Soy escritor, investigador, guionista, profesor de idiomas y muchas cosas más que no caben aquí. También tengo una sección en Espacio en Blanco de RNE. El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado, y los que cavan, tú cavas.
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lunes, 4 de julio de 2011
RUSSIAN RED Y LOS CANARIOS
Recomendaba a mis estudiantes extranjeros la lectura de Alberti y de Agustín de Foxá a pesar de que el primero le escribió odas a Stalin y el segundo fuera franquista. Lo que nunca podría hacer es hacer lo propio con los escritos de Eduardo Mendicutti, más que nada porque la tortura está prohibida por la convención de Ginebra. En este punto justo es recordarles a los amantes de canal sur que Ginebra es una ciudad suiza, además de un componente esencial del cubata. Perdonen el inciso, pero es que la LOGSE ha hecho mucho daño. Por lo tanto, la ideología no debe ser excusa para no leer un libro o ver una película, aunque entiendo que parte de la población española no consuma cine patrio porque se sienten insultados constantemente. En mi caso, jamás me ha gustado Almodóvar y soy alérgico a las películas de Isabel Coixet. Sin embargo, mis filias y mis fobias nada tienen que ver con las ideas políticas de los creadores. Y hablando de cultura, todavía resuenan las palabras de Lourdes Hernández, de Russian Red, cuando se declaró de derechas en la revista Marie Claire. Faltó tiempo para que las redes sociales ardieran deseando la muerte a la cantante madrileña. No hablo sólo de gente anónimo, sino de actores, cantantes y gente que se autoproclama “progresista”. Nacho Vegas llegó a declarar lo siguiente: “Quien se declare de derechas o es un cretino o un cabrón”. Como ven un auténtico ejemplo de respeto por las ideas de los demás. Un señor encantado de haberse conocido que responde a ese progre dispuesto a señalar con el dedo a quienes difieren de su ideología.
He reflexionado mucho sobre la polémica de Russian Red y he llegado a la conclusión de que en España queda mucho por hacer en cuestiones democráticas. Sí, ya sé que la mayoría de los tertulianos y políticos de este país se les llena la boca con la palabra demócrata o estado de derecho, cuando lo que quieren decir es que aceptan la democracia siempre y cuando estén de acuerdo con su ideología. Vaya que del dicho al hecho hay un buen trecho. En definitiva, los unos y los otros siguen viendo al contrario como un enemigo. El problema se agranda cuando los artistas de izquierda reparten certificados de “buen progresista” y van por la vida tasando fachas, que es todo aquel que no comparta su visión de la sociedad. Así cuando los suyos cometen supuestos delitos como en el caso del otrora líder de Los Canarios- Señor Bautista- cierren filas en torno al acusado y sus colaboradores. Ahora todos son llamadas a la prudencia, a la presunción de inocencia de los acusados. Sin embargo, no actuaron igual con Camps – por sus trajes- porque era un señor de derechas al que había que meter en la cárcel a toda costa mientras callaban como putas con la familia Chaves.
Los que me han leído todo este tiempo saben que mi actitud con los casos de corrupción es la misma con la diestra o la siniestra, aunque por vivir en el reino de la chalaura socialista- Andalucía- haya escrito más sobre los desmanes del club del capullo. Algo que me ha supuesto mi exclusión social de algunos foros y millones de peticiones de peticiones para colgarme de la catedral de Málaga. Incluso he tenido que denunciar a la policía todas estas amenazas que se unen a otras de grupos neonazis por haber publicado trabajos de investigación sobre Aribert Heim. Reconozco que caminar sobre el peligroso desfiladero de la crítica tiene estas cosas, pero no voy a rendirme por ello. Hay poca diferencia entre extremistas de uno y otro lado, porque todos comparten un deseo irrefrenable de eliminar a sus contrarios. Los dos grupos se esconden en los portales con la capa cubriéndoles el rostro, armados hasta la gola y con el florete a punto para mandarnos a cenar con Jesucristo. Cuestión de cultura, óiganme.
Sergio Calle Llorens
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