El vídeo del PSOE pidiendo perdón, lejos de ablandar mi corazón, me mantiene en la firme convicción de que al partido del capullo sólo le pueden
venir bien, para redimirse, una larga temporada en la oposición. Entonces podrán
presentarse al electorado con las manos limpias y la cabeza alta. Hasta ese
momento, no hay súplicas que valgan. El único vídeo que estamos interesados en
ver los electores, es el anuncio del cese inmediato de actividades de esa banda de
cuatreros sin escrúpulos que encabeza Griñán. El padre de los ERE andaluces.
Esta última producción audiovisual socialista es más falsa
que la virginidad de Lucía la Piedra. Un
trabajo cuya única respuesta debe de ser la de “Sin Perdón”, aquel magnífico film de Clint Eastwood. En
ella, sus protagonistas me recuerdan a esos hombres sin ley que son los
socialistas españoles. Forajidos con áurea mística nacida de un dolor impostado,
porque sí en los Westerns, los personajes son abocados a tomar el mal camino
por haber presenciado la muerte o violación de uno de los suyos, entre los
ladrones socialistas, el trauma franquista les pilló, a pesar de la pose, muy
lejos. No deja de ser curioso tampoco, los métodos empleados por los chicos de
Eastwood para acabar con sus enemigos. Algo que
enlaza definitivamente con el protagonista de Centauros del desierto-
The Searchers- matando hombres por la espalda y disparando a los ojos a indios
muertos. Puede que usted piense que estoy llevando las cosas demasiado lejos,
pero el ciudadano medio muere un poco cada día como resultado de ese banquete
socialista que ha desangrado a los ciudadanos. Y sí, no van con pistolas,
porque ya no les hacen falta al haber perfeccionado sus métodos para hacer el
mal.
El problema del PSOE en la actualidad radica en que
arrastran un carromato repleto de cadáveres fruto de sus múltiples años
ejerciendo el gobierno. Víctimas, todos ellas, que en un momento de sus vidas creyeron ser más rápidas y más listas a la hora de sacar el revolver. Como al
espectador en Sin Perdón, al ciudadano medio le llega la falta total de épica
de la historia narrada; un sheriff que se niega a castigar a los culpables, un
joven más chulo que un ocho que sólo piensa en la recompensa, y un par de
ancianos, ex cuatreros incapaces de subirse a un caballo o de disparar a otra
persona. Más o menos como nuestros sindicalistas. Por supuesto, ustedes también
aparecen en el film en forma de dos jóvenes asesinados brutalmente por gente que se presenta como de a pie,
trabajadora, e incluso, arrepentida. Y claro, ante eso, sólo podemos gritar
aquello de Sin Perdón.
Los ladrones ya no son tan simpáticos como Billy The Kid.
Sergio Calle Llorens
Eres un maestro de la pluma amigo mío, da gusto leer tus textos, espero que estés recuperado de salud que vaya añito que llevamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Juan Alsina
Gracias amigo; Con llegar al día siguiente ya me es bastante.
EliminarSaludos