lunes, 29 de mayo de 2017

POP MALAGUEÑO

Desde que leí "Málaga y la Nueva Ola" de José Luis Cabrera y Lutz Petry no había leído nada sobre la movida musical en estas orillas mediterráneas. Pero hace un par de semanas cayó en mis manos, y literalmente, la obra del cantante de Danza Invisible titulada; “Una historia del Pop malagueño” . Un desfile de bandas, poetas malditos y un sinfín de garitos donde algunos, que hoy pintamos canas, aprendimos a bebernos la vida. Antes de entrar en harina sobre los grupos que tuvieron que ver conmigo de alguna u otra manera, quiero rescatar algunas frases  del libro:

·         Paloma Chamorro Presentadora de La Edad de Oro: “Aparte de Madrid, donde se vivió la movida con más fuerza fue en Vigo y en Málaga.

·         Juan Gómez Locutor y director de Música para Grandes Ciudades: “Es que entonces- años 80- los coordinadores musicales teníamos cierta libertad. Había discos obligatorios y optativos, y aparte podíamos elegir la frecuencia con la que se radiaban. Así que te encontrabas con que en Madrid o Granada estaban con “La Colegiala” y aquí  en Málaga sonaban The Cure”.

·         Javier Ojeda: “ En la extinta discoteca Max se congregaban entre 600 0 700 iniciados que venían a escuchar a The Jam, Talking Heads y otras rarezas para sorpresa de los dueños de la sala, que no comprendían muy bien de donde venía esa gente con la pinta tan rara.
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En aquella Málaga tan alejada, gracias Dios, del patético rock andaluz, vivimos a caballo entre Lambrettas, conciertos, rockeros y poetas en una orgía creativa sin precedentes. De aquellas bandas recuerdo, por supuesto, la actuación de Krazy Boys en el bar Mod del Beat Verdi- situado a la entrada del barrio marinero de Pedregalejo-  ya que  sus componentes fueron lo primeros representantes del modernismo en la región malagueña- que junto a los Agentes Secretos hicieron las delicias de la primera generación Mod de la Capital de la Costa del Sol. Uno de los miembros originales, Rafa, ha sido el agitador del ambiente Sixty local, regentando bares como El Club 60 de calle Beatas y luego en la Barriada de la Princesa y más tarde en Blanco y Negro de calle Granada. De aquella banda destacaría el imprescindible himno “Málaga es mi ciudad”- que también puede encontrarse en una recopilación de música Mod española auspiciada por el sello Bip Bip de los barceloneses Brighton 64- y "Colegio de Curas".


Y si Rafa el Mod guarda su bajo Rickenbacker, yo mantengo el disco de Biscuters que es, aunque algunos no lo sepan, heredero de la banda Side Car. Formación que debe su nombre a otro glorioso garito de Rocker de Pedregalejo. Biscuter fue uno de los primeros grupos mixtos de la ciudad. Allí mis amigos José- bajista y hoy un luthier de renombre- Fabián- vocalista y guitarra- se unieron a unas bellas señoritas entre las que destacó a Helena Calvo. Biscuter se lanzó al mercado en la Rosa Records con un disco cuya portada fue realizada por Micky el Rocker- otro personaje local cuyas andanzas darían para varios artículos- y con un estilo de los girl-groups de los 60.  Fabián el argentino, que no vivió los éxitos de la banda por un problema de celos, montó años más tarde un grupo de tango cuyos maullidos porteños se han perdido en el rompeolas.  Rafa Rodríguez, sustituto de Fabián, fundó otra banda al poco de que el proyecto terminase para siempre; Los Braulios y luego los Caracoles cuyo primer disco fue con Warner. Su tema "Fenómeno" es un clásico para los seguidores del Málaga C.F


Y como en el libro hay pop, rock, grunge, techno, punk, hard rock etcétera, he de destacar al grupo Epidemia que hacía Trash metal con canciones como “Cadáver insepulto” o “sabor a muerte” ya que el cantante y guitarrista Eto Morales- hoy tristemente fallecido- colaboró conmigo en la Revista digital- fundada por un servidor-“Región de Málaga” en la que publicamos, ojito al dato, todas las psicofonías que el bueno de Eto realizó por las casas de la provincia. No es de extrañar que Eto reivindicaba la vida después de la muerte en su penúltimo proyecto cultural Termogénesis en el que mezclaba, y muy bien por cierto, el metal con la música electrónica. Finalmente tuvo un último grupo Operación Mutante en el que versionaba clásicos como el de Mónica Naranjo (“Sobrebeberé”), o el de Europe “El final del Condón” que se convirtió en un fenómeno en internet. Donde quiera que estés, muchas gracias campeón.

Carlos Desastre era un personaje, tal vez todavía lo siga siendo, fundador del 713avo Amor. Banda de la que la revista Rock de Lux criticaba de la siguiente manera:

·         “ Los malagueños siempre prefirieron la negrita a la cursiva, el exceso a la concreción”.

Sea como fuere, hoy Carlos en un artista reconocido en Méjico por alguna razón desconocida. Tengo entendido que vive cerca de Sierra Madre y sigue tan arrogante como cuando la última vez que lo vi en el concierto de James Brown en la Malagueta. Aquel día bailando como un loco en compañía de mi amigo el Monaguillo, le atizó, por supuesto sin querer, un puñetazo en el ojo del que todavía nos estamos riendo.

He dejado para el final a mi amigo Tony Cantero con el que me refugié durante años en los garitos rockeros hasta que él arribó  al crossroads del que hablan los músicos de Blues. Tony, del que muy poca gente sabe que vivió parte de su niñez en Australia, tiene un disco excepcional que lleva por nombre "Painting the clouds". En este trabajo se nota su colaboración con artistas como  Javier Ojeda y  su periplo por Chambao.  Gran guitarrista y compositor, Cantero ha sido uno de los tipos con el que más me he reído en mi vida. Como botón una muestra; estábamos alojados en un hotelito de Nerja cuando una mujer comenzó a gritar Antonio, Antonio y, aunque al principio pensamos que se trataba de gemidos sexuales, aquella mujer terminó dando gritos de auxilio. Y allí fuimos nosotros a auxiliar a la damisela que, a su vez, intentaba que su marido se recuperase de un desmayo. Al agacharse, la señora dejó a la vista dos enormes tetas que provocaron la risa del guitarrista. Al final pudimos salir bien de aquella experiencia surrealista en la que la mujer, que no se coscó de nada, nos estará eternamente agradecida. Nosotros a ella también.

Sin duda, “Una Historia del Pop Malagueño” de Javier Ojeda es una obra imprescindible a la que solo le pongo un pero; lo mucho que se nota cuando el autor presenta a una banda amiga o conocida de lejos. Sea como fuere, me ha encantado cobijarme durante dos semanas entre sus páginas que huelen a la Málaga rompedora, canalla, emprendedora y cosmopolita que sigue asombrando al mundo.

Sergio Calle Llorens



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