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lunes, 28 de noviembre de 2011

JAIMITO CHAVES


La familia del Marqués de la Dislexia, también conocido como Manolito Chaves sigue dando noticias extraordinarias. Esta vez no se trata de una nueva subvención millonaria a la niña de sus ojos, ni siquiera un crédito condonado a su propia persona. Tampoco de las comisiones de su hijo Iván, que siempre iba a por la pasta con la cara descubierta, a diferencia de su tío que cobraba con la careta cubierta del PSOE en diferentes climas. No, queridos amigos, ahora estamos ante un escándalo sexual protagonizado por un sobrino del otrora rey del paro andaluz. A ver, la criaturita que responde al nombre de Jaime Chaves Díaz fue condenado en sentencia firme el pasado mes de junio a una pena de tres años y medio de prisión por abusar sexualmente de dos adolescentes de 14 y 15 años. Al parecer, el sobrinillo- que en italiano se dice nepote- quería darle una alegría a una parte de su cuerpo que rima con la parola señalada. Es decir, que el hijo de Antonio Chaves González aprovechó la clase de pádel en el colegio El Atillo, en Jerez, para realizar tocamientos impúdicos- mira que cochinote nos salió- a dos menores de edad. Y es que ya lo decía Cela, cuando las ganas de follar aprietan ni los culos de los muertos se respetan. Al parecer se acercó a una de las chicas y le dijo aquello de España tan seca y vosotras tan húmedas, tras lo cual quiso comprobar de primera mano la exactitud de su afirmación.



Cuesta creerlo porque hasta ahora el clan de los Chaves destacaba por su carácter filantrópico destinando todo el dinero acumulado en años de servicio a la Junta de Andalucía a la Fundación para el cuidado de la familia. Sin embargo, uno de los suyos rompió la tradición familiar al meterse a ginecólogo sin estar cualificado y sin el consentimiento de las interesadas. Craso error que le ha costado una pena de tres años y medio de prisión por abusos sexuales. La sentencia de la Sección Octava de la Audiencia de Jerez confirmó una resolución anterior del Juzgado de lo Penal Número 1 de esa localidad gaditana. Lógicamente en la República Bananera de Andalucía, apellidarse Chaves supone pasarse la ley y las sentencias por el arco del triunfo, ya que en contra de la práctica habitual, la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias le otorgó el tercer grado de forma automática tres semanas después. Vaya que de los tres años y medio condenados, el tocólogo chavista ha pasado veintiún días en el talego. Imagino que esto es lo que llaman los socialistas igualdad. Llegado a este punto me gustaría saber que opinan del asunto las feministas subvencionadas de la taifa del sur. Ya saben esas mujeres cuyos gustos son iguales a los de los varones. Supongo que guardaran silencio por aquello de que el dinero no cambia a nadie, solamente lo descubre. También, si no es mucho pedir, quisiera conocer en qué estaba pensando la Junta de Tratamiento del Centro de Inserción Social Jiménez Asúa de Sevilla cuando propuso la concesión del tercer grado penitenciario a Jaimito Chaves, algo que le fue concedido por instituciones penitenciarias que dirige Mercedes Gallizo. Mis ansias de saber están basadas en que nunca se había dado antes un caso en el que un condenado pasa de un grado a otro sin mediar situación intermedia. Y más teniendo una condena tan amplia para una persona sin antecedentes. Imagino que ni la Sexta, ni Cuatro, ni el canal.- Sur- más abyecto de la televisión mundial tocarán el tema de trato de favor de otro familiar de Chaves, que por cierto todavía no ha abonado las indemnizaciones ordenadas en la sentencia, de 10.000 y 8000 euros respectivamente, a sus dos víctimas. Y es que el periodismo o es independiente o es una auténtica farsa.



Finalmente quiero llamar la atención de todo el dinero que nos ha costado la patética familia Chaves a los contribuyentes a lo largo de todas estas décadas. Sería buen momento para, una vez finalizada la suma, pedirles una indemnización compensatoria y millonaria a esa partida de bandoleros, los cuales, intuyo, si fueran plantados en los campos andaluces no necesitarían ser abonados con estiércol. La única conclusión que podemos llegar después de sufrirles, es que hubiera sido mejor para todos que la mamá de Manolito Chaves hubiera tirado al niño a la basura para quedarse con la cigüeña.


Coda: Valgan estas líneas como humilde homenaje a esas dos pobres chicas que sufrieron los abusos de Jaime Chaves Díaz.


Sergio Calle Llorens

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