Canal Sur reparte miseria y degradación hasta en sus falsos
programas de solidaridad. Lo ciertamente repugnante es que con la cantidad de
millones que se gastan en mantener ese engendro, los resultados sean tan
paupérrimos. Dejemos a un lado la inmensa propaganda electoral que escupe la
televisión autonómica, para centrarnos en los desvergonzados e impresentables
contenidos tan letales para la formación cultural de una sociedad tan
necesitada de ella. Todos, absolutamente todos, representan el triunfo de
los valores culturales del franquismo. Una batalla que se anota el General
después de muerto; copla, chascarrillos, folclóricas y odas a la inmigración
del pobre andaluz. Todas las bajezas morales de los
lumbreras del ente autonómico, se dan con la contumacia de la que son capaces
los socialistas andaluces. Para su desgracia ya no existe el Generalísimo con
el que justificar sus escasos éxitos profesionales al margen, claro está, de
sus jerifaltes que tan bien les pagan.
Hay diferentes tipos de discapacitados pero los más grandes
son aquellos que no tienen corazón. Como los hombres y mujeres que hacen
posible la basura de Canal Sur. Deberían ser honestos por una puñetera vez en
la vida, renunciar a las subvenciones y poner fin a este tormento que impide
que se pueda invertir más dinero en educación o sanidad. Supongo que es pedir
demasiado a esos tarambanas que viven del engaño, pero si les quedara algo de
dignidad, suicidarían su abyecto canal, tal y como hicieron los diputados
franquistas en cortes dando paso a la convivencia de la democracia.
Sergio Calle Llorens
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