Pero el cabreo de Morales sólo puede llevarnos a la
carcajada más absoluta. También los insultos de Maduro al llamar indigno a
Rajoy. Éste tipejo que, cuando no habla con los pájaros, apaña elecciones.
Bolivia es un país de risa que no puede darnos lecciones de democracia pues en
esa cochambrosa nación suelen propinar palizas a los contrarios al gobierno de
Evo. Entiendo, como digo, que se enfade al percatarse que nadie puede tomar en
serio a un país donde a los violadores se les entierra vivos con sus víctimas.
Debe entender que Bolivia, al igual que Nicaragua o Ecuador, es el tercer
mundo. Siglos después de su independencia que han servido para demostrar que
tras la separación de España, han hecho oposiciones para liderar “Payasos sin
Fronteras”. Como ocurre en la
Argentina con su peronismo atrasado y feroz de la señora
Fernández. La argentina es capítulo aparte. Sus decisiones las marcan sus
ataques de fiebre uterina con jóvenes que un día aprueban expropiaciones y,
otro, ya más calmada, se dedica a perseguir al primer ministro británico con un
documento para reivindicar las Malvinas.
El eje bolivariano se puede poner como quiera. En su derecho
está. Puede, si le parece, montar su circo habitual y hablar de la dignidad de
los pueblos cuando, como sabemos, es un concepto que no se domina en muchas
partes de Sudamérica. A lo único que llegará es a amagar algunas decisiones
contra los países de la UE
pero todo quedará en nada. Humo y nada más. Para Europa y el mundo civilizado
pueden seguir haciendo el indio hasta el final de sus días. Continuarán siendo
renacuajos que nunca llegarán a sapos. Y así, claro, la princesa del cuento no
podrá darles el beso que les saque de su patetismo encantado. Como diría Maradona;
“Qué la chupen, que la sigan chupando”.
Sergio Calle Llorens
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