Mis remordimientos son leves como las olas rizadas del mediterráneo.
Algo que, sin duda, no podrá decir jamás el árbitro escocés Craig Thomson tras
apear al Málaga de las semifinales de la liga de campeones. Eso, en el supuesto
de que tenga conciencia. Si no fuera así, sólo puedo añadir que el infierno no
está en el remordimiento, sino en el corazón vació como dejó escrito un gran
hombre. Sea como fuere, los hechos son los que son. El partido fue amañado
aunque la prensa de la meseta se niegue a publicar noticias sobre el tema. Lo
cierto es que el Málaga C.F. ganaba 1
a 2 en Dortmund en el minuto 90. La noche buscaba la
madrugada y los malagueños, como el resto de españoles de bien, contenían la
respiración. A esa misma hora, la casa de apuestas Betfair recibía cientos de
apuestas de mil a uno por la victoria de los alemanes. Sospechosamente, todos
los apostantes que luego se llevaron un pellizco importante, eran de la misma
zona del Reino Unido que el colegiado. El Borussia terminó remontando con goles
ilegales con hasta cinco jugadores en fuera de juego. Puede que los británicos
inventaran el fútbol, pero desde entonces no han aportado nada al buen
funcionamiento de ese deporte.
Clama al cielo que nadie pueda investigar el tema pues la
ley británica impide revelar los nombres de los apostantes. De conocerse, podríamos
establecer las conexiones del señor Thomson con los postores. Estamos ante un
caso único e inaudito. Seguidores de una misma parte del mundo deciden perder
la cabeza apostando a una victoria del equipo de casa a escasos segundos del
final. Esta extraña coincidencia no se explica por el mal de las vacas locas
que, de repente, hubieran afectado las facultades mentales de esos afortunados.
Sencillamente, sabían lo que iba a acontecer en los minutos finales. Y, por
supuesto, ganaron una pasta. No eran los únicos, parte de la prensa
española apostaba ya por unas
semifinales entre españoles y alemanes. Incluso soñaban con ella.
Probablemente el libro negro de la UEFA está todavía por
escribir. Un trabajo que desvele los tejemanejes de una organización corrupta y
prepotente. En la retina de los buenos aficionados al deporte, quedarán
grabadas para siempre las imágenes del robo de Dortmund y, también, el hecho de
que en el sorteo de liga de campeones se mostraron todos los goles con la
excepción de los del Dortmund. La
UEFA llevó el escarnio mucho más lejos en el homenaje de Van
Nistelrooy donde obviaron los goles que había metido con la elástica
blanquiazul. Al holandés el detalle no le pasó desapercibido y comentó delante
de esos arrogantes dirigentes del fútbol europeo, la tristeza que llevaba por
no ver al Málaga C.F. en las semifinales.
La prensa obviará el tema del amaño de partidos hasta que el
Real Madrid sufra, algún siglo de éstos, un agravio parecido. Entonces los que
hoy callan, se rasgarán las vestiduras y tirarán con fuego contra los despachos
federativos. ¡Dios quiera que para entonces alguien esté en disposición de
presentarnos las pruebas definitivas de aquel robo de Dortmund! La tristeza por
esa injusticia no nos puede paralizar pues Málaga y el Málaga merecen pisar la
tierra prometida. Esa de la que no son dignos sinvergüenzas como Michelle
Platini y Craigg Thomson.
Sergio Calle Llorens
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