Hubo un tiempo en el que la Junta de Andalucía no dejaba, siquiera, que Málaga capital fuera declarada ciudad turística, por lo que prohibió la señalización de los hoteles. Aquello unido a años de agravios llevó a que los malagueños votaran en masa al PP, y ahí siguen gobernando en la casona del parque. Cualquier hijo de vecino, aunque sea socialista, se da cuenta de que la política de palos continuos a esta ciudad, no conducen más que al desapego de la secta socialista. Sin embargo, lejos de enmendar la plana, los hijos de la pereza mental que, sufren agujetas cada vez que piensan, continúan cortando cualquier iniciativa brillante que se desarrolle en la ciudad.
El último caso se llama el de tecnocasas. Un proyecto que quería recuperar aquel viejo sueño del PTA de construir viviendas ecológicas e incubadoras de empresas para jóvenes. La Junta dijo que naranjas de la china, y como Mahoma no iba a la montaña, pues dos malagueños ilustres como Felipe Romera- Director del parque tecnológico y el gran arquitecto Salvador Peralta decidieron que ya era momento de que la montaña fuera a Mahoma. Una vez más, el proyecto de las viviendas ecológicas se ha topado con la cerril y estúpida respuesta de los chicos del Guadalquivir, más ocupados que nunca en divertirse en la feria de Sevilla. Hay cosas que no cambiarán jamás.
Siete años después de que se presentase la iniciativa, la Junta aprobó el pasado mes de enero un nuevo Reglamento de Registros de Demandantes de VPO para que cualquiera, y no sólo los emprendedores, puedan acceder a las viviendas protegidas. Así que los que tenían una idea empresarial que desarrollar con la vinculación de estas casas, verán que cualquier idiota con el carnet socialista pueda quitarles el sitio, porque la ilusión ya está extinta a esta orilla del mediterráneo, que, pese a todo, sigue siendo la reina en las aportaciones en las arcas de la comunidad.
El proyecto malagueño ha visto como los dementes que se envuelven en la bandera andaluza, y, da pena decirlo, tienen al demente de Blas Infante en el pabellón de sus héroes nacionales, les hacían la puñeta una vez más con el reglamento. Como estamos en tiempo de trajes y faralaes, y la comunidad andaluza cierra por los efectos del rebujito, es momento de gritarles a la cara, una vez más, que se pueden meter las sevillanas, su feria, su juerga, su patetismo y su bandera árabe por donde les quepa, con mástil incluido, por supuesto. Dixit
Sergio Calle Llorens
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