Que los sindicatos y el PSOE andaluz estén robando a sus
afiliados es un acto de justicia divina. Que los parados hayan visto mermadas
sus capacidades por el fraude de los cursos de formación me parece una
excelente noticia. Tal vez una forma algo siniestra en la que el creador se venga de la
estupidez y el cretinismo de esa pandilla de tarados que forma la taifa más
absurda del mundo.
Que los usuarios de la sanidad andaluza vayan a ver como
cierran habitaciones en los hospitales es una vendetta que ya hacía tiempo que
algunos soñaban en privado. Que IU Andalucía esté colaborando en el gobierno
corrupto andaluz es la mejor nueva que podemos echarnos al oído. No hay suplicio peor.
Esa gente merece que le roben hasta en sus funerales. Esa
muchedumbre ha alcanzado la cumbre del Everest particular de la idiocia y
ahora, por supuesto, es divertido verles caer desde la cima. Unos no tienen el equipo correcto, otros no habían previsto morir congelados en la fría nieve del invierno,
o en los rigores mortis del verano.
Andalucía aunque prescindible, merece vivir, para que este
sistema de latrocinio institucionalizado afecte a cada uno de los ceporros
andaluces que lo han apoyado. De esta forma el andaluz podrá seguir bajo el
yugo de una organización criminal.
Se lo han ganado a pulso. Se lo merecen por haberse metido
ellos solitos en la boca del lobo. Y de allí, como imaginan, va a ir a sacarles
Rita la Cantaora. Nada
podrá salvarles porque la estupidez no tiene cura.
Me voy a sentar a ver sus cadáveres pasar. Me estoy
relamiendo porque nunca he matado a nadie pero asisto a este funeral con
inmenso placer. Sí, Andalucía debe seguir viviendo; con sus cantes histriónicos,
con sus banderas almohades, con su pintorequismo, con sus taras y su cretinismo
universal.
Prefirieron gozar del nodo andaluz franquista de Canal Sur
antes de luchar por una educación y sanidad pública. Ahora la deuda se ha
disparado y, como preveía, ya no podrán pagar ni la una, ni la otra. Seguirán
con sus homenajes al necio de Blas Infante, con su Rocío donde volarán niños en
la madrugada para tocar a la Blanca Paloma. Continuarán pensando que ser andaluz es algo que quita el
sentido. Y yo, como no podía ser de otra manera, no pienso llevarles la
contraria. Siempre es mucho mejor ignorar a un tonto que tener en cuenta sus
opiniones.
¡Qué siga el baile hasta el fin de los días!
Sergio Calle Llorens
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