El silencio de la prensa andaluza sobre el hecho de que
Invercaria usó un fondo de reptiles como el de los ERE, ya no sorprende a
nadie. Tampoco que el gobierno de la taifa regional utilizara un sistema opaco
para repartir los fondos con su empresa de capital riesgo. Todo responde a
un viejo procedimiento, el asalto a las
arcas públicas por parte de los socialistas y sus allegados. Si el llamado
cuarto poder andaluz pasa de puntillas por el escándalo, nosotros, ciudadanos
independientes, debemos ponerles las banderillas a esos vendidos por cuatro
maravedíes a cargo de la publicidad institucional del gobierno de la República Bananera
de Andalucía.
El escándalo de que supone la falta de publicidad en la
concesión de préstamos propios de Invercaria, que en 2009 ascendieron a 21,5
millones dio lugar a esa discrecionalidad para repartir esos fondos. Empresas
como Ceramica Syre de Vilches; o Below mark de un sobrino de Felipe González
recibieron dinero del fondo de reptiles.
El procedimiento es siempre el mismo; utilizar el dinero de
los ERE a espaldas del interventor .De hecho, el Consejo de Gobierno acordó
expresamente dejar a Invercaria fuera del control financiero de las empresas de
la Junta de
Andalucía. Tampoco la empresa contaba con una persona capacitada en su
organigrama para garantizar el adecuado funcionamiento del control
administrativo y contable. Por no hablar de la presidenta de la sociedad
capital de riesgo de la Junta ,
Laura Gómiz, ordenando informes falsos para justificar ayudas concedidas sin
papel alguno. Algo que en la actualidad, podría estar sucediendo en la Universidad de Málaga
donde miles de millones van a parar sin control alguno a la Fundación que dirige el
yerno de la rectora.
Sin control, sin oposición, sin prensa que desvele sus
tejemanejes, sólo quedamos los ciudadanos para denunciar el procedimiento en el
que se basa el latrocinio institucionalizado que aplica con gran rigor, la Junta de Andalucía.
la estatuilla por interpretar el papel de garganta profunda, de rodillas,
por supuesto.
Sergio Calle Llorens
Felación en toda regla, diría yo, de muchos periodistas andaluces, no todos, a la casta política que nos domina.
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