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lunes, 12 de noviembre de 2012

EL BOICOT A CATALUÑA

Teniendo los nacionalistas catalanes a un burro como símbolo, era de esperar que Artur Más tuviera un comportamiento tan terco como la mula Francis. A los independentistas, y al propio presidente, habría que recordarle algunos datos históricos sobre la historia de Cataluña desconocidos para la gran mayoría de personas que acude a beber, un día sí y otro también, a las mismas fuentes. Aguas venenosas y turbulentas gracias a la manipulación de los fontaneros del terruño.

Las famosas barras no eran el emblema de un reino o territorio, sino de una familia que, como saben todos los historiadores serios, pertenecía a una casa reinante que desde el siglo XIV tenía Aragón como territorio principal. Una casa que absorbió a la de Barcelona puesto que esta quedó extinguida en 1150 por el matrimonio de Conde Ramón Berenguer al casarse con Petronila, hija de Ramiro el Monje, rey de Aragón. Por lo tanto ni condes reyes, ni zarandajas. Hay que ser Cap de Pardals para creer que en la historia hubo una nación catalana independiente del resto de España. Me cuesta creer que nadie les haya explicado a los escolares del principado que una vez existió una corona aragonesa, o que sus reyes tuvieron el imperio más extenso del occidente medieval. Imagino que se centraron en los Almogavers y poco más. Nada de esta empresa común, nunca compartida, nada de las conquistas de valencianos, catalanes y aragoneses en un mismo ejército. También me entristece saber que en muchos libros de texto se asegure que el castellano o español fue impuesto en Cataluña. Puede ser que fuera así en la dictadura de Franco, pero el que pasó realmente es que los catalanes aprendieron el español y la hicieron suya, porque fue la lingua franca con la cual podían comunicarse y hacer negocios con los diferentes pueblos que habitaban en sus tierras. Pensamos que en el sur de Cataluña se hablaba mozárabe, entre otras lenguas, así que no tuvieron más remedio que ponerse a practicar la koiné que triunfaba en toda la península ibérica.

Cataluña, por lo tanto, tiene dos lenguas, dos almas, dos formas de entender el mundo y hasta dos formas de sentir su nacionalidad, pero un solo estado, el español. Obligar a elegir a los catalanes entre papa y mama es un crimen que va a traer repercusiones tremendas para todos sus habitantes. No se trata que Cataluña salga inmediatamente de la UE con la independencia, o que la región vaya a empobrecerse de golpe- los expertos señalan 10 años de recesión- sino que la fractura social sería insoportable. Aranceles, inseguridad económica, fuga de capitales, huida de empresas y mil desgracias más, pero Más, como siempre, juega a hacerse el sueco mientras una periodista sueca le recuerda en Bruselas su falta de honestidad al plantear un referéndum imposible.

Empezaba hablándolos del pasado, pero volvemos al futuro inmediato. La catalanofobia aumenta en el resto de España y se prepara un boicot tremendo contra los productos catalanes de cara a la navidad. La amenaza es mayor ahora que cuando Carod-Rovira se negó a apoyar a la candidatura madrileña a los juegos olímpicos. Entonces las ventas de cava cayeron en navidad un 20% pero ahora, me duele escribirlo, la cifra podría conseguir el 40%. 

Pero hay algo en el que Artur Más sí tiene razón; a los nacionalistas catalanes no los parará ni un consejo de ministros, ni un tribunal constitucional, sino la realidad de empezar a perder su mercado natural, porque para vencer a los competidores sólo tienes que cortarles los cojones económicos. Este día, los propios empresarios catalanes, con bandera blanca, gritarán aquello del nacionalista catalá és un ocell de mala pell.

Sergio Calle Llorens

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