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sábado, 3 de agosto de 2013

LOS ENFERMOS MENTALES


Los socialistas han montado sobre la cloaca andaluza un edificio tétrico y lúgubre en donde planificar sus latrocinios. A veces ponen de excusa la igualdad, la memoria histórica o la ayuda a los parados, pero el  resultado es que al otorgar subvenciones a cargo del contribuyente, el dinero se queda en los bolsillos de los miembros de la secta del capullo. El último caso que ha salido a la luz ocurrió en Carmona. Allí, la entonces Consejería de Empleo, hoy fusionada con la de Economía, concedió durante años subvenciones para programas a beneficio de enfermos mentales sin control alguno. De hecho, se entregaba el dinero sin asegurarse de su destino y, lo más grave, sin importar si el beneficiario cumplía los requisitos o no. Para el juez que lleva el caso, podríamos estar ante un nuevo y masivo fraude constitutivo de un delito de prevaricación, otro de malversación de caudales públicos y un tercero de fraude de subvenciones.

Si ya es grave robar a los parados, usar a los enfermos mentales para saquear la caja de caudales y llevárselo calentito, constituye una canallada sin parangón en el mundo de la corrupción mundial. El socialismo patrio parece empeñado en aplicar aquel viejo dicho catalán; “Pardal que vola a la cassola”, pues cualquier pájaro es bueno para cometer la fechoría. Apenas  basta una mirada circundante a la realidad de la república bananera de Andalucía para comprobar la obsesión hurtadora de estos mangantes de izquierda. Apostaría un huevo y parte del otro a que parte de todas las ayudas y subvenciones que ha concedido la Junta en los últimos tiempos están marcadas por la corrupción.

Tiemblo sólo de pensar en las manos que mecen la cuna cuyo único talento es para el autobombo. Andalucía es mediocre, corrosiva y peligrosa para los ciudadanos honrados. Los únicos lugares que se me ocurren para escapar de la Junta son mi playa con un mar turquesa queriendo huir de la tierra y debajo de la cama, de noche, siempre y cuando no se tenga veleidades lectoras.

Vivir bajo el yugo de la Junta y sus cómplices es una maldición bíblica. No importa que los andaluces no lo sepan, pues da igual que sean parados, jubilados, universitarios, putas, cornudos, autónomos o soplagaitas porque al final el brazo alargado de Andalucía llega a las carteras de todos. Pues, en definitiva, pertenecen a esa gran hermandad de enfermos mentales que permite, entre otras cosas, que les roben a plena luz del día y seguir bebiendo fino en la feria de turno. Sí, Andalucía tiene un olor especial; el de chorizo.

Sergio Calle Llorens

4 comentarios:

  1. Claro, pero que podemos hacer los ciudadanos honrados? Esto es una dictadura silenciosa, afortunados los que tenemos playas y paisajes para podernos olvidar por unos momentos de tanta m....

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    1. razón tienes pero a veces ni el Mediterráneo sirve,

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  2. Para estar tan preocupado por los enfermos mentales, en uno de tus artículos, a una pobre enferma y enamorada fans tuya la vapuleas sin piedad y la insultas. No tienes ninguna coherencia. Esa pobre mujer podría suicidarse por tu culpa. Si está tan enamorada de tí por tu inteligencia y por tu belleza, deberías de tratarla de otro modo,
    Este tipo de enfermos son muy inteligente, y guardan pruebas de todo y es más las llevan ante notario, por si les ocurre algo. Si del trabajo la han echado como bien dices, seguramente tiene documentos muy importantes en su poder y estaran en manos de abogado y fiscal. Saludos y cuidate.

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    1. Petri busca un psiquiatra urgentemente y deja de molestar.

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