EL MISTERIO DE LA CAROLINA

La Carolina ostenta la mayor concentración de patanes en la historia de España.  Y es en esa localidad jienense donde se han ido produciendo los mayores escándalos de los últimos tiempos. Podría decirse que los Carolinos viven en un mundo paralelo en el que los incompetentes siempre ocupan los puestos más importantes, como en toda Andalucía, pero en el caso de Jaén, la cosa es extrema porque no hay negocio carolino que llegue a buen puerto.

Entremos en detalles; el juzgado de instrucción número 16 de Sevilla ha recibido hace solo unos días el informe de la Policía sobre Fumaba, una empresa que se dedica, al parecer, a la fabricación e instalación de carpintería metálica, venta e instalación de aluminio y cristal, que recibió préstamos de la entidad Invercaria. Huelga decir que la empresa es de La Carolina.

Lo sorprendente es que la Consejería de Innovación dirigida por un carolino- Francisco Vallejo- a través de Invercaria concedió un préstamo de 300.000 euros a esta entidad sin documentación alguna que apoyara la petición de ese crédito. Para conseguirlo, los carolinos carpinteros presentaron un informe de dos folios escrito a bolígrafo y sin ningún documento más. Total, para qué, entre carolinos no hace falta escribir un plan de negocio, tales son sus capacidades telepáticas. De ahí que no sean necesarios los informes.

Mientras Iker Jiménez se sigue pensando abrir Cuarto Milenio con las habilidades para anormales de los carolinos, la justicia se afana en entender lo que motivaba que a cualquier lerdo de la localidad le llovieran ayudas millonarias sin haber hecho nada por merecerlas. Ayudas que, como en todos los casos de Invercaria, siempre culminan con la suspensión de pagos de la empresa subvencionada. Los informes policiales van a dar lugar a nuevos interrogatorios para dilucidar el misterio de los carolinos.

La Carolina es un sitio que debe ser investigado a fondo por los amantes del misterio que, de paso, puede coincidir con la visita de la Guardia Civil. En realidad, el secreto del pueblo puede ser fácilmente desenmascarado. Basta con quitarnos la venda de los ojos. De tal forma que podamos visualizar la cuarta dimensión de La Carolina. Enchufismo, pactos de familia, acuerdos en los bares y millones de euros de pérdidas de dinero público que, como todos saben en Andalucía, pertenece a los socialistas. El hecho de que los resultados empresariales sean tan lamentables tiene que ver con un hecho indiscutible. La gran mayoría de esa gente con poder no tenía, ni tiene, el talento ni la preparación necesaria para trabajar en unos departamentos de tal calibre.

Juan Carlos Martínez Martínez que fue Jefe de Gabinete de Vallejo en Obras Públicas, Salud e Innovación, sólo tiene el Graduado Escolar. Curiosamente, hizo el acceso a la universidad para mayores de 25 años aprovechando que su amigo y mentor llevaba Universidades. Y así, obviamente se puede aprobar algún examen, pero es la forma más segura de que los proyectos empresariales financiados por Invercaria tengan el mismo éxito que un grupo de Reggae en un congreso del Ku Klux Klan.

Que un idiota como Martínez pueda llegar a decidir sobre el destino de millones de euros es un insulto a la inteligencia de la que carecen. La única explicación posible es que el clan de la Carolina reúne todas las características propias de la incompetencia máss manifiesta. Y lo increíble, lo realmente sorprendente, es que a pesar de su cretinismo, los van destinando a diferentes lugares de la geografía andaluza para que no haya pueblo, ni localidad, sin probar el veneno mortal de esos gusanos que, como todo el mundo sabe, no superan las 300 neuronas. No nos debería extrañar nada que el marido de la hija del farero con menos luces que un barco pirata, termine financiando a aquel palurdo de su localidad que trataba de vender esponjas a los borrachos que no podían llevarse todo el alcohol a casa. Y María Gámez aplaudiendo con los orejas con su cara de zangolotina.

Seguiré informando. 

Sergio Calle Llorens