Páginas

jueves, 14 de febrero de 2013

CURRITO EL DE LA CRUZCAMPO



Es curioso que el día de San Valentín celebremos también la jornada de las enfermedades congénitas cardiovasculares. Casi tan curioso como que una eventual caída del gobierno de España, no haya nadie en la oposición para tomar el relevo; Blanco a punto de sentarse en el banquillo por el caso campeón, el mismísimo escándalo de los ERE e Invercaria en Andalucía, el espionaje estilo la agencia TIA de Mortadelo y Filemón en Cataluña. Todo es un continuo movimiento de brazos en una mar cubierta de mierda, y por más que Mato, Bárcenas, Camps, Urdangarín o Griñán muevan los brazos intentando señalar a los otros, ya no los cree nadie. Todo es el resultado de un sistema podrido hasta las trancas en el que, por supuesto, los ciudadanos y los periodistas tienen su parte de culpa.

Les pondré un ejemplo ilustrativo; ayer mismo recibí varios mensajes de un periodista malagueño que responde al nombre de Curro Troya. Es un hombre del régimen socialista andaluz. Un experto en libelos injuriosos. Un defensor de las bondades de la Junta. Un tipo desagradable que, para que se hagan una idea de su catadura moral, no dudó en faltar al respeto a Jesús Castellanos cuando éste falleció de un derrame cerebral en Málaga. El pecado del profesor era su condición de cofrade, algo que, por lo visto, el Currito de la cadena ser no ve con buenos ojos. Sus tuits en la red fueron motivo de gran polémica entre la Málaga cofrade. Ni que decir tiene que atacar a la iglesia es algo que pone, y mucho, a los dirigentes socialistas y, Curro se ganó algún que otro trabajito con sus rebuznos.

El caso es que recientemente me agregó como seguidor en Twitter. Al parecer, le habían encomendado sus jefes espiarme un tanto. Me dio comba durante un tiempo y luego me lanzó el anzuelo que, por supuesto, mordí con gusto. Era sobre el metro. Un proyecto que como vengo demostrando en mis trabajos estuvo mal planeado, peor ejecutado y sólo ha servido como propaganda política de sus jefes socialistas. Ni él, ni nadie, han podido explicar la causa por la que engañaron a los malagueños con la apertura del metro en el 2011 cuando todo sigue manga por hombro, es decir, en obras. Ahora Currito trataba de justificar que el último tramo del suburbano sea en superficie porque los proyectos están para ser cambiados, modificados. Nos enzarzamos en una discusión en la que yo, en todo momento, le llamé de usted, no solté ningún taco y nunca le falté al respeto. Él que, a cada paso iba demostrando su incompetencia, se acogió a la quinta enmienda de los periodistas del régimen; culpar de todo al dirigente popular de turno, previa pérdida de papeles de por medio. Cuando le hice ver que los proyectos en los países serios como Dinamarca no se cambian como en la República Bananera de Andalucía. Es obvio que el tema le sobrepasaba, así que no tardó en llamarme trol en mensajes privados, pues los otros iban destinados a su cadena ser, al alcalde de Málaga y a mi persona para que quedara meridianamente claro a quien defendía Currito el de la Cruzcampo.

Después de formular extraños axiomas acerca del despilfarro y otras cosillas, Currito, risueño, se frotó nerviosamente las manos. Y como para el patán de la Cruzcampo, una orden de su señoría, una simple sugerencia de su señoría, tiene una vital importancia, la imagen de la corrupción generalizada socialista no queda nunca entronizada. Para disimular, de vez en cuando, publica algo crítico con su gente y poder pasar de periodista independiente.

Desgraciadamente, Curritos de la Cruzcampo hay muchos en España. Y de todas las tendencias políticas. Periodistas que un día vendieron su alma al diablo por unas cuantas monedas de oro. Callaron en Marbella, en Valencia, en Sevilla, en Barcelona y en Mallorca. Por eso, tienen tan poca justificación como el político que mete la mano. Cada vez engañan menos. Los vemos agitando los brazos en el agua junto a sus comisarios políticos en un número de natación sincronizada. Se saben los pasos, se conocen al dedillo los movimientos. Pero si alguien les advierte de la impostura de un chabacano número de circo, el Currito de la Cruzcampo tratará de meterle en la piscina para ahogarle para siempre. No les culpo. Fuera de esa agua infectada, esas alimañas no sabrían a qué dedicarse.

De cualquier forma, he de agradecer a este Curro Troya el que me haya dado tanta publicidad pues tras la polémica, el alcalde de Málaga me agregó como seguidor. Y a un servidor, aunque no le haya votado nunca, le supone un honor como malagueño que la persona más importante tras el Rey y el Presidente de España- según dicen los estatutos de la orden malagueña de los Rebeldes- tenga a bien leerme.

Coda: Los políticos españoles quedarían muy bien en un libro de Agatha Christie; son todos sospechosos.

Sergio Calle Llorens




2 comentarios:

  1. Querido amigo: ¿A quién se le ocurre entrar en diálogos con zopencos, analfabetos, sectarios fanáticos y demás ralea? No pierda usted su precioso tiempo. Le dejo una cita evangélica, que por serlo seguro que molestara mucho al zoquete que atiende por Curro Troya:"No echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen".(Mateo 7,6)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el consejo. Te cuento, ya me habían advertido que iban a hacerme un par de visitas. Me lanzaron el guante como en un duelo y, por supuesto, acepté encantado.

      Un abrazo

      Eliminar