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lunes, 26 de agosto de 2013

LA GARDUÑA



Camino de noche en un océano de árboles verdes en los montes de Málaga. La luna está en lo alto en su máximo apogeo y sus rayos de plata me iluminan el camino forestal. No lejos de allí, me esperan unos amigos a cenar en una casa rodeada de abetos. Me detengo a escuchar los sonidos del bosque. Si el mar es mi primera mirada, el bosque supone un refugio de última morada. Huele a romero, a tomillo y a pino fresco a pesar de los calores. Sigo caminando buscando la casa ajeno al lenguaje secreto de los animales y me concentro en la nueva tesis en la que trabajo; La Garduña.

La garduña fue una asociación de malhechores fundada en Toledo allá por el año 1412. Bandas que solían robar a los judíos y a los musulmanes. Sin embargo, las asociaciones de criminales nacidas al amparo de las germanías tuvieron su apogeo en la Sevilla donde iban a parar las gemas, esmeraldas y oro de las Américas. El propio personaje de Monipodio en la novela ejemplar de Cervantes Rinconete y Cortadillo estaría, sin duda, inspirado en un personaje real que el manco de Lepanto habría conocido en una cárcel hispalense. En mi opinión, La Garduña ha seguido existiendo en los últimos años bajo otras denominaciones y, muy especialmente, en el sur de España.

La Garduña copió su complicada estructura de una cofradía religiosa. Estaba compuesta por un directorio secreto de altos protectores y de un hermano mayor que dirige a una serie de capataces –uno por ciudad- los postulantes que eran los recaudadores y, los más siniestros, los punteadores que eran los asesinos o ladrones. Por último, estaban los chivatos o gente de poca monta que solían pasar información importante a la organización. Éstos últimos eran personas infiltradas en diferentes estamentos de la sociedad. Si lo pensamos bien, la Junta de Andalucía o, su PSOE, funcionan de forma parecida. El hermano mayor es el presidente del ente andaluz y, los Delegados del Gobierno de las ocho provincias los capataces. Los punteadores de ahora serían los sindicalistas y las agrupaciones locales desde donde se ha movido el caso de los ERE fraudulentos y las facturas falsas del sindicato horizontal UGT.

La influencia de La Garduña  fue tal que contaba entre sus afiliados con gobernadores, jueces, alcaldes y hasta directores de prisión. Al margen de su carácter esotérico y del posible hecho de que tres españoles llevaran los códigos de la organización a Sicilia y Nápoles, la influencia de la orden secreta era, con toda seguridad, la misma que hoy goza la Junta de Andalucía. Incluso los encubridores de entonces recibían un 10% de todos los negocios fraudulentos como ocurre ahora con los socialistas. La diferencia es que en la actualidad, La Garduña actual cuenta con innumerables periodistas y directores de periódico en nómina. Gente que mira hacia otro lado cuando se producen actos eminentemente ilegales. Hoy, tal como entonces, la regla máxima más importante se encuentra en la siguiente frase: “Antes mártires que confesores”.

La Garduña, al contrario de lo que ocurre hoy, carecía de documentos escritos, en 1821 apareció El Libro Mayor en casa del Hermano Mayor de la organización. Un texto de carácter heroico en el que se narraban todo tipo de crímenes. Como consecuencia del hallazgo, el Hermano Mayor, Francisco Cortina, fue ajusticiado  junto a otros destacados dirigentes de la organización en la Plaza Mayor de Sevilla, el 25 de noviembre de 1822. Son muchos los que apuntan que La Garduña siguió actuando bajo otras siglas y, también, tuvo una gran influencia en la Camorra y la Cosa Nostra. En 2013, el presidente de la Junta ha tenido que dejar el cargo por documentos que prueban su participación y conocimiento del latrocinio institucionalizado que practica durante décadas La Garduña Socialista. Y es que no existen documentos, hasta que se encuentran.

Son muchos los que todavía niegan que La Garduña existiese y, para dar más realce a esa opinión, afirman que la historia de la organización tiene su base en “Misterios de la inquisición española y otras sociedades externas”  escrito por una francesa anticlerical llamada Madame de Suberwick. Al parecer, sus fuentes no serían fiables. Sin embargo, yo opino que aunque hay parte de verdad en esa afirmación, negar que La Garduña existiese es llevar las cosas demasiado lejos. De igual forma, puedo concluir con la afirmación de que en Andalucía y, más concretamente en Sevilla, se vive desde el siglo de oro de la picaresca y de las actividades criminales de organizaciones que operan en la sombra y mueven los hilos amparados en la inexistencia de una sociedad civil inoperante y acrítica.

Reflexionaba sobre La Garduña Socialista cuando la casa de mi amigo, con los cristales de los farolillos humedecidos por el viento, se apareció ante mí como un alegre heraldo. Una oleada de ilusión me sacudió el alma ante la perspectiva de una cena copiosa regada por buen vino y con conversación inteligente. Antes de entrar en la propiedad, oí que algo o alguien se movía entre la hojarasca del bosque. Me volví para hacer frente a aquella cosa. Tal vez fuera un animal pero los rayos de luna no me alcanzaron para ver nada más. Retomé el camino no sin antes pensar que fuera de esa propiedad, La Garduña sigue afilando sus garras presta para seguir haciendo el mal en pleno siglo XXI. Entonces, y sólo entonces, un escalofrío recorrió mi espalda. 

Sergio Calle Llorens


2 comentarios:

  1. La garduña era una entrañable reunión de franciscanos descalzos y hermanitas de los pobres al lado de la banda de cínicos trincones, sectarios, fanáticos y enloquecidos robatodo de la PSOE. Si te interpones en su camino de latrocinio generalizado, en el que van acompañados por sus cofrades de la UGT, te puede pasar cualquier cosa. La "cosa nostra" funciona así.¡Ah! falta en el desfile IU, bendiciendo todo el saqueo!

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  2. Tienes razón; recuerda la cantidad de veces que se han perdido expedientes de casos de corrupción, las amenazas de muerte y demás asuntos que lo atestiguan. La garduña sigue viva.

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