La vida de los socialistas andaluces transcurre entre el péndulo
de la desvergüenza y el latrocinio institucionalizado. No hay día que no se
levanten con la certeza de que aman la corrupción más que ayer, pero menos que
mañana. Hace un año, sin ir más lejos en el calendario, defendían el no a la
huelga que los sindicatos horizontales- de no trabajar- le montaban a ZP para
lavarse la cara a última hora, argumentando que la democracia no puede
descansar ni un solo día. Trascurrido el tiempo, ya no se sienta en la Moncloa el indio amigo del
viento, sino un hombre blanco y barbudo. Y, por supuesto, la cosa cambia. En consecuencia,
el parlamento andaluz hará huelga.
No seré yo quien se oponga a que el Hospital de las cinco
llagas cierre sus puertas. Al menos, por un día, esos inútiles parlamentarios
no podrán hacernos daño. Además, como saben todos ustedes, defiendo desde hace
años la clausura definitiva de la sede española de “Payasos sin Frontera”. Más
que nada porque desear la inmortalidad
de ese engendro es desear la perpetuación de un gran error. Un pecado
cometido por hombres vulgares al inventar la vida en el parlamento andaluz porque les
era más fácil soportar a los demás que a sí mismos.
La huelga que en catalán se traduce como la vaga, ya me
entienden, constituirá el primer paro institucional en Andalucía en tres décadas.
Es evidente que el derecho a la huelga es perfectamente respetable, pero no para
aquellos socialistas que, como la Ministra
Elena Salgado, gastaron más de 100.000 millones de euros más
de lo que ingresamos en 2011. Sólo con los intereses de la deuda generada por
los años de Zapatero supone 40.000 millones de euros anuales. Una ruina sin
paliativos fruto de sus políticas loquinarias de dos legislaturas “progresistas”.
Ponerse al frente de una huelga, o alentarla, como si IU y
el PSOE no hubiesen realizado recorte alguno en el último año que llevan en el gobierno, es casi igual
como si Fidel Castro fuese elegido Presidente de honor de las democracias
occidentales. Huelga decir que todo imbécil execrable que no tiene nada de lo
que vanagloriarse en su gestión política, se refugia tras una pancarta. Por
eso, no les extrañé si mañana el zangolotino de Valderas camina feliz junto a
los manifestantes en Bollullos del Condado. Lo que no queda tan claro, por cierto, es que hará
Griñán y su agenda oculta de mañana. Me juego la cabeza a que aprovecha el día
para preparar su defensa en los diferentes casos de corrupción en los que está
metido hasta las cejas, o a lo peor, nos saca un nuevo impuesto con el que
castigar a todos aquellos que decimos bien fuerte: NO A LA HUELGA.
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario