El Presidente de la República española, Don Manuel Azaña, afirmó que
si en España la gente hablara sólo de lo que sabe, habría un gran silencio. En otras palabras, el personal no calla, a pesar
de la ignorancia, ni debajo del agua; ya sea de Crimea, de la vida en otros
planetas o de la cría en cautividad del cangrejo rojo, sesudos expertos nos
regalan sus atrevidas interpretaciones. Aquí van unas cuantas:
Julia Otero ha llegado a afirmar en su programa de Onda Cero
que la NBA tolera
la presencia de jugadores que maltratan a sus esposas, mientras deja fuera a
otros por su condición de gay. En realidad, la gallega vuelve a equivocarse
pues las grandes franquicias de la liga profesional americana de baloncesto no
toleran que los jugadores saquen los pies del tiesto. Extrañamente, el estereotipo de jugador de color violento
sigue vigente en España. Lo cierto es que muchas franquicias están en Estados
muy conservadores que no admiten a jugadores que den un mal ejemplo a la
sociedad y, por supuesto, a los valores que se defienden en esos territorios. Además
la liga estadounidense de basket es mucho más limpia que la competición
española de fútbol. Ahí tienen la entrada criminal de Pepe a Duda jugador del Málaga
que se saldó con la tarjeta amarilla al futbolista agredido.
El fiscal Bautista se creó una cuenta bajo pseudónimo en
Twitter para poder despacharse a gusto con superiores, compañeros y hasta con la Guardia Civil a la que comparó
con la SS de la Alemania nazi. Sus
declaraciones me terminan convenciendo de dos cosas; la primera es que tengo
mucho más respeto por las mujeres de vida alegre que hacen carrera en las
esquinas, que por los que hacen la carrera judicial. La segunda, pero no menos
importante, es que sus señorías deberían pasar por psiquiatría cada media hora.
La concesión de la nacionalidad española a los sefarditas
tras 500 años de fidelidad absoluta a Sefarad ha hecho correr ríos de tinta. Muchos
escandalizados se preguntaban qué será lo próximo ¿ hacer españoles a los
visigodos? Y es que la derecha y la izquierda española tienen algo en común; su
odio al judío. Hace poco, por cierto, me decía un sefardita que le molestaba
mucho que cuando iba a la
Jerusalén de España- Toledo- lo trataban como turista cuando
los suyos habían guardado con tanto amor la llave de la casa donde vivieron en la ciudad
imperial además, de claro está, la lengua.
Los antisemitas de todo el mundo han usado los Protocolos de
los sabios de Sión como un documento veraz a la hora de denunciar la
conspiración sionista a escala planetaria. No importa que se haya demostrado de la falsedad
del librito. La cosa, por tanto, no es nueva. Sin embargo, hay todavía algún tarado
profundo que señala al movimiento gay, a Pussy Riot, a Greenpeace- le ha faltado
incluir a la monarquía española- en la red de colaboradores de los pérfidos
sionistas.
Por eso, queridos amigos, hay días en los que es mejor no
leer nada, no escuchar nada y, si se puede, no entablar conversación con ningún
desconocido. Y si alguien se atreve a estropear la candencia rítmica de la
balada triste del mar, siempre es mejor hacer como el que aquí suscribe;
mandarle concretamente a la mismísima mierda.
Sergio Calle Llorens
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