Si no sabemos cuanto le costó al Real Madrid
el fichaje de Bale, mucho menos sabremos el origen de su lesión. Los blancos,
en realidad, representan al oscurantismo más perverso. Lo que sí conocemos es
que ha sido el jugador más caro de la historia. También conocemos, porque lo
publicó un diario deportivo, que el nuevo Prosinecki puede tener una hernia
discal. La portada de Marca provocó un gran revuelo entre la secta madridista.
Teledeporte, sin ir más lejos, dedicó varias horas enteras a hablar
concienzudamente del asunto. No puedo resumirles ni lo que decía el diario, ni
lo que afirmaba el canal telemático de televisión española. Más que nada porque
las noticias del Madrid me producen una sensación de molestar físico, de
barullo desagradable. Sin embargo, conozco el
tema por un amigo muy pesado que suele ponerme al día de estos asuntos
menores.
La portada de Marca es un despropósito inigualable,
pero no porque la hernia del jugador de País de Gales pueda ser falsa, sino
porque le colocaron a él en una foto muy grande y, abajo, en chiquitita, a la primera mujer española
piloto de Formula1 que falleció el día antes, María Villota. Esa, y no otra, es
la razón por la que se deberían manifestar los aficionados al deporte. Y es que
ni siquiera en la muerte de un deportista nacional, los diarios de Madrid
consienten en relegar al equipo de Florentino Pérez a un segundo plano. En
realidad, los lectores de ese diario, que no imagino muy inteligentes, deberían
estar curados de espantos con portadas en las que se aseguraba que Neymar iba a
fichar por el club merengue. Años de ridículos periodísticos que, lejos de
bajar la tirada de lectores, la ha subido, aunque cada vez estén peor. También es sorprendente que un canal público
pagado por todos los españoles, dedique un 75% de su tiempo a hablar del Real Madrid. El
favoritismo hacia el club blanco es tan grande, que la temporada pasada llegó a
emitir un 80% de los partidos de baloncesto de los chicos de Pablo Laso.
El Real Madrid lo quiere abarcar todo y,
cualquier evento, cualquier éxito de la selección nacional de fútbol le supone
un gran problema a los blancos al desviar la atención de sus éxitos reales o
figurados, con la colaboración de una mayoría de periodistas volcados en animar y alentar al club de Concha
Espina. Las críticas le vienen por celos de plumillas que no consiguen las
primicias que les exigen los medios para los que trabajan. Curiosamente, todos
los éxitos del deporte español han coincidido con la peor época para los
blancos. Hace años, aunque ustedes no lo recuerden, cuando la selección
española era eliminada de un torneo, a los jugadores del Madrid les gritaban,
“a por la séptima”, sin llegar a pensar, ni por un momento, que muchos
españoles no se sienten representados por un club de pasado Franquista cuyas
maniobras para ganar son ciertamente nocivas.
Mientras peor le vaya a Florentino y a sus
chicos, mucho mejor para el deporte patrio. Prevenir, por tanto, las victorias
madridistas es apostar por obtener grandes resultados en diferentes secciones deportivas. España que
ganado dos mundiales en balonmano, 5 en tenis, uno en fútbol y otro en
baloncesto, tiene deportistas mucho más importantes que el Real Madrid cuya
aportación, por cierto, es menor en la consecución de todos los títulos
conseguidos en los que no he incluido los campeonatos de Europa porque,
básicamente, no terminaría nunca
. Bale no es nadie, simplemente es un jugador
que en 24 años ha tenido 20 lecciones graves. Un pupas, un británico que, como
todos, fracasará en la liga española donde, para más escarnio, no aprenderá ni
una frase bien dicha. Dicho de otra manera, lo única orejona que van a
conseguir los blancos esta temporada, es Bale con sus pabellones auriculares de
Dumbo. Ya es hora de que entiendan que sin esfuerzo, sin sudar sangre no
desbancarán nunca a nadie. Invocar a los espectros pretéritos de Bernabeu y
Juanito es propio de fantasmas. Bale o no vale
Sergio Calle Llorens
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