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lunes, 31 de octubre de 2011

EL PLENO PARO


Guardo bajo llave en el ático de mi memoria algunos recuerdos de mi niñez. Momentos de felicidad inmensa en compañía de mis seres queridos. Aquel niño dichoso que soñaba con países lejanos, piratas y barcos a los que asaltar se convirtió en el hombre que ahora soy. En definitiva, fui rapaz cuando me tocó serlo y me convertí en adulto en el momento justo. Ni más pronto, ni más tarde. Por eso creo que aprendí pronto aquella máxima de los celtas que concibe al ser humano como un árbol que crece hasta llegar a algo cercano a la perfección. Y aunque jamás sea algo parecido a la excelencia, estoy convencido que soy mejor persona que en el pasado. Además sigo mirando el mundo con ojos de niño, y tal como entonces me sigue asombrado la estupidez humana.

Uno de esos recuerdos tiene que ver con mi hermano pequeño al que trataba de macarle unos goles antes de volver al colegio. Mi pariente, sorprendentemente, comenzó a realizar paradas espectaculares. Por un momento pensé que era el mismísimo Arconada. Así que le chuté con más fuerza, pero no había manera de batirle. Y todo ante los repetidos ruegos de mi madre para que dejáramos la dichosa pelotita pues se hacía tarde. Pero el mundo no existía para nosotros. Yo seguí disparando auténticos misiles y mi hermano parando hasta que un tiro esquinado salió de mi bota. Aquello sólo significaba una cosa: El gol era mío. Pero el muy cabezón viéndose batido prefirió abrirse la ceja contra la pared antes que dar su brazo a torced. Aquel día, lo recuerdo, el niño terminó en urgencias y yo castigado a pesar de que puse en funcionamiento mi mente española tratando de presentar una excusa plausible: “Es que, es que”. Ni es que, ni leches- me respondió mi madre- mientras limpiaba la sangre al herido. Aquel día aprendí el significado de la palabra responsable.

La responsabilidad es uno de los valores y pilares más fuertes del éxito. No es la principal manera de llegar a la victoria, es la única manera porque sólo siendo responsable se puede tener un futuro mejor. Eso explica porque la Junta de Andalucía y los gobiernos socialistas nunca podrán resolver el problema endémico del paro. Sencillamente no lo reconocen y si lo hacen, echan balones fuera. Este mismo año Pepito Griñán llegó incluso al esperpento de culpar del paro a China. Algo que concuerda muy bien con las declaraciones del secretario general de economía de la taifa andaluza Gaspar Llanes, para quien “el éxito económico de Andalucía y su gran capacidad de crecimiento se han vuelto en su contra”. La frase que no deja de ser un insulto a la inteligencia no explica las causas por las que el desempleo español triplique al alemán a pesar de haber sufrido la misma tasa al comenzar la crisis. Tal vez todo pueda ser explicado por el hecho de que los socialistas españoles negaron la crisis, y los germanos se pusieron a trabajar para luchar contra ella. Lo dicho es una cuestión de responsabilidad. Pero claro es mucho más fácil echar la culpa del desempleo a Canovas del Castillo, al dictador Franco, a la conjunción planetaria antes de decir; señores nos hemos equivocado y hay que empezar de nuevo. Así, la secta de la rosa sigue con aquello de Sostenella y no enmendalla. Como dice el dicho latino “errare Humanum est, perserverare autem diabolicum, que en Andalucía es socialista.


Por todo lo expuesto, cada vez que se dan las cifras del paro escucho con atención las estúpidas justificaciones de los socialistas andaluces. Los mismos retrasados mentales que llevan casi tanto tiempo gobernando como Franco. Esos que gastaban dinero en campañas de la segunda modernización o de Andalucía imparable. Chaves, Zarrías, Griñán y todos sus compinches se comportan igual que un niño que no sabe como justificar lo injustificable. Abren la boca, tartamudean un torpe es que, es que… pero no pueden terminar la frase porque la realidad es testaruda. Y es la siguiente: A día de hoy, Andalucía es la región con más paro de Europa. Tiene más población que Cataluña, y sin embargo la mitad de hospitales, es la tercera comunidad por la cola en inversión sanitaria por habitante y la última en facultativos, en enfermeros y en especialistas. Sus escolares farfullan un dialecto incomprensible-más que nos pese a todos- con un fracaso escolar del 38% frente al 14,9% de la UE. Podría seguir aportando datos hasta final de año para sonrojo de los del capullo, pero dudo mucho que sirviera de algo. Esos tipos no tienen vergüenza y son como el caballo de Atila, por donde pasan no vuelve a crecer la hierba.

Coda: Es que, es que los socialistas son una pandilla de inútiles. Así de simple y así de duro.


Sergio Calle Llorens

LA RECONQUISTA DE MENORCA


La pascua militar se celebra en España el 6 de enero pues fue en la madrugada del día de Reyes cuando los cañones españoles abrían fuego contra San Felipe. A partir de ese momento, El Rey Carlos III instituyó anualmente la celebración, que nos viene a recordar el inicio de otra victoria de las armas españolas sobre los ingleses. Aquel episodio debe enmarcarse en una época en la que la nación española aunaba esfuerzos para recuperar Gibraltar y Menorca- cedidas a Gran Bretaña por el tratado de Utrecht- La primera iba a ser un objetivo inalcanzable, pero la segunda iba a ser recuperada por los españoles gracias a una acción militar comandada por un francés; el duque de Crillón. Recordemos que la corte española había unido su suerte a la de Francia durante el siglo XVIII al comprobar que las reivindicaciones españolas de devolución de las plazas no eran atendidas por los británicos. La apuesta, arriesgada, llevaría a los ingleses a perder sus colonias americanas a manos de unos rebeldes apoyados por sus enemigos: Francia y España. Tal vez a todos nos hubiera ido un poco mejor sin la proverbial arrogancia de los súbditos de su majestad.

El Rey Carlos III estaba decidido a emprender una serie de reformas que cambiaran al país de cabo a rabo. Sin embargo, como en otros casos de la historia de España, el monarca tuvo que enfrentarse a las oscuras fuerzas reaccionarias del interior que se oponían a que sus privilegios fueran alterados. En un principio contó con varios ministros italianos como Esquilache y Grimaldi, que no pudieron culminar las reformas, así que el Rey optó por echar mano de un grupo de personas provenientes del Consejo de Castilla, como Floridablanca, Campomanes o Roda. Este periodo empieza, cuando en febrero de 1777, José Moñino, conde de Floridablanca, se hace cargo de la Secretaría de Estado en sustitución de Grimaldi.

Floridablanca era un hombre muy preparado y de una gran personalidad. Su carácter fuerte contrastaba con el amaneramiento de sus gestos, lo que fue aprovechado por sus rivales políticos para atacarle. Como vemos, en España siempre parece haber sido más importante parecer que ser. Pero el bueno de Moñino iba a ponerse manos a la obra en lo que se refiere a la gobernación de la nación. Lo primero que hizo fue institucionalizar la junta de Estado, lo que significó en la práctica el primer consejo de ministros de la historia de nuestro país. Hasta entonces, todas los ministros despachaban con el Rey de forma independiente y eran prácticamente autónomos. Esto impedía que hubiera una acción global de gobierno. Para evitarlo, el murciano centralizó todo el poder en una especie de primer ministro que mandara sobre todas las secretarías. Floridablanca se convirtió así en una especie de superministro. Despachaba con el Rey sobre los asuntos de todos los ministerios y fomentó la aparición de periódicos. Sin duda aunque sus enemigos lo acusaran de ambicioso, lo cierto es que puso en práctica una verdadera política global de estado para transformar España. Por si fuera poco, iba a centrar parte de sus esfuerzos en la recuperación de la isla balear en manos inglesas.

Animados por las victorias españolas en América de Matías de Gálvez, las de Bernardo en el Misisipí y el ataque de Mobila a punto de ser ejecutado, el todopoderoso ministro pensó que había llegado el momento de la ansiada recuperación de Menorca. Los espías habían contado al murciano sobre la posibilidad de que la población se sublevara, en el caso de un desembarco español. Floridablanca les convenció de que no era el momento adecuado de llevar a cabo una acción, y les conminó a que regresaran a la isla para que esperaran noticias suyas. El Rey ofreció a los menorquines comercio libre con las regencias de África y la conservación de sus antiguos privilegios, el recibo de cien mil pesos de recompensa y un título nobiliario a la persona que se apoderara del fuerte de San Felipe. Huelga decir que la población local ansiaba volver a la soberanía española. Incluso se temía que Catalina II comprase Menorca a los ingleses como apuntaban que era la intención de estos últimos. También había temor en la corte española de que los rusos pusieran también las miras en las posesiones españolas al norte de California.

No había por tanto tiempo que perder y era difícil contener a los instigadores de la sublevación. Poco a poco llegaban a Floridablanca los informes sobre el estado de la guarnición inglesa de la isla balear, compuesta por 2000 soldados. El plan español consistía en el uso de un gran fuerza naval para asegurar la superioridad en caso de invasión; un ejército formado por 7000 hombres bien armados y entrenados, que tomarían los puntos estratégicos de la isla. La operación iba a estar comandada por Crillón. Así en los mismos días en los que otra flota española partía de la Habana al mando de Bernardo de Gálvez para humillar a la pérfida Albión en la conquista de Pensacola la operación se puso en marcha.


Lo más lógico habría sido montar la operación en algún punto del mediterráneo español, pero eso habría alertado a los ingleses de las verdaderas intenciones de los españoles, así que se eligió la bahía de Cádiz para hacerles crear que se preparaba un nuevo ataque a Gibraltar o contra Jamaica. Los ingleses picaron el anzuelo y el día 19 de julio todo estaba listo para salir. Ese mismo día la armada celebraba la toma de Pensacola. Solemnemente Crillón subió a bordo del navío San Pascual. Cuatro días más tarde la expedición se adentró en el mare nostrum. Las autoridades informaron de ello a los capitanes generales de Cataluña y Mallorca, donde el propio Crillón podría contar con 6000 hombres más para su misión, todos veteranos soldados curtidos en mil batallas. Empezaba ciertamente los prolegómenos de la batalla.



Menorca



Los españoles contaban con unos 7000 hombres, 46 buques y varios navíos de guerra, entre ellos el San Pascual y el Atlante. La escuadra de Luís de Córdoba estaba compuesta de 50 navíos de línea más otros buques de guerra de menor calado. La Armada arribó al puerto de Cartagena e 6 de Agosto. Tras unos día en la ciudad cartagenera, la expedición puso rumbo a su destino: Menorca. Era el 19 de agosto cuando las primeras tropas españolas comenzaron a desembarcar. El lugar elegido fue la cala de la Mesquida, al norte de Mahón, tomando después la capital y tomando la ciudadela después de derrotar a las fuerzas inglesas que la defendían. Ese mismo día también tomaron varias embarcaciones de guerra a los ingleses. Estos abrumados centraron las posibilidades de salir indemnes del trance refugiándose en el Castillo de San Felipe. Se iniciaba así el sitio del castillo donde se había refugiado Murray con sus hombres, unos 2400 hombres. La plaza aunque era difícil de tomar, no era inexpugnable como demostrarían los hombres de Crillón.

Al poco de comenzar el sitio llegaron noticias de la llegada de nuevos refuerzos franceses. A pesar de ello, Crillón intentó vencer la resistencia inglesa sin derramar una gota de sangre, e inicio conversaciones en ese sentido. Agasajó al inglés y poco a poco fue creciendo cierta camaradería entre los dos. También envió una carta a la joven y bella esposa de Murray, de la que estaba locamente enamorado y que vivía en Italia, para que convenciera a su marido. El francés envió copias de estas misivas a Floridablanca, que le animó a que continuara con el intento, aunque dudaba del éxito del mismo.


Sin embargo cuando Crillón le hizo una oferta de 500.000 pesos al defensor del Castillo de San Felipe para que se rindiera, éste se enfureció y le contestó que a partir de ese momento, el único contacto entre ambos sería en el campo de batalla. Ya no había marcha atrás, y los nuestros comenzaron a preparar el asalto construyendo baterías y caminos. En esos momentos comenzaron a llegar más refuerzos desde Tolon, Barcelona y otros puertos. Crillón contaba ahora con unos 15000 hombres en la navidad de 1781. En la madrugada del día de Reyes llegó un nuevo convoy con 111 cañones y 33 morteros para derribar el castillo de San Felipe. Era de noche y las sombras reinaban en la isla, cuando un fuerte estruendo rompió la noche. Eran las baterías españolas que abrían fuego de forma simultánea. Comenzaban los españoles a martillear las defensas inglesas durante días mientras los defensores trataban de contener tanta furia. Los ingleses estaban sorprendidos por la furia y el arrojo con el que combatían los hombres de Crillón. Pero había algunas cuentas pendientes con los de Murray y estaban a punto de saldarlas todas.

Murray trató en vano de levantar la moral de su tropa y les dijo que pronto, muy pronto llegarían refuerzos, a sabiendas de que nunca llegarían para socorrerles. El día 15 un desertor escapó del Castillo e informó a los españoles de las pérdidas inglesas y de lo dañado que estaba todo en el interior de la fortificación. Los ingleses trataron de resistir todo lo que pudieron, pero estaban muy debilitados y tenían muchas bajas. De pronto se desató un fuego en el castillo y los fuerzas españolas iniciaron el asalto. Por fin, el 4 de febrero una bandera blanca emergió de las ruinas del castillo. Los ingleses se rendían y Menorca pasaba una vez más, como no podía ser de otra manera. Una vez más las armas españolas rendían a las británicas.


Consecuencias


La victoria española en Menorca dio prestigio a la monarquía hispana, que unida a las victorias en América en la guerra contra Inglaterra dejaban un saldo muy favorable para los intereses de España. La noticia de la victoria fue celebrada por las cortes de Madrid, Versalles y Viena. Carlos III ordenó mantener las baterías y fortificar los puertos de Menorca. También mandó demoler el castillo de San Felipe. Se ponía fin a la dominación británica de la isla, que estos volvieron a ocuparla algunos años más tarde, hasta que fueron obligados a retirarse definitivamente.


Sergio Calle Llorens

viernes, 28 de octubre de 2011

LA LLAMABAN TRINIDAD


Trinidad Jiménez es incapaz de ganar un quesito al trivial. Nada extraño si tenemos en cuenta su indigencia intelectual y su querencia por la derrota. Recordemos como perdió las primarias tras hacer el ridículo en la secundaria. De hecho se comenta que de su linda cabecita no salió jamás idea brillante alguna. Eso sí, es algo mona pero tuerce el gesto a la primera crítica sobre su labor política. En esos momentos de zozobra se descompone. Por un momento pareciera que se hubiera ido a vender caretas al Perú y se quedó con la más fea. Verla así compungida me recuerda a la marquesa del pensamiento zangolotino, más conocida como Carme Chacón. La misma que no quiere volver a posar para una foto en compañía de soldados no vaya a molestar a sus compañeros del PSC. Y hablando de fotos, la malagueña Jiménez no ha tenido reparos en salir retratada-nunca mejor dicho- en el mausoleo del sátrapa marroquí Hassan II. Para la ocasión llevaba un pañuelo en forma de turbante sobre la cabeza. Tal vez temiera a que el criminal alauita y padre de Mohamed VI se levantara de su tumba motivado por su belleza. Ocurrió en la visita de Doña Trinidad a Marruecos para bendecir el proyecto de Rabat para regionalizar el Sahara.


La otrora amiga de los saharauis ha vuelto a olvidar aquellos años en los que se ponía su chaqueta rockera con pegatinas de apoyo a ese pueblo que ya sabe que es fácil esquivar la lanza, más no el puñal oculto. Ese que llevaba bajo la chupa. Esta vez en cambio, la reina de los chulapones madrileños ha ido más lejos que nadie al bendecir el plan de regionalización que incluye a Ceuta y Melilla cuando estas ciudades españoles “sean recuperadas”por la dictadura marroquí. No contenta con el desaguisado, Jiménez respondía al ser preguntada por el posible conflicto armado que podría producirse con el Frente Polisario, que Marruecos era un gran país que podía ser tomado como ejemplo por el resto de países de la región. Supongo que no se referirá la ministra a las mujeres violadas y a los hombres asesinados en El Aaiún tanto por el mal nacido al que ella fue a presentar sus respetos, como por el inestable y débil de su hijo. Aunque bien mirado puede que a la ministra más tonta de todo el continente europeo haya hecho estas declaraciones por un puñado de monedas y un escaño en el congreso. Tal vez algún día cuando hayan pasado las hojas del calendario y ella ya esté alejada del mundo de la política, los fantasmas que sucumbieron ante las balas marroquíes se le aparezcan a Jiménez a los pies de su cama. Si es que a esa mujer le sigue quedando algo de conciencia. Pero ayer como ahora, los saharauis la seguirán llamando traidora, los socialistas Trinidad. Y yo simplemente la llamo por lo que es; Una hija de la gran puta.


Sergio Calle Llorens

jueves, 27 de octubre de 2011

LA INVASIÓN DE CORNUALLES


Tal vez el alma española sea lo más parecido a un vaso de vino tinto, de alma oscura y pensamientos sombríos, tal vez seamos luminosos como aquel sol que no se ponía en el Imperio, o una combinación de ambas cosas. Sea como fuere, la vieja piel de toro ha dado hombres y mujeres duros de pelar, que para bien o para mal han llevado ese sol oscuro desde el oriente hasta el ocaso. Uno de ellos, fue Carlos de Amésquita que protagonizó una aventura digna de ser recordada, la invasión de Inglaterra. Una hazaña al alcance de muy pocos, hazaña que se produce en el contexto de la guerra entre España e Inglaterra que va de 1585 al 1604, conflicto que se saldó a favor de nuestro país. Porque aunque son muchos los españoles que conocen el desastre de la felicísima armada, son muy pocos los que saben que la guerra entre las dos naciones se cerró con el tratado de Londres de 1604- muy favorable para España-.


El acuerdo de paz firmado en la capital londinense ponía fin a un conflicto de 20 años. Con la excepción de las dos victorias inglesas en los momentos claves de la guerra- La Armada invencible y el ataque de Drake- los sucesivos enfrentamientos se saldaron con victorias españolas. En 1589 la armada inglesa fue vencida en las costas de Portugal. Las diferentes tropas enviadas por la reina Isabel I a luchas contra los tercios españoles en Francia y Flandes, fueron derrotadas sin paliativos. Además la flota de Indias seguía cumpliendo su misión, sin que los ingleses pudieran asaltarla, ya que España había mandado los refuerzos que decantarían la balanza del lado español. Para más vergüenza inglesa, la expedición de John Hawkings y Drake a Puerto Rico había terminado en desastre y con la muerte de ambos. Sin duda un duro golpe para la pérfida Albión. El ataque a las Azores también concluyó en derrota inglesa. Por lo que tras la muerte de Isabel I en 1603, su sucesor Jacobo I se vio obligado a tomar una postura menos beligerante para con nuestro país, que por cierto, había podido mantener y defender su vasto imperio, a pesar de estar en guerra con el imperio otomano, y de sufrir los ataques de Inglaterra, Francia y las provincias rebeldes de Flandes. Lo que dice mucho a favor de las armas españolas. El tratado de Londres de 1604 permitió a Felipe III poner fin a un conflicto que sangraba a España en hombres y recursos.


Términos del Tratado


1- Inglaterra renunciaba a prestar ningún tipo de ayuda a los rebeldes en los Países Bajos. Además abría el Canal de la Mancha al tráfico marítimo español y prohibía a sus súbditos llevar mercancías de España a Holanda o viceversa. Prometía suspender la piratería en el océano atlántico.
2- España renunciaba a nombrar un rey católico para la corona inglesa, a cambio de una actitud tolerante inglesa para el catolicismo en aquellas tierras.

Como podemos ver la base del acuerdo era la renuncia de Inglaterra a luchar o a prestar ayuda a los rebeldes Holandeses. Sin duda, las malas cosechas, las enfermedades habían conducido a las dos naciones a firmar el tratado, pero sin duda España había ganado la guerra a los ingleses. Se instauraba un periodo de paz para los dos reinos hasta 1624. Pero en aquel tiempo de guerra, unos españoles iban a poner, no una pica en Flandes, sino en la mismísima Inglaterra.


Carlos de Amésquita y Juan de Águila


Un historiador inglés dijo que desde 1066 en el que los Normandos invadieron Inglaterra, ninguna fuerza extranjera ha podido desembarcar en sus islas, pero la afirmación es completamente falsa. Hay que recordar que en 1595 Juan del Águila decidió organizar una expedición de castigo contra Inglaterra. La misma fue encomendada a Carlos de Amésquita, quien al mando de tres compañías de arcabuceros puso rumbo a la pérfida Albión a bordo de cuatro galeras: La Capitana, La Patrona, La Peregrina y La Bazana. Eran estos hombres de armas tomar. Recordemos como Juan de
Águila había tenido una carrera militar impresionante. Sirvió en Italia como soldado de los tercios con 24 años. Participó en el contingente que se envió para socorrer a Malta, atacada por los otomanos. Participó en la conquista del Peñón de la Gomera. Incendió le ayuntamiento en el famoso saqueo de Amberes. En 1567 lo encontramos en Flandes con el Tercio de Sicilia. Estuvo combatiendo en la batalla de Mook donde los rebeldes protestantes fueron ampliamente derrotados. Fue gobernador del castillo de Tornhout. Protagonizó el llamado milagro de Empel donde en una operación audaz los españoles supieron sacar partido a las adversas condiciones meteorológicas.


Una hoja de servicios realmente llamativa, que motivo que Juan de Águila fuese presentado a Felipe II con estas palabras: “Señor conozca V.M. a un hombre que nació sin miedo”. Porque no había nada que se le resistiese al valiente de Juan de Águila, ya fuese en toma de castillo, de ciudad, o derrotando a un ejército anglo-francés en 1594, después de haber desembarcado en Cabaret y construir el fuerte “Le pointe des Espagnols en la península de Crozon y justo después de este episodio triste para las armas de Francia, Inglaterra y Holanda, el capitán español decidió dar una lección a Inglaterra por su ayuda a Enrique IV de Francia- Estamos ante la guerra de los tres Enriques que enfrentó al rey Enrique II, al duque de Guisa y a Enrique de Navarra por la corona de Francia- Para lograr lo que pretendía eligió para la misión a Amésquita, un marino español cuya hazaña pasamos a relatar.


La expedición española llegó a Permach para aprovisionarse. El 31 de julio de aquel 1595 sus naves se adentraron de nuevo en el mar para llegar a Inglaterra el 2 de agosto. Esta vez, el tiempo no les jugó una mala pasada a los nuestros. Sin más dilación, los soldados fueron desembarcando en la bahía de Mount, Cornualles. Las milicias inglesas que eran muy numerosas no podían salir de su asombro al ver aparecer a los españoles. Su misión era repeler cualquier intento de invasión de los hombres de Felipe II. Sin embargo, y a pesar de ser superiores en número, abandonaron las armas y huyeron. Probablemente eran conscientes de la superioridad de la infantería de los españoles, que dicho sea de paso siempre los había derrotado. Ante tal guisa, que los de Amésquita tenían todo el campo libre para cumplir su misión de castigo. En apenas dos días, los españoles saquearon y incendiaron Mousehole, Newlyn, Paul Y Penzance. También tuvieron tiempo de desmontar la artillería inglesa de sus fuertes para llevarla después a sus barcos. Mientras algunos grupos de ingleses que organizaron un contraataque fueron fácilmente derrotados por los aguerridos soldados hispanos acostumbrados a las fatigas del combate. Al final de la jornada, los españoles realizaron un acto de fuerte contenido simbólico, al celebrar una misa católica en territorio inglés, prometiendo construir una iglesia en el mismo lugar cuando Inglaterra fuera derrotada. Aunque las crónicas han pasado por alto este hecho, la aventura española provocó un pánico intenso en las autoridades y en la propia reina. Sabían que si llegaba a producirse una invasión en toda regla, ni San Jorge iba a librarles de la furia de los hombres del sur.


Finalmente después de cumplir todos los objetivos previstos para la campaña de castigo a Inglaterra, los españoles embarcaron de nuevo y pusieron rumbo a España. Ya en alta mar, arrojaron a todos los prisioneros ingleses por la borda y se toparon con una embarcación de la Royal Navy. El combate fue breve, pero suficiente para que los ingleses vieran a su nave hundida tras ser alcanzada por la artillería enemiga. Después del combate naval los españoles tuvieron que esquivar una flota comandada por Drake. A pesar del éxito fueron interceptados por una flota holandesa compuesta por 46 barcos. Tuvieron que huir de la flota que trataba de darles alcance, no sin antes hundirles dos buques de guerra. Amézquita había perdido 20 hombres en los combates con los holandeses, pero había llevado a su expedición de castigo a Inglaterra sana y salva. Ésta entró victoriosa en Blavet. España había demostrado a los ingleses que la invasión era más que plausible. Durante los siguientes años, los ingleses triplicaron el número de patrullas e intensificaron las defensas en sus costas. Tal era el miedo que sentían de los españoles, que un cronista de la época dejó escrito que si no fuera por el mar, la corona inglesa estaría blandida por manos españolas. Es justo destacar, la valentía y el carácter aguerrido de aquellos españolitos que pudieron invadir Inglaterra con éxito y provocar un auténtico pánico. Por cierto, no fue la única vez que nuestros compatriotas habían completado la hazaña de poner pie en la Pérfida Albión.


Sergio Calle Llorens

martes, 25 de octubre de 2011

NELSON DERROTADO EN TENERIFE

En el museo londinense Madame Tusseaud se cuenta que Lord Nelson- el héroe de Trafalgar- perdió su mano derecha en una escaramuza de carácter bélico, pero la historia que los ingleses ocultan, por propio interés, nos cuenta la hazaña de unos hombres que derrotaron al marino británico en la isla canaria de Tenerife. Un episodio, que aunque silenciado por los súbditos de su graciosa majestad, no le quita ni un ápice de heroísmo, a aquellos españoles que derrotaron al arrogante Nelson. Estamos en el año 1797, cuando una escuadra naval británica comandada por el inglés decidió atacar y conquistar la isla española. Las motivaciones de los piratas eran claras, por un lado, asestaban un duro golpe a España, y por otro elevaban la moral a la marinería, algo baja después del intento fallido de bloqueo a Cádiz. Recordemos que una flotilla de lanchas cañoneras, pusieron en jaque a la flota de Jervis, que tuvo que desistir en el intento.

El plan de Nelson consistía en atacar la isla con los navíos de línea Theseus, de 74 cañones donde enarboló su insignia, el zealous de 74 comandado por el capitán Hood, el Lender de 50 a cargo del capitán Troubridge. En total 393 cañones y 4000 hombres armados. El ataque contaba con el elemento sorpresa, pero afortunadamente para los españoles, la captura de un barco de guerra inglés dio al traste con los planes secretos del almirante. Alertada Tenerife, se preparó la isla para dar una cordial bienvenida a los ingleses.


El Teniente General Gutiérrez


La hoja de servicios del general español, tiene un denominador común: Derrotar a los ingleses en diferentes campañas. Como teniente coronel comandó a las fuerzas españolas que expulsaron a los ingleses de las islas Malvinas, volviendo su soberanía a España. Como general de brigada volvió a derrotarlos en la recuperación de Menorca. Como teniente general, en 1797 vencería a sus más fieros enemigos por tercera vez. Para ello, reforzó las defensas y las fortificaciones, llegando incluso a que los diferentes fuertes solaparan sus disparos para que fueran más efectivos.

Gutiérrez era consciente que se enfrentaba a una fuerza impresionante que le sobrepasaba en número y en armamento. Tan sólo contaba con 1669 hombres y 91 cañones, y los milicianos no tenían una gran disciplina militar. No obstante, si contaba con el apoyo del batallón de Canarias. Una unidad de elite muy preparada, que le sirvió a su vez de grupo de adiestramiento de los regimientos provinciales y de los lugareños. Por su parte, Nelson convocó a los capitanes de su escuadra en su buque insignia para preparar el plan de asalto. Todos estuvieron de acuerdo con el plan, basada en la superioridad de sus fuerzas, pero la arrogancia británica no tuvo nunca en cuenta la capacidad de resistencia de los españoles. El plan consistía en que las tres fragatas de la escuadra de Nelson, que tenían menos calado que los grandes navíos, se acercarían a la costa lo más posible en la oscuridad y desembarcarían las tropas para atacar las partes altas y las baterías al nordeste de la ciudad. El capitán de navío Troubridge del Culloden sería el encargado de la fuerza de desembarco. La bombardera Rayo abriría entonces fuego en la ciudad en ese momento con sus morteros. Al amanecer los navíos de línea se acercarían, preparados para bombardear la ciudad. A menos que los buques mercantes que se hallaran en el muelle y su carga y todo el tesoro o lingotes que se hubieran desembarcado en la ciudad fueran entregados, la ciudad sería destruida por el bombardeo. Antes del ataque, Nelson dio esta carta a Troubridge dirigida al general Gutiérrez. El contenido de la misiva no tiene desperdicio:

“ Tengo el honor de informarle que he venido a exigir la inmediata entrega del navío príncipe de Asturias, procedente de Manila y con destino Cádiz, pertenecientes a la compañía de Filipinas, junto a su entero cargamento, y así mismo todos aquellos cargamentos y propiedades que hayan podido ser desembarcados en la isla de Tenerife, y que no sean para el consumo de sus habitantes. Y siendo mi ardiente deseo que ni uno sólo de los habitantes de la isla de Tenerife sufra como consecuencia de mi petición, ofrezco los términos más honrosos y liberales, que si son rechazados, los horrores de la guerra que recaerán sobre los habitantes de Tenerife deberán ser imputados por el mundo a vos, y a vos únicamente. Pues destruiré Santa Cruz y las demás poblaciones de la isla por medio de un bombardeo, exigiendo una muy pesada contribución a la isla. Además deberán entregarme los fuertes poniendo al momento a las fuerzas británicas en posesión de las puertas”.

Vean como al propio Nelson no se le pasó por la cabeza ni por un momento, la posibilidad de que los planes salieran mal, como de hecho ocurrió. Pero es que a parte de la resistencia española, la estrategia inglesa era rematadamente pésima. Para empezar, sus navíos no podían llevar a cabo un bombardeo naval, ya que los navíos no podían acercarse a menos de una milla de la costa. Aún así, Nelson dio la orden de ataque. A las 10 de la mañana del día 22, las fragatas fondean cerca del barranco del bufadero, desembarcando a 1000 hombres en la playa del valle seco a pesar del fuego español.


Los hombres de Nelson tenían que transportar las piezas de artillería por lo que el avance se retrasó. Ante el ataque, el general Gutiérrez empieza a ganarle la partida al enemigo con la toma de las primearas decisiones. Manda a sus soldados al risco de la altura, desde donde golpea con decisión las posiciones británicas. Al mismo tiempo, ordena al jefe del batallón Canarias dirigirse a la población próxima de La Laguna, con objeto de que se le unieran más milicianos que le acompañarían al Valle Seco. Su objetivo era cortar el posible avance de los británicos con una vertiginosa marcha. Finalmente pudieron lograr su objetivo. Mientras los británicos se sorprendían de encontrarse tanta resistencia. A lo sumo, un puñado de sucios e indolentes españoles, que dicho sea de paso empiezan a causarles las primeras bajas. El día 23 Nelson ordena la retirada desde el Theseus. Los tres navíos de la Royal Navy navegan cerca de Barranco Hondo y de la candelaria, en un vano intento de atemorizar y confundir a los españoles. Gutiérrez, perro viejo, se había adelantado a las intenciones del zorro inglés dejando fuerzas suficientes en Santa Cruz, y al castillo de Paso Alto con 30 milicianos, desplegando las fuerzas mejor adiestradas en el castillo de San Cristóbal en el sudoeste, con el batallón de Canarias en reserva, con órdenes de acudir donde fuera necesario. Tanto movimiento de la tropa española confundió a Nelson, que no tuvo más remedio que reconocer el total fracaso de su plan inicial. Después de consultarlo con sus oficiales, ideó otro plan que consistía en dirigir el ataque en el castillo central de San Cristóbal, donde se encontraba la mayoría de la fuerza del General Gutiérrez. Nelson, picado en su orgullo, ordenó el ataque liderando personalmente uno de los 6 grupos de abordaje. Decisión que le costaría muy caro, pero antes de desembarcar, tuvo tiempo de escribir a Jervis:

“ Tomaré el mando de todas las fuerzas destinadas a desembarcar bajo el fuego de las baterías de la ciudad, y mañana será coronada mi cabeza con laureles o con cipreses.


Humillación inglesa


Con remos envueltos en telas para no hacer ruido, los ingleses avanzan hacia las playas, pero la fragata española San José, que se encontraba fondeaba a 500 metros del muelle, los descubre y empieza la batalla en diferentes frentes. El resto se vio sorprendido por el fuego combinado de Paso Alto y del Castillo de San Telmo con todo tipo de proyectiles, que hundió el buque británico cutre Fox con la pérdida de 97 hombres. Probablemente el proyectil que hundió el barco provenía del castillo de San Telmo. Se había desatado el infierno, y cuenta la tradición que el cañón tigre escupió fuego y Nelson, que sin llegar a desembarcar, fue herido en el codo derecho por fuego de metralla, matando a su vez a Richard Bowen, comandante de la Terpersichore, uno de los oficiales más prometedores de la Royal Navy, que dicho sea de paso intentó sin éxito, que sus compatriotas le pusieran una placa en la catedral de San Pablo en Londres- en todos lados cuecen habas- A estas alturas sólo un pequeño grupo de británicos logra desembarcar y colocan sus cañones en el muelle, pero la respuesta española fue contumaz y firme. Les disparaban desde todas las direcciones, los ingleses no podían ni avanzar un paso, y el suelo se llenaba de cadáveres. Finalmente se rinden a los españoles. Nelson herido exclama mientras caía herido:”Soy hombre muerto”. Con celeridad fue conducido al navio Theseus al negarse a subir al barco más cercano, pues hubiera tenido un efecto demoledor en sus hombres. Su brazo derecho colgaba inerte, sabe ya que va a perder su brazo derecho, así que cuanto antes mejor, se le oyó decir.

Por otra parte, los dos grupos restantes de británicos desembarcan en la playa de las carnicerías y avanzaron por el barranco de los Santos. Sus ataques tienen éxitos al principio, pero el batallón Canarias ataca por el flanco junto con las partidas de Cuba y La Habana, empujándoles hasta la plaza de Santo Domingo, donde se unen a las fuerzas de Troubridge donde quedan completamente cercados. El batallón de Canarias, la corta la retirada a Troubridge. El regimiento de la Laguna se dirige al muelle en dos columnas, una por la retaguardia de la plaza de Santo Domingo, para evitar la progresión de los británicos al interior, y la otra columna siguiendo la línea de la costa. Los hombres de Nelson estaban perdidos y ni siquiera los refuerzos mandados por el almirante pudieron sortear el fuego de las baterías costeras, que les hunden a tres embarcaciones. A pesar de la evidencia, Troubridge manda un ridículo mensaje a los españoles conminándoles a que se rindan, pero finalmente dándose un buen baño de humildad, acepta la triste realidad: Han sido derrotados en Tenerife sin paliativos. No queda otra que aceptar parlamentar con el gobernador, y manda a Hood. En otras palabras, los ingleses se ven obligados a capitular, a pesar de su superioridad. La capitulación inglesa es aceptada por el General Gutiérrez. Nelson, que siempre había distinguido a los hombres que se portaban de forma honorable en el combate, escribió una carta de agradecimiento al general español por el trato dado a sus hombres y que Troubridge entregó al día siguiente, cuando se disponía a recoger a los heridos británicos que estaban en los hospitales de la ciudad. Nelson también se comprometió a llevar la noticia de la victoria a la península. Al contrario del enemigo, los españoles tuvieron muy pocas bajas, con 30 muertos y 40 heridos solamente. Los británicos tuvieron 238 muertos y 128 heridos, el hundimiento del Fox y las numerosas lanchas hundidas les hizo mucho daño- Además hubo muchos prisioneros. En España, la derrota fue aclamada como una gran victoria, victoria que los británicos trataron de minimizar por todos los medios. Sí, la escaramuza se tradujo en una completa lección de resistencia y de inteligencia táctica por parte de Gutiérrez y los suyos que les causó muchas bajas a los súbditos de su graciosa majestad.


Conclusiones



El General Gutiérrez volvió a humillar a los británicos causándoles una derrota sin paliativos. Sin duda, el hecho de que en las negociaciones los ingleses se ocuparan de que no figurara por ningún sitio la palabra rendición, unido a la capacidad de éstos en ocultar sus derrotas, han influido en el hecho de que este episodio no sea lo suficientemente conocido como se merece. La verdad histórica es que el héroe de Tenerife frustró todos los intentos de desembarco enemigo, anticipándose a los movimientos de los británicos en todo momento, causándoles una dolorosa derrota, que evitó que Tenerife pasara a formar parte del Imperio británico. La hazaña fue anunciada por la fragata Emerald en Cádiz, tal y como había prometido Nelson, el parte de la victoria española.


Por la victoria, nuestro general fue ascendido por el Rey Carlos IV, otorgándole a su vez la encomienda de Esparragal en la orden de Alcantara. Cuando murió, sus restos fueron sepultados en la capilla del Apóstol Santiago de la Parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife. Además, al lector le interesará saber que el escudo de la ciudad canaria tiene tres cabezas cortadas de león, el animal heráldico de Inglaterra, en memoria de las tres veces que los británicos trataron de conquistar la isla:

- Blake 1657
- Jennings 1706
- Nelson 1797


El pueblo canario demostró su españolidad y su heroísmo defendiéndola- Hoy día, paradojas de la historia, una asociación británica en colaboración con las autoridades de la isla, recrea aquel episodio bélico en el que Nelson fue derrotado. Algo que debe hacer recapacitar a los que se oponen a este tipo de celebraciones, por considerarlas demasiado reaccionarias. Huelga decir lo que equivocados que están.


Sergio Calle Llorens

lunes, 24 de octubre de 2011

EL CIERRE DE CANAL SUR


Los que se proclaman progresistas arribaron al mundo pensando que sólo podrían encontrar la inteligencia en sus filas y, consecuentemente, no es probable que tropiecen con ella. Sus anhelos de ser los más justos colisionarán con el futuro pues aplican en política las decisiones demoradas. El socialismo, más que les pese, se ha convertido en la ideología de obtusos y loquinarios. Un paraíso para gente impresionable que ha perdido al hombre de tanto mirarlo por encima del hombro. Hablan de igualdad, pero sólo para su gente. Dicen defender los derechos sociales para repartir después míseras subvenciones. Apoyan la inteligencia de los zafios que no tolera las críticas a su sistema corrupto y enfermizo.Por tanto, se puede concluir que la izquierda en España es zafia y ruin al abrigo de gente que concibe el devenir según los dictados de sus intereses personales.


Apoyando esta dañina forma de ver el mundo se encuentra Canal Sur. Un lugar donde habitan todas las obsesiones y corruptelas de esta turba insoportable que tortura a diario a miles de espectadores incautos. Gente que desconoce que la idiocia es contagiosa en extremo. Porque el ente autonómico es eso, un ente de origen desconocido, que no quiere enseñar a pensar sino que pretende que pensemos de una determinada manera. La suya. Dicen que mientras Iker Jiménez investiga casos paranormales, canal sur es un caso para anormales- perdido, eso sí- Y aunque parezca similar, no lo es. Igual que no es lo mismo un pájaro de alto vuelo, que el pájaro del abuelo. En definitiva, el canal autonómico es un encuentro permanente en la tercera fase donde los casos de corrupción más extraños protagonizados por los familiares de Chaves, los ERE y el enchufismo jamás son investigados. Un medio que en el próximo año sufrirá un recorte de un 22%, o lo que es lo mismo 33 millones de euros menos para malgastar. Una cantidad menor de lo que nos cuesta mantener a la casta política de la rosa.


Llegado a este punto quiero recordarles que fui el primero de muchos que publicó trabajos sobre la impostura de las personas que conducen la RTVA. Porque fue mi pluma la que denunció lo absurdo de mantener un nodo andaluz atocinado. Aquello me costó innumerables quejas e insultos, pero el tiempo ha terminado dándome la razón Ahora son muchos los que se suben al carro de poner freno al gasto en la televisión mas abyecta que parió madre. Bienvenidos pues. Sin embargo ahora que tanto la diestra como la siniestra apoyan el recorte en la subvención al nodo socialista, yo quiero elevar mi voz de nuevo para comunicarles que no quiero que recorten nada, simplemente exijo que se cierre la RTVA. Sobran los motivos para ello. Quizá el más hiriente sea que estamos ante el último vestigio que queda del franquismo; el humor chabacano y simple, la copla, el folclore vulgar y el andalucismo de charanga y pandereta. Programas para adormecer al personal. Hoy Griñán hace de Franco y la residencia del Pardo se ha mudado a San Juan de Aznalfarache para gloria de los geriátricos que ya saben con que entretener a los pobres ancianitos. Así, al no poder darles jamón de pata negra, les ponen programas de productoras patas negras. Al final parece que no se dan cuenta de que María del Monte no es Marifé de Triana. Por todo ello, voy a tratar de marcar tendencia exigiendo que el ente se desconecte su pequeño cerebro. Sí, ya sé que somos muy pocos a este lado del mediteráneo pidiendo el fin de la caja tonta andaluza- nunca mejor dicho- , pero en diciembre justo cuando la seguridad social esté a punto de quebrar, la gran mayoría cruzará la bahía para subirse al barco. Entonces seremos millones dispuestos a abordar la nave llamada canal sur con las intenciones del turco. Lo que nos vamos a divertir y lo bien que se lo van a pasar nuestros viejecitos viendo una nueva versión de “Master and Commander”. Al abordaje, a por ellos.


Sergio Calle Llorens


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viernes, 21 de octubre de 2011

SERPIENTES, RATAS Y CERDOS

Hay gente que dedica el poco tiempo del que dispone a matar el tiempo, ignorando, pobrecillos, que será el tiempo el que les mate a ellos. Otros en cambio van por la vida matando al prójimo, dejando tras de si una huella sangrienta. A este último grupo pertenece la serpiente de ETA. Un reptil de varias cabezas que ha inoculado el veneno del odio a los suyos. Un ofidio cuya mordedura ha causado la muerte de 829 inocentes. Y a pesar de ello, los medios de comunicación anglosajones jamás osaron llamarles terroristas, sino separatistas. Tal vez esos cronistas de la actualidad sean unos valientes, valientes mal nacidos que nunca miraron de cara a las víctimas del terrorismo. Pero a pesar de todo y de todos, España ha vencido a esa víbora dañina y pertinaz. Es un triunfo de todos, de las fuerzas democráticas, de los cuerpos y seguridad del estado, de la sociedad civil que jamás dio un paso atrás en la lucha contra ETA. Les hemos ganado, sí, con un par. El final de esta serpiente es la conquista de una vieja nación que sólo se pone de rodillas ante dios. Bien lo saben los que tanto sufrieron la mordedura del reptil. Valgan estas humildes líneas de homenaje a todos aquellos que dieron sus vidas para erradicar esta lacra. Hemos luchado y sangrado juntos, y ahora toca celebrar este día. Sabremos estar unidos en lo fundamental para escribir el epílogo a esta historia de terror, con vencedores- nosotros- y con vencidos- los etarras. Nuestra gloria no se disipará en la niebla porque la tenacidad de nuestro amor ha superado a su odio arrastrado.


Siete meses después de comenzar la intervención militar en Libia, los aviones de la OTAN hirieron a Gadafi en un convoy con el que pretendía huir de su ciudad natal. Más tarde, milicianos rebeldes acabaron con él al encontrarlo escondido en una alcantarilla. El dictador libio, cosas de la historia, emulaba a otro roedor asesino como Saddam Hussein. A estas alturas no son pocos los que recuerdan como el amigo de las vírgenes amenazaba con matar a “las ratas rebeldes”. Al final fue él quien trató de eludir a la parca, disfrazado de rata negra después de haberla liado parda. La duda ahora radica es que tipo de animal va a reemplazar al terrorista. ¿Será una rata o una serpiente? Los interesados en saber la respuesta, estén atentos a las declaraciones de Trinidad Jiménez. Será lo contrario de lo que ella apueste. Y es que mi paisana no es que hable como una idiota o parezca idiota, es que realmente lo es.


Finalmente me gustaría referirme a otra criatura que aunque ande a dos patas, se comporta como aquellos mamíferos rosados tan monos. Eso sí, los habitantes de las dehesas españolas suelen ser mucho más inteligentes que el Ministro de Fomento señor Blanco. A pesar de ello, tuvo talento de terminar el bachillerato y llegar al ministerio. El gallego ha justificado la exclusión de Málaga del corredor ferroviario porque ya tiene el mejor aeropuerto del sur de España y el segundo puerto de cruceros. Pero el hombre pegado a una nariz superlativa no se quedó ahí, sino que fue más lejos al afirmar que el puerto malagueño no se dedica a las mercancías. El desconocimiento sobre el tema del elefante boca arriba ha llevado a la provincia malagueña a la rebelión. De Manilva a Nerja se preparan mociones que tienen como punto de partida el sentimiento de agravio de un territorio, porque esos gorrinos de la Junta excluyeron a Málaga en la presentación del corredor en Bruselas, que se limitó a aceptar lo que le ponían por delante. Esta vez han llevado las cosas demasiado lejos. Lo van a pagar y muy caro en las próximas elecciones para la que se ha acuñado la leyenda: “Votar al PSOE es traicionar a Málaga”. Comprobarán, por fin, que a todos los cerdos les llega su San Martín.


Sergio Calle Llorens

jueves, 20 de octubre de 2011

DIVORCIO ANDALUZ


Cuando se cumple el trigésimo aniversario del referéndum del primer Estatuto de Autonomía, cabe preguntarse si ha merecido la pena tanto esfuezo. Quiero decir, permítanme, si en estos treinta años Andalucía ha avanzado y si lo ha hecho en la dirección correcta. Para responder a estos interrogantes, hay que huir como alma que corre el diablo de la propaganda electoral y de los voceros del régimen. Es obvio, de cualquier forma, que las tierras del sur en nada se parecen a aquellas que estaban de cara al sol. Pero si con Franco íbamos a paso de tortuga, ahora marchamos a ritmo de caracol. En educación, seguimos estando a la cola de Europa. En sanidad, Málaga cuenta con el menor ratio de camas de España y los únicos hospitales públicos se construyeron en tiempos del dictador. Incluso hoy, como ayer, los andaluces siguen emigrando a tierras donde el trabajo bien hecho es la regla y no la excepción. Seguimos siendo, para pasmo del personal, un decorado de cartón piedra en el que los turistas se retratan y toman paella acompañada de la rica sangría. Con nuestras coplas, los trajes de flamenco y los mismos principios culturales del franquismo. Estamos, más que les pese, en la última reserva espiritual de Pepe Gotera y Otilio con sus chapuzas a domicilio.


Probablemente la diferencia entre aquellos años grises del pasado y los actuales radica en el mayor número de bocas a mantener. La autonomía de Vandalia ha supuesto un desembarco de los descamisados en los despachos oficiales. Piltrafillas y palanganeros que se han ido colocando en observatorios, consejerías, mancomunidades, y cadenas autonómicas. Antes, ya ven, era el carnet de la Falange que abría puertas, hoy el del PSOE. Es el mismo nodo a treinta años vista. Cambian los rostros, no los apellidos. Mudan la piel, no sus fechorías. Del sindicato vertical a sindicalistas que siempre están en horizontal. Del currículum de los tunos al tuneo curricular. Alegría y alergia al trabajo bien hecho. Del todo cambiado para que nada cambie. Los señoritos andaluces repeinados con mando en plaza. La turba inculta y tan feliz de haberse conocido. Y todo a fuego lento, sin percatarse de que son ellos los que se cuecen en la sartén de Andalucía. Así, con un pasado y un presento tan oscuro jamás tendremos un futuro brillante. De hecho,esta autonomía no ha servido ni para unir a sus integrantes. Tras años de convivencia, hemos aprendido a despreciarnos. Tal vez porque las ocho provincias son celosas y no han entendido la poligamia en la que una de las esposas siempre obtiene las atenciones y los regalos del marido. Tal vez, el único cambio positivo en Andalucía es que ahora gozamos de la institución del divorcio. Así que yo pienso divorciarme de Andalucía y por la vía rápida. No me importa que se queden con todo con tal de largarme de una vez de este puñetero infierno. ¿O van a seguir ejerciendo hacia mi persona la mal llamada violencia de género?


Sergio Calle Llorens

miércoles, 19 de octubre de 2011

EL CORREDOR FERROVIARIO


Leo con profunda tristeza que el corredor mediterráneo no pasará por Málaga, o lo que es lo mismo, el gobierno español y la Junta han escogido la Andalucía del Guadalquivir. Era nuestra última oportunidad para conectarnos de forma natural con el resto del mediterráneo español. Pero una vez más, como en los últimos treinta años, los socialistas volvían a marginar esta tierra que tanto da, y tanto ha sangrado por España y por Andalucía. Estamos ante la puntilla de unos señores que no quieren el desarrollo de la misma provincia que les da de comer. La misma que tiene el segundo puerto de cruceros y el tercer aeropuerto de la península ibérica y que no estará conectada con el resto del mediterráneo. Esta medida, como les digo, es una puñalada por la espalda. De nada ha servido la reunión del pasado 13 de octubre para que el corredor atravesara toda la franja litoral mediterránea, porque una vez más esos señores que se creen descendientes de Jesucristo y María Magdalena han vuelto a lograr que todo pase por la puerta de su casa. Ya saben, gentes cuyos límites mentales van de Los Remedios a Triana. Por eso, el resto del mundo no existe, o si existe, no pueden comprenderlo. Por eso, yo que llevo años predicando en el desierto la impostura socialista andaluza para con Málaga, les voy a explicar lo que significa ser mediterráneo. Allá va.

Sólo aquel que nace junto a esa patria salada, a la que llamamos mediterráneos se puede entender nuestra forma de andar por el mundo. Una manera abierta a todos y a cualquier idea bañada de esencia cosmopolita alejada de aldeanismo y provincianismo tan típicos en otras latitudes. Aquí llevamos, como dice la canción de Serrat, la luz y el olor típicamente mediterráneos. Y se nota porque somos universales, abiertos y acogedores. Lo nuestro, por más que se empeñen, no tiene nada que ver con los olivos ni el Guadalquivir. Lo amado son los atardeceres rojos y el mar turquesa que ensanchan la mirada y disminuyen el ombliguismo. Por eso mismo, no encajamos en esta Andalucía de chichinabo. Una tierra que jamás podrá entendernos por sus propias limitaciones mentales, limitaciones que nos han llevado a esta permanente discriminación. Pero quiero que recuerden que no hay imperio que mil años dure, ni mucho menos esta permanente agravio contra Málaga. De momento, las buenas gentes de esta tierra ya sabemos que sólo tenemos una opción para quitarnos esta carga andaluza de nuestra espalda: romper los vínculos con la taifa del sur. No vale la pena seguir fingiendo que Andalucía es nuestra madre y nosotros sus adorados hijos. Málaga no será devorada por saturno. Ya lo verán.


Sergio Calle Llorens

martes, 18 de octubre de 2011

SUPERDOTADO ANDALUZ


Los socialistas andaluces son al mundo de la política lo que Belén Estebán al de la televisión. Hablamos de cerebros con escasa materia gris cuya meta no es la imperfección, sino su punta de partida. Siempre están ahí, al acecho para jorobar al prójimo con sus ocurrencias y sus pamplinas. De esas mentes incansables al desaliento no ha salido, ni saldrá jamás, idea brillante alguna. La prueba fehaciente la tienen en cada consejo de gobierno presidido por Pepito Griñán- el breve. Un monumento a la idiotez supina. Un alegato a la estulticia. Un encuentro de chapuceros a la andaluza. Una banda, en definitiva, que siempre desafina porque tienen el mismo oído para las necesidades de la gente que Van Gogh para la música. El otro día, el gobierno andaluz decidió tomar dos medidas que prueban hasta que punto el socialismo andaluz es una maquina diseñada para hundirse- aunque pueda flotar. Les hablo de las tarjetas a emigrantes andaluces y del plan de atención al alumno con altas capacidades intelectuales.

Los andaluces ante la crisis tienen tres salidas; marcharse por tierra, mar y aire. Cualquier vía es buena para huir del paro crónico y de los cronistas vendidos al poder. Aunque bien pensado, hay una cuarta opción y es la de utilizar la técnica del avestruz para no ver la corrupción socialista y su latrocinio institucionalizado. De paso, este colectivo de ciegos por vocación podría hacer algo por todos nosotros dejando el trasero a la vista para que pudiéramos aparcar nuestras bicicletas. Lo digo porque dentro de poco, no vamos a tener ni para gasolina. Sin embargo, aquellos que abandonaron a la madrastra andaluza para encontrar un futuro mejor en tierras del Benelux, se han visto con la sorpresa de que el gobierno de Griñán va a facilitarles una tarjeta para que tengan plenos derechos cuando viajen a la taifa andaluza. Dice la Junta que ahora los emigrantes andaluces- que ya son licenciados universitarios- tendrán los mismos derechos que el resto de la ciudadanía. Y digo yo que si los jubilados de cualquier parte de Europa vienen a operarse a los hospitales de la Costa del Sol- por aquello de que les ponen las prótesis más caras- a los andaluces que residen en el extranjero no les pueden negar ningún derecho. Faltaría más que después de tener que abandonar su casa y a sus familias, no pudieran ejercerlos. Estamos, por tanto, ante un nuevo intento de querer captar el voto del emigrante. Votos que ya les digo no va a ir a parar a las butxacas socialistas. A día de hoy, estoy convencido de que únicamente aquellos que llegaron tarde a la entrega de cerebros pueden creerse las buenas intenciones de los de la secta del capullo.


Al plan de atención al alumnado con altas capacidades intelectuales tiene un presupuesto inicial de 4,3 millones de euros. Griñán y los que son como él buscan estimular y atender a los niños andaluces con “talento”, el mismo del que ellos carecen. Pero antes de poder aplicar el plan, hay que buscar a esas mismas rapaces con inteligencia superior. Si ustedes conocen a una de esos superdotados intelectuales, guarden el secreto. No se les ocurra, ni por un momento, ponerlo en conocimiento de las autoridades andaluzas. Piensen que la idiocia es contagiosa, y mucho más cuando se trata del gobierno andaluz. Un ejecutivo en el que sus consejeros aunque no son vagos, nacieron cansados. Es más si usted tiene un hijo, un sobrino o un perro capaz de hacer raíces cuadradas con tan sólo tres primaveras, no sean crueles. Ya les digo, silencio absoluto, mutismo. Esos niños no merecen tratar ni un segundo con los mismos que les obligarán a dejar Andalucía. Esa región imparable hecha a semejanza de aquellos que lo más profundo que han escrito es subsuelo. Aquí, recuérdenlo, sólo hay sitio para los camareros y los hijos de los que tienen el carnet socialista. Háganme caso pues y mantengan a sus cerebritos en el anonimato, y el carnet para emigrantes andaluces que se lo meta Griñanito por donde surgen sus ideas.


Sergio Calle Llorens

jueves, 13 de octubre de 2011

FUNERAL SOCIALISTA


He vivido el tiempo suficiente en el extranjero para percatarme de que los funerales son mucho mejores allende de nuestras fronteras. Aquí, por desgracia, despedimos a un difunto contando chistes verdes o hablando de cualquier cosa que no sea la parca. Parece que la mayoría tuviera miedo a ese acto final que cierra el ciclo de la vida. Sin embargo, como les digo, en otras latitudes los amigos y familiares de uno que ha pasado a peor vida- perdonen la licencia pesimista- se reúnen para leer poemas y contar anécdotas divertidas del que se nos fue. Algunas, todo hay que decirlo, bastante crueles. Incluso llegan a tocar, para compensar supongo, las canciones favoritas del finado. Doy fe que muchas de esas ceremonias están cargadas de magia y encanto. Si del que aquí suscribe dependiera, yo las importaría a suelo hispano sin dilación y por decreto.


En cualquier caso, en el tema del último adiós uno no sabe nunca que decir, especialmente a la familia del occiso. Ni yo, ni nadie. De hecho, en Francia todavía recuerdan la frase de Nixon en el entierro de De Gaul: “Hoy es un gran día para Francia”. Y es que el cerebro del Watergate, era eso, un caso. A veces, tras balbucear un pésame sobreviene un incómodo silencio que se nos hace eterno. Recuerdo uno de esos momentos con especial zozobra, porque justo al dirigirme al hijo del muerto, entró su madre que era de un pueblo de Granada donde tienen la costumbre de hacer la a en e, y gritó mientras se abrazaba al ataúd: “Ay, que pene más grande”. Refiriéndose, claro está, a la gran pena que sufría por su pérdida, que no por el pene tan grande de su legítimo. Aquello, les juro por la más sagrado, acabó en una carcajada general que yo desarreglé diciendo aquello de blandito sea el señor.


Y hablando de funerales, asistimos en las últimas fechas al cortejo fúnebre más largo en la historia de España. Les hablo de las exequias socialistas donde el cadáver que según la etimología latina es carne para los gusanos, lleva amortajado desde antes del verano. Pues bien, ese desfile macabro recuerda al de Juana la loca llevando el féretro de su Felipe el Hermoso- que por cierto también tenía un gran pene- por los campos de Castilla. Tal como ayer, ahora tampoco se escuchan a las plañideras con sus llantos desencajados y sus golpes de pecho. En verdad, los españoles vemos pasar esa silenciosa procesión de muertos que nos recuerda a la santa compaña tan temida. Por eso nos apartamos de su camino, no vaya a ser que nos lleven al otro lado antes de tiempo. Al fin y al cabo, los honrados ciudadanos de este país nunca hemos matado a nadie, pero asistimos a este entierro con muchísimo gusto.


Coda: Lástima que los gastos de mantenimiento de los panteones y tumbas socialistas vayan a correr por nuestra cuenta hasta el final de nuestros días.


Sergio Calle Llorens

lunes, 10 de octubre de 2011

BLAS DE LEZO

Nota del autor

Con motivo de la publicación del libro de Geoffrey Parker sobre la Armada Invencible, el británico ha conseguido abrir las puertas del museo naval de Madrid y con todos los honores. Sin embargo, la historia de la armada española tiene un fallo en su portada, que no es otro que la afirmación de que fue la mayor armada que vieron los tiempos. Algo que es rigurosamente falso, pues ese honor lo tiene la Royal Navy en su intento fallido de derrotar a los españoles y tomar Cartagena de Indias. Por eso, hoy he tenido a bien compartir con todos ustedes este trabajo histórico sobre aquel acontecimiento heroico protagonizado por Blas de Lezo. Aquel episodio que supuso la humillación de la mayor flota reunida jamás hasta el desembarco de Normandía; la armada invencible inglesa.


He visitado muchas veces la Abadía de Westminster donde está enterrado Edward Vernon que fue el responsable, en parte, de la derrota inglesa. Por eso, si usted lee este episodio y sintiéndose inspirado, decide escribir un libro sobre el tema. Vaya a Londres e intente presentar su trabajo en el museo de la guerra de Gran Bretaña. Verán que cara le ponen los súbditos de su majestad. Pero claro aquí en España, ha tenido que venir un ingresito de Nottingham hablar de lo que siempre hablan para unos españolitos que no es que no se hayan recuperado de aquel fracaso en las aguas del canal de la Mancha, es que todavía no han superado la victoria sobre la Invencible inglesa en Cartagena de Indias.


Blas de Lezo


El Almirante D. Blas de Lezo nació en 1689 en la localidad guipuzcoana de Pasajes. Como muchos otros hombres nacidos en las provincias vascas, de muy joven escuchó la llamada de la mar. En ella, nuestro hombre viviría episodios dramáticos y heroicos defendiendo los intereses de su rey, y de su patria. Episodios que harían de él un hombre lisiado, pero que lejos de descorazonarle, le impulsarían a continuar en el cumplimiento de sus deberes adquiridos con España. Lo que le llevaría a la muerte, como voy a narrarles en estas páginas, que espero conmuevan al lector tanto como a mi cuando realizaba las tareas de documentación sobre el personaje.


Su aventura comienza en 1701 cuando ingresa en la armada como Guardamarina. Eran tiempos difíciles del siglo XVII. Nuestra nación estaba sumida en innumerables conflictos bélicos. Este continuo reto hacía que España empleara todos sus recursos en combatir a sus enemigos. Pero volvamos a nuestro héroe, que ya iniciada la guerra de sucesión española, entró en combate tripulante de la escuadra francesa que se enfrentó a la armada anglo holandesa, en una batalla naval frente a las costas de Vélez Málaga. Aquí recibió su bautismo de fuego. Las dos flotas abren las hostilidades con el ánimo de calibrar fuerzas. Hay muchas bajas en ambos bandos. Entre ellas, la del guipuzcoano. Los médicos tienen que amputarle la pierna, sin anestesia. Tenía tan sólo 15 años, pero a pesar de su juventud, sorprendió a todos con una sangre fría sorprendente. Los testigos contaron como no se le oyó proferir el más mínimo lamento. La vieja España ha parido hombres de ese talante, duros y abnegados ante la adversidad, y entre ellos, los españoles vascongados han dado claro ejemplo de dicho talante. El almirante de la flota premió a D. Blas por su intrepidez y su serenidad en el combate, con el ascenso a Alférez de navío, y luego a Teniente de Navío. Por desgracia, no sería la última vez que el vasco viera su cuerpo cercenado, ya que cuando participaba en la defensa del castillo en Tolon, perdió el ojo derecho. Ya comenzaba a hablarse de la valentía del de Pasajes. Su heroísmo y gallardía combinados con una gran dosis de talento para el mando, hicieron que sus superiores se fijaran en él, para desempeñar misiones mayores. En una de estas misiones, cuando ostentaba el mando de diversos convoyes que socorrían a Felipe V en Barcelona, fue capaz de burlar la vigilancia inglesa. En una ocasión, los ingleses le rodearon con fuerzas superiores. Para salir del cerco, se las ingenió para incendiar uno de los buques que le rodeaban, rompiendo el círculo y escapando del acecho inglés.



Génova




En 1713 fue ascendido a Capitán de navío y un año más tarde lo hallamos en el segundo sitio de Barcelona, donde tras ser herido en su mano derecha, pierde la movilidad en ese miembro. En esa época, y al mando de una fragata, hizo once presas a los británicos, incluida una de las joyas y orgullos de la Armada Británica: El Stanhope. Tras la guerra de sucesión, se le ordena limpiar de piratas las costas del pacífico. Su misión es un completo éxito. En poco tiempo, los piratas son capturados y sus buques hundidos. También aprovecho el marino español para capturar doce navíos holandeses e ingleses. Parece que el destino de D. Blas era el de enfrentarse con los hijos de su graciosa majestad. Y todo con un solo ojo, una pierna, y un brazo, pero con un corazón en el que le ardía el fuego ardoroso por el combate. Sus hombres que tenían una fe ciega en él, comenzaron a llamarle Almirante Patapalo o medio hombre. Apodos que nunca fueron menoscabo de su autoridad, ya que el español podría haber optado por una jubilación por sus evidentes lastres físicos, y sin embargo, continuó en su cargo. Su presencia bastaba para que los filibusteros huyeran como alma que corre el diablo. Comenzaba a crearse su fama de invencible.

Su vida fue un continuo devenir de guerra y batallas, pero a pesar de ello, tuvo tiempo para el amor contrayendo matrimonio en el Perú en 1725. Cinco años más tarde vuelve a España, siendo ascendido a Jefe de la Escuadra naval del mediterráneo. Fue aquí, en el mare nostrum donde protagonizó un capítulo que ilustra bien a las claras, la pasta de la que estaba hecho D. Blas. El gobierno le encargó que dirija seis buques de guerra hacia Génova para exigir el pago de los 2000.0000 de pesos pertenecientes a la corona española, y retenidos por distintos avatares en el Banco de San Jorge. Un auténtico tesoro de la época. La misión era harto difícil, la mayoría no habría aceptado el encargo, pero el de Pasajes ancló sus naves frente a la ciudad italiana, y tras increpar e insultar a los genoveses, les ordena devolver el dinero a la corona. -Como podemos ver, el vasco no era precisamente un hombre diplomático- so pena de bombardear la ciudad. Las autoridades acceden a la petición española y mientras depositan los dos millones en los buques españoles, el Almirante español exige que se rinda homenaje a la bandera española desde la ciudad. Los genoveses vuelven a agachar la cabeza y acceden a cumplir los deseos de nuestro marino.


Reconquista de Orán



En 1723 y a bordo del Santiago realizó una expedición a Orán, comandando una flota muy poderosa con 30.000 hombres. La misión era reconquistar Orán, un nido de piratas que amenazaba los dominios de España. Orán fue rendida, pero Bay Hassan escapó y pudo reprimir más tropas para sitiar la ciudad de nuevo. Una vez más, Lezo puso rumbo a la plaza norteafricana con seis naves y cinco mil hombres. El pirata argelino tuvo que huir tras severa lucha. El almirante persiguió su nave capitana de sesenta cañones, que encontró refugio en la bahía de Mostaban defendida por dos castillos y cuatro mil moros. Hay que tener en cuenta el peligro que conllevaba penetrar en la bahía, una auténtica ratonera, pero nuestro héroe estaba decidido a darle caza. Los piratas argelinos abrieron fuego con su artillería sobre la flota española, éstos ignorando el peligro, entran en la bahía y a sangre fuego destruyen las defensas enemigas, y hunden la nave capitana de Bay Hassan. Las noticias de la victoria llegan a España. Las hazañas del Almirante son recompensadas por el Rey en 1734, que lo asciende a General de la Armada. Tres años después regresó a América con los navíos fuerte y conquistado, siendo nombrado Comandante General de Cartagena de Indias, donde infligiría una de las más humillantes derrotas a los ingleses. Una hazaña en toda regla.


Guerra con Inglaterra



El origen de la guerra con Inglaterra tiene su explicación en la rivalidad comercial entre ambas naciones. Los ingleses habían apostado por perjudicar los intereses españoles en cualquier parte del mundo. Los comerciantes de aquel país ansiaban la conquista de nuevos mercados. Pero para poder llevar a cabo la misión, los ingleses debían acabar a toda costa con el Imperio Español en América. Pero necesitaban una excusa que justificara una guerra, donde los ingleses fueran las víctimas y los españoles los agresores. Esta llegó como agua de mayo, cuando el capitán de un guardacostas español, Juan León Fandiño, interceptó el Rebecca al mando de Robert Jenkins al que le cortó una oreja, después de lo cual, le liberó con este insolente mensaje:


“Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”


Este episodio exaltó, y de que manera, a la opinión pública inglesa que presionó al primer ministro Mr Walpole para que declarara la guerra a España. Una guerra que perderían de forma vergonzosa.


Los comerciantes de la City se frotaban las manos. La Armada inglesa acabaría con “ The Dons” en poco tiempo. En octubre, Inglaterra declara la guerra a España. Su plan consistía en tomar la ciudad donde confluían las riquezas de las colonias española: Cartagena de Indias, y de paso dominar el comercio en el Caribe. Una operación combinada con las fuerzas del comodoro Ansón y de Vernon.


La Invencible Inglesa


El oficial Vernon había intentado tomar Cartagena de Indias en varias ocasiones en el pasado. El Almirante patapalo cerró el puerto con cadenas y situó sus navíos de Guerra en bocachica para que los ingleses no pudieran entrar sin batirse con ellos, e hizo instalar en un punto en tierra en un cañón de dieciocho libras de su nave capitana, lo que provocó muchas bajas en el bando inglés, al creer los ingleses que ese flanco estaba desguarnecido. En la segunda, colocó sus naves de tal manera que el fuego español encerrará a los navíos ingleses dentro del campo de tiro largo y corto. Vernon huyo de nuevo. Pero volvió de nuevo tras saquear Portobello, y lo hacía con la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía. Ciento ochenta y seis barcos de guerra,con dos mil cañones. La flota española de la armada invencible sólo con 126 navíos. El Almirante Vernon contaba con 23.000 mil efectivos. Hay que destacar que el contingente contaba con los reclutas de Virginia bajo las ordenes de Lawrence Wasghinton, hermano de George.


El 13 de marzo de 1741 la imponente flota apareció por Punta Canoa. Cartagena sólo tenía 6 buques de guerra, y sus defensores no pasaban de 3000. Lord Vernon les conminó a rendirse, pero lejos de acobardarse, los españoles se prepararon para pelear hasta la última gota de su sangre. D Blas se lo dejó muy claro al almirante inglés con estas palabras:


“Hubiera yo estado en Portobello, no hubiera insultado impunemente las plazas del Rey, mi señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobello me habría sobrado para contener su cobardía”.

El español no teme al enemigo y pronto iba a demostrarlo con creces. Los nuestros casi no tenían artillería, pero las colocaron en lugares estratégicos. Estaban en minoría y sólo su determinación- la misma que les había llevado a conquistar el mundo- podría salvarles. Por su parte, Lord Vernon minusvaloró la capacidad de resistencia de los soldados españoles. Hombres decididos a morir, entre los que se encontraban:


El virrey Sebastián de Eslava, Teniente General de los Reales ejércitos, el mariscal de campo D. Melchor Navarrete, el coronel Don Carlos Des Naux, ingeniero militar. Estos junto a nuestro Almirante Patapalo organizaron la defensa bajo la dirección de Eslava.


Ataque inglés



Lord Vernon bloqueó la entrada al puerto y tras silenciar las baterías de Santiago, San Felipe y Chamba ordena desembarcar las tropas. Muy felices se las prometían los ingleses, El Almirante inglés ordena ahora un cañoneo incesante que durará 16 días contra el Castillo de San Luís de Bocachica. Aquí, resisten 500 valientes bajo las órdenes del Coronel Des Naus. Lezo responde al fuego inglés con sus navíos el África, el Galicia, el San Carlos y el San Felipe. Pero la superioridad inglesa es abrumadora a pesar de la heroica resistencia hispana, en la que Lezo y Des Naux llegan a pelear en primera línea de combate. Bocachica, muy a su pesar, tiene que ser evacuada. Lezo ordena quemar sus buques con la idea de obstruir el canal navegable de Bocachica. Desgraciadamente, el Galicia no prendió a tiempo. Esta acción sólo logro retrasar parcialmente el avance inglés. Los españoles, con dos navíos, realizan la misma maniobra en el canal de Bocagrande, pero las fuerzas de Lord Vernon, tras remolcar uno de los barcos desembarcan en las islas de Gracia y Manga. A los españoles no les queda sino resistir en la Fortaleza de San Felipe donde se habían refugiado.


Entrada en la bahía


Lord Vernon entró victorioso en la bahía con su buque almirante y sus banderas desplegadas. Le escoltaban dos fragatas y un paquebote. Cuentan que lucía sus mejores galas y que miraba con desprecio a los “dirty Spaniards”. Se sentía ganador, tanto que no dudó en despachar un coreo a Jamaica e Inglaterra con la buena nueva de la victoria. Sin embargo, no contaba con la capacidad de resistencia del enemigo, cuya defensa estaba formada por 600 hombres dispuestos a resistir a toda costa.

La batalla es durísima y muy costosa en vidas humanas. Al fin, Vernon piensa que la fruta está a punto de caer del árbol ante las sacudidas ingleses, y decide lanzar un ataque por parte de su infantería. Está convencido de que tomaran fácilmente la fortaleza, que se encuentra a estas alturas en un estado ruinoso. La noche del 19 al 20 de abril, los ingleses amparados en la oscuridad de la noche avanzan. Son tres columnas de granaderos y varias compañías de soldados, además de los macheteros
jamaicanos. Los comanda el General Woork, ansioso por tomar la fortaleza. Avanzan lentamente a causa del fuego español. Empiezan a sufrir bajas. Los invasores tienen una superioridad de cinco contra uno, por ello los defensores son conscientes de lo que se juegan. De su valor depende que la bandera que ondee en Cartagena de Indias sea la de San Andrés y no la de San Jorge. Los soldados españoles castigan con sus fusiles a los ingleses. El combate es atroz, y ambos bandos compiten en actos de heroísmo. Disparos, gritos, humo, olor a pólvora. Soldados que venden cara su piel. Unos avanzan, disparan, y los otros repelen los ataques desde sus trincheras y desde lo alto de la fortaleza. Apuntan, disparan y cargan de nuevo. Dos infanterías formidables frente a frente. Dos mundos y dos imperios frente a frente. Para quien venza la gloria, para quien pierda la humillación. Y en eso estaban, cuando los ingleses llegan a las murallas. Entonces reparan en que la longitud de sus escalas no es suficiente para saltar el foso, tampoco disponen de fajines para aproximarse a San Felipe. Los atacantes pierden la iniciativa, mientras los defensores arrecian en su fuego certero desde lo alto, causando una mortalidad espantosa entre la tropa inglesa.


Carga final y consecuencias


Al alba un espectáculo dantesco puede contemplarse desde San Felipe. Cadáveres por todas partes, heridos gritando moribundos. Una procesión de muerte y destrucción que muestra la derrota inglesa. Lejos de conmoverse, los españoles salen y cargan a bayoneta calada, matando a todo aquel que tiene la desgracia de toparse con esos hombres rudos y valientes. Han resistido durante demasiados días, y ahora están decididos a tomarse justa venganza. Los ingleses piden cuartel y los hombres de Lezo gritan al unísono España, España, España. Van acuchillando y disparando al enemigo. Los que pueden huyen despavoridos de la furia española. Cartagena de Indias se ha salvado, y con ello el imperio español puede seguir resistiendo. Por su parte, Vernon, el arrogante almirante inglés acusa al General Wentoworth- Jefe supremo de las tropas de desembarco- de la derrota. La única salida es retirarse. Mientras tanto en Inglaterra se suceden las fiestas y las celebraciones durante semanas. La algarabía y la satisfacción inundan los salones de la capital del Imperio británico. Incluso se llegan a acuñar medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante vernon y entregándole su espada, con la inscripción: “ El orgullo español humillado en Cartagena”. En ellas, nuestro Almirante Patapalo, aparece sorprendentemente de cuerpo entero, obviando que era un hombre lisiado. Las medallas, algunas de las cuales se conservan todavía, fueron motivo de burla durante mucho tiempo. Al monarca inglés Jorge II le había dolido especialmente la humillante derrota. No alcanzaba a comprender que la escasa milicia española pudiera resistir los 62 días que duró el cañoneo, y después rechazar el ataque de la infantería inglesa.


Cuentan que cuando la flota inglesa arribó a puerto, el estado era tan lamentable, que un silencio sepulcral les recibió mientras el pueblo llano se echaba las manos a la cabeza. Aterrados por la patética situación de su armada, se preguntaban cómo los españoles les habían derrotado de semejante manera. Qué había pasado. Pues lo cierto es que la mitad de los navíos se habían perdido, y las bajas se contaban por miles. Por si fuera poco, miles de lisiados y heridos pedían auxilio a gritos. Se fueron como héroes que iban a derrotar a España en la guerra que ha pasado a la historia como la de la oreja de Jenkins, y volvían como un ejército espectral derrotado y humillado por los españoles. Inglaterra había organizado la mayor flota de guerra jamás lanzada hasta el desembarco de Normandía, para sentir en carne propia la sensación del fracaso más absoluto. La humillación fue tal, que el Rey inglés prohibió a sus cronistas, toda publicación sobre el asalto a Cartagena de Indias, cuyo episodio bélico quedó soterrado en la historia. Ya conoce el lector que los historiadores británicos son hegemónicos en nuestra civilización, y lo que silencian, desgraciadamente no existe. De ahí que este capítulo glorioso de las armas españolas, quedase olvidado durante un largo tiempo. Pero lo cierto es que Inglaterra, tras esta humillación, no volvió a amenazar seriamente los dominios de España, y en consecuencia pudo aguantar con su imperio un siglo más


El final


Hay una frase muy recurrente que suelen usar los historiadores: La historia les juzgará. Lord Vernon no tuvo que esperar mucho tiempo para enfrentarse a tal juicio. Sus conciudadanos le dieron la espalda y murió olvidado y repudiado por todos. Es un hecho que no dejó de pensar en la derrota inglesa sufrida a manos de España en ese maldito conflicto. Dicen que le llamaban cobarde e inepto. Pues tres años más tarde volvió a intentar tomar la plaza, pero la sola presencia del Virrey Eslava en la ciudad, fue suficiente motivo disuasorio para desistir en su empeño. Su nombre es sinónimo de vergüenza para todos los británicos. Pero qué ocurrió con nuestro héroe. Desgraciadamente murió algunos meses después de la batalla. Herido y extenuado murió en un camastro de un hospital de Cartagena de Indias. Se ignora donde yacen sus restos. Tal vez, le gustaría saber que una fragata F 100 de la armada española surca los mares llevando su nombre. D Blas de Lezo y Olavarrieta, un león de mar, español y vasco de Pasajes. Su heroica acción contribuyó a cambiar la historia de todo un continente. Ahí es nada.



Sergio Calle Llorens

viernes, 7 de octubre de 2011

TESTÍCULOS DE JEHOVA


Ya saben los seguidores de este blog que soy experto en lenguas muertas y en mujeres vivas. También conocen que entre mis aficiones destaca el estudio del arameo y el perfeccionamiento del gaélico irlandés. De mis progresos se ocupa un viejo profesor de una universidad irlandesa con el que comparto una admiración cierta por Michael Collins. Pues bien, estaba yo atareado en la lectura de un texto en la lengua de Jesucristo cuando la campana de casa interrumpió mi quehacer. Al arribar a la puerta, dos tipos vestidos con corbatitas me sonreían. Llevaban varios ejemplares de la revista Atalaya. Supongo que a mi rostro no les debió dar mucha esperanza a esos tocapelotas. Sin embargo, se lanzaron desesperadamente a salvar mi alma.


Los que me conocen de verdad, que en verdad son pocos, saben que en materia de religión no admito interferencias. No en vano pienso que el sentimiento religioso viene de ese absurdo deseo de perpetuarnos en otra vida algo más ordenada. Sin embargo, yo no comparto esa aspiración para nada. Seré raro pero estoy con el poeta Alcántara cuando escribió aquello de: “Cuando termine la muerte, si dicen a levantarse, a mí que no me despierten”. Espero, por tanto, que tanto en la vida como en la muerte me dejen tranquilo. No aspiro a nada más. Quiero pasar por la vida adquiriendo conocimientos sabiendo que la duda ensancha. Y eso mismo trataba de comentarles a esos testículos de Jehová para que se marcharan. Les dije que para saber quien tiene razón en lo referente al salvador, sólo había que esperar. También les comenté que las religiones son todas similares y que la única diferencia entre un cristiano y un judío es que el primero piensa que el Mesías ya ha llegado y el segundo está convencido de que su arribada está por venir. Pero sólo el tiempo nos podrá sacar de dudas. Quiero decir que si un día aparece el mesías y anuncia que es su primera visita a este mundo, entonces los cristianos deberán pedir disculpas a los hebreos, pero si por el contrario vuelve Jesús, los judíos no tendrán otra que convertirse al cristianismo. Hasta entonces, no quiero escuchar nada más sobre el tema. Que para buscar información y hacerme un juicio de valor, ya estoy yo con mis conocimientos y mi talento.


Ni que decir tiene que los testículos parlantes continuaron allí haciendo lo que mejor saben; tocar los cojones. Entonces, di un paso adelante, tomé mi sable y comencé a acuchillarles con mis argumentos. Les abrí una primera herida ridiculizando las predicciones del fundador de su religión un tal Russell que predijo el fin del mundo en 1914, y como no llegó, lo atrasó a 1915, y otra vez en 1918. Posteriormente volvieron a la carga anunciándolo para 1925, año en el que también resucitarían personajes bíblicos como Jacob, Noé y por eso dedicaron su tiempo en la construcción de una nueva arca. Esta vez llamada de los descerebrados. Luego cuando observé que empezaban a flaquear, volví a mover el acero dirigiéndolo al corazón con la revelación de que el señor Russell era un ocultista de cuidado. Su tumba, que parecen desconocer estos señores tan testiculares, es una pirámide masónica. Finalmente, comencé a pensar con rapidez en la mejor de darles el toque de gracia. Allí con un cielo anaranjado de testigo y el fragor de las olas mediterráneas de fondo, barrunté dos opciones; la primera tenía que ver con la manía obsesiva de esos tipos por la sangre. La segunda cruzó mi mente en forma de chiste:


Un testigo de Jehová se sienta junto a un malagueño en un vuelo Málaga- Barcelona. Cuando el avión ha despegado la azafata comienza a repartir bebidas a los pasajeros. El malagueño pide un whiskey. La auxiliar de vuelo pregunta al testículo de Jehová si quiere beber algo.
Contesta el de la secta con mal tono:
“Prefiero ser raptado y violado salvajemente por una docena de putas antes que una gota de alcohol toque mis labios”.
El malagueño le devuelve la copita a la azafata y dice:
“Yo también. No sabía que se podía elegir”.


Les juro que fue un momento sublime y placentero que no olvidaré mientras viva. Esas caras descompuestas que parecían haber visto al demonio en persona. Pero se lo merecían por pesados y por visitarme en mi casa para convertirme a su fanatismo que es el deporte de la ignorancia. Lo curioso de la anécdota es que uno de esos testículos de Jehová me mandó a freír monas. Y es que la misma gente que trata de persuadirnos de las bondades de su ideología o de su religión para que atravesemos las puertas del paraíso, no se corta en mandarnos al infierno si no lo aceptamos. Óiganme bien, dejen que Dios- también conocido como el amigo imaginario- y yo tratemos nuestros asuntos en privado.

Eli, eli, lama Sabactani.


Sergio Calle Llorens

LA SECTA DE LA ROSA II


Cuentan que el matrimonio es como las libretas de ahorro, de tanto meter y sacar, se pierde el interés. Con la excepción, claro está, de los matrimonios socialistas. Por ser éstos los más duraderos al tratarse de uniones civiles nacidas de la querencia por el lucro fácil. Para hallar a personas casaderas en edad de merecer un carnet con el símbolo del capullo, los dirigentes del partido visitan las agrupaciones de los barrios. Allí, en compañía de otros tan equivocados como ellos, valoran las cualidades de la nueva cantera. Una vez elegida la presa, van modelando a sus víctimas con el objeto de que se conviertan a las maneras de sus mayores. Tres reglas mal aprendidas y una actitud ante la vida basada en la ignorancia constituyen su catecismo particular. Así cuando van recibiendo los primeros puestos laborales otorgados a dedo, esta gente comienza su particular desfile por los peligrosos desfiladeros del sectarismo y el fanatismo; el rival político es un enemigo, y la democracia el mejor sistema si son ellos los que ocupan la bancada del gobierno. En otras palabras, se convierten en una peligrosa unidad de infantería cuya forma de combatir las ideas de los demás es la de no estudiarlas.


En la última década hemos asistido a un espectáculo bochornoso de políticos socialistas que reúnen- y mira que es difícil- todos los defectos de un político y ninguna de sus virtudes. Servidores políticos como Rafael Fuentes o María Gámez que pasan de una delegación a otra sin saber nada del tema del que dicen ser expertos. Y ya me contarás que hace un biólogo dirigiendo el metro de Málaga. El cuadro contemplado desde la cercanía es desolador con los rostros de Marisa Bustinduy, María del Mar Zamora Bermúdez, o el mismísimo Rafael Centeno López. Este malagueño protagonizó hace años una sonada anécdota en el parlamento andaluz. Ocurrió el 7 de febrero de 2001 cuando una cámara de TVE captó la siguiente frase xenófoba: “Los moros que se vuelvan a Marruecos, que es donde tienen que estar”. Entonces se acusó a Matías Conde- parlamentario del PP- de ser el responsable de la desafortunada frase realizada en el debate sobre la inmigración. De hecho, aquello fue una cacería contra un inocente auspiciada por el entonces Virrey de Andalucía, Chaves. El presidente del comité de la cadena pública, Teo Altieri de CCOO, llegó a firmar una carta en la que afirmaba que los trabajadores que habían escuchado la cinta sostenían que se trataba del diputado popular. El diario el País, tan imparcial como siempre, afirmaba que un diputado del parlamento andaluz, que había pedido quedar en el anonimato apuntaba también en esa dirección. Aquello dio pie a una investigación que demostró sin ningún género de duda que el culpable era Rafael Centeno, tercer vicepresidente de la asamblea regional. Es decir, que al miembro de la secta no le importó que durante 48 horas se crucificara a un inocente, y únicamente cuando se demostró su implicación agachó su linda cabeza y dimitió.


Años más tardes Rafalito Centeno, conocido en Málaga como el matamoros, se bajó del caballo blanco de Santiago y tornó a la taifa andaluza disfrazado de El Cid, para seguir ganando batallas después de muerto. Cuentan que fue Manolito Chaves le tendió la espada tizona para que entrara a mandobles como Consejero Delegado de la empresa pública Turismo Andaluz. Curiosamente la cámara de cuentas presentó un informe en la que se alertaba de la caótica situación de la empresa. Una vez más se demostraba que los de la secta del capullo no tienen mucha habilidad con los números y sí con el tráfico de influencias. Por si no lo saben, Centeno es amigo íntimo del consejero de turismo de la Junta de Andalucía.


Los miembros de esta secta son tantos que a veces es difícil encontrarles acomodo a todos, pero ellos lo logran. En su organización la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos no se aplica a la hora de acceder al palacio de las nominas bien remuneradas. Ayer les hablé de varios clanes como los Natolí, sindicalistas irredentos y fanáticos. Hoy de delegados y políticos que han ocupado altos cargos. Tal es el caso de la ex diputada provincial Susana Radío que anda llorando por las esquinas por el “poco dinero” que gana en comparación a su antiguo sueldazo. Tal vez por ello, está de los nervios y anda cargándose a todo el mundo en la delegación cuan Robespierre cualquiera. La primera víctima en probar su guillotina ha sido el secretario de la delegación y al resto, según parece, le espera el mismo camino.


En conclusión el matrimonio socialista es siempre con uno de su secta con las miras puestas en vivir del sudor del de enfrente. Por eso no les importa vender su alma al diablo o a su madre en bicicleta. Se puede afirmar que no defienden una ideología únicamente, sino su forma de vida basada en las enseñanzas de Alí Babá. De ahí que odien a los valientes funcionarios públicos que se oponen al decreto del enchufismo, a su latrocinio y a sus formas de república bananera. Pero esta vez, como dice esa gran canción de Los Rolling Stones; “Time is on my side”. No lo duden, el tiempo está de mi lado y de todos esos bravos empleados públicos. Alégrense, les llegó la hora.


Sergio Calle Llorens