparecerá el nuevo
chalado. Escuchas el acento sevillano y te
agarras la cartera. Oyes el deje de Málaga e indefectiblemente te tiras al
suelo. Superar el infantil tartamudeo de esta taifa abyecta debe de ser nuestra
única misión. Yo siempre intento escapar de esta gente de simplicidad
inenarrable y, hallo consuelo en el mediterráneo. Ese mar que con su diversidad me llena las horas del día y de la
noche. Creo que dicen que para hacer de Andalucía una nueva California tienen
un plan b. Mi único plan, en cambio, es encontrar su punto g.
Sergio Calle Llorens
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