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miércoles, 11 de enero de 2012

EL LIBRO DE LOS IDIOTAS


El miedo es un sentimiento de angustia ante un daño real o imaginario. Un recelo o aprensión ante la posibilidad de que suceda algo contrario a lo que se desea. Yo tengo, básicamente, miedo a dos cosas; al vertiginoso discurrir del tiempo y a los idiotas. Especialmente a estos últimos, porque la vida es muy breve para tener que lidiar con cretinos a todas horas. Imaginen el pánico que les profeso, que desde hace más de un lustro, escribo un libro sobre idiotas. Así cuando me topo con uno, apunto su nombre y la causa por la cual merece estar en un puesto de honor en mi obra. Es más, suelo grabar sus números de teléfono para que, en caso de llamada, pueda identificarles fácilmente y no descolgarles el auricular. Además jamás respondo a una llamada con número oculto. Y es que nunca se sabe cuando uno va a ser asaltado por un idiota.


Estoy plenamente convencido de que la estupidez es contagiosa en grado extremo. Así que eviten ver la televisión todo lo que puedan. Pero no todos los idiotas están en televisión. Por eso hoy voy a ponerles algunos ejemplos muy ilustrativos. Creo que sólo tengo tres amigos en mi vida. Uno está soltero, otro se ha casado cinco veces por lo civil y otro se esposó por idiota. Quiero decir que fue a dar el sí quiero, a una señora tan fea, que María Antonia Iglesias a su lado parece Miss Universo. Desconozco los efectos secundarios de despertarse junto a una cosa tan horrorosa, pero a mi amigo le auguro una vida bien corta. Y es que además de fea, la mujer en cuestión no habla, ladra. Otro ejemplo es el de la chica solidaria y moderna que conocí en el trabajo. Responde al nombre de Lucía. Es tan guay del Paraguay que viste como una hippie de los años 60. Creo que no hay una persona más de izquierda que ella. Para dar ejemplo compra zapatos baratitos a los chinos y luego se queja de lo poco que tardan en romperse. Obviamente tampoco le importa adquirir juguetes hechos por chinitos menores de 10 años. Tal vez eso explique su admiración por Fidel Castro. . Para finalizar con algunos de los personajes incluidos recientemente en mi libro de idiotas, está Rosa de San Sebastián que a la guerra de la independencia la llama- por aquello de negar a España- la guerra de los ingleses y los franceses. Y es que algunos vascos son tan diferentes-también en la educación- que cuando tienen a alguien en la cama, se masturban para probar su independencia. El caso de Rosa es sangrante, sobre todo su anodina conversación. En su compañía el tiempo pasa tan despacio que te bebes un whiskey 15 años, y éste rejuvenece.




En la vida hay gilipollas de todo tipo, cada uno con una neura diferente. Los hay de todo tipo; aquellos que colocan su toalla junto a la tuya en una playa desierta. Otros que dejan la mierda de sus perritos en tu puerta. Incluso hay loquinarios que atraviesan Andalucía de cabo a rabo para destrozar un parque nacional en nombre de una “paloma blanca”, o así la llaman los rocieros cuando se les traba la lengua por los efluvios del alcohol. Por alguna razón que desconozco, suelo ser popular entre esos idiotas. Es más, mientras más huyo yo de ellos, más se me acercan, ya sea en el metro, en el tranvía o en la cola del banco. Les juro por mi ardiente prepucio que no hay nada más desagradable que caerle bien a la gente que te cae mal.


Mi vida trascurre en un intento por huir de esa gente con la vana esperanza de no tener que volver a añadir un nuevo nombre en mi libro de idiotas. Imposible. Reconozco que con los años me he vuelto más solitario que nunca. Pero ni en mis largos paseos por las montañas donde aspiro el olor de los eucaliptos, me libro de ellos. Sin embargo, como ocurre con el vino no todas las naturalezas se agrian con la edad, y no suelo dejarme llevar por mi frustración por tener que tratar con un nuevo imbécil. Si el vino se reconoce por el color, el pan por el olor y todo por el sabor, los idiotas deben de tener un sabor malísimo, aunque a veces no me importaría comérmelos vivos.


ELI! ELI! lamma sabachtani


Sergio Calle Llorens

7 comentarios:

  1. Cada vez que te leo me gustas más. Susana Bonnemaison

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  2. Quiero decir que como se puede ser tan directo y decir tanto en tan poco tiempo.

    Saludos

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  3. Carmen Alcantara: Se me acaban los calificativos con tus artículos. Eres la caña tío. Te admiro profundamente. Me has hecho reír hoy muchísimo.

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  4. Soy Carmen otra vez, qué significa la última frase de eli, eli, gracias.

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  5. Es una oración tomada del salmo 22, que probablemente recitó completo y en arameo Jesucristo. Viene a decir padre por qué me has abandonado. Gracias a todos.

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  6. Rafael Anticortijo12 de enero de 2012, 11:33

    Sergio, con este artículo me he sentido identificado, me ha hecho reflexionar, y he disfrutado muchísimo. En algunos momentos, he llegado a la carcajada por cómo ha atinado en sus metáforas y en los ejemplos de idiotas. Escribe muy bien, y estoy muy de acuerdo con sus opiniones. Enhorabuena.

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    1. Pues muchas gracias Rafael. Se agradecen sus comentarios. Imagino que se siente identificado porque usted también se topa con idiotas todos los días. Le recomiendo, si permite la sugerencia, empezar usted su propio libro de idiotas en los que anotar a todos aquellos que se ganan ese epíteto. Saludos

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