miércoles, 12 de octubre de 2016

EL CASO PIQUÉ

No me gusta perder pero no me importa que me ganen si han sido mejores que yo. Otros, en cambio, prefieren vencer aunque sea al precio de perder las formas, la vergüenza y lo poco que aprendieron en la Facultad de Derecho. Para botón de muestra el caso de Gerard Piqué. El futbolista del Barça que siempre que puede le recuerda al eterno rival que su club dobla en títulos al Madrid desde la llegada de Cruyff a la entidad barcelonista. Esa, y no otra, es la causa por la que los periodistas de la “central lechera” han cargado contra el todavía jugador de la selección española de Fútbol.  De haberles importado España, y es evidente que no les importa, estos impresentables hubieran defendido la candidatura de Don Andrés Iniesta al Balón de Oro con la misma energía que la de su favorito Cristiano Ronaldo.

Piqué, aunque a muchos pueda extrañarle, no es independentista ni de lejos sino un joven que defiende el derecho a decidir que valora la unidad en medio de la diversidad. Sí, es posible que a algunos les pueda resultar extraña esta afirmación, pero si se hubieran molestado de investigar algo en vez de repetir las sandeces habituales que pululan por muchos de los diarios madrileños, no tendrían que ver como el mismísimo Diario As- periódico hecho por y para madridistas- pide perdón por el asunto inventado de las mangas de la zamarra del equipo nacional. Dicho de otra manera, de haber estado informados el caso Piqué nunca hubiera existido. 

A Piqué lo odian por el 2-6-con golazo suyo incluido- y el 0-4 en el Bernabéu, por el 5-0 en el  Camp Nou. También por las voces que se ha choteado del Madrid en las redes sociales y eso, como es lógico, no podía ser tolerado por el madridismo más casposo.  Los ataques de sus turiferarios, por tanto, deben de ser entendidos en clave de rivalidad deportiva malsana y nunca en términos políticos.

El madridismo se cobra su pieza más odiada pero, como suele ocurrir en estos casos, su victoria va a ser recordada como la mayor de las derrotas por haber apartado del equipo de Lopetegui a uno de los mejores centrales que ha dado este país. Un defensa que se ha partido la boca, y literalmente, para que España ganara lo que ha ganado en el concierto internacional. Cuesta creer que los juntalíneas ni siquiera se molestaron en contrastar que la bandera nacional no aparecía en las dichosas mangas, pero ese el nivel del reporterismo actual en la vieja piel de toro.

La conclusión es evidente; parte del periodismo patrio ha demostrado que su forma de trabajar es una pulida corrección de sus odios más profundos. Solo les ha faltado, tras el anuncio de Piqué, ir a celebrarlo a Cibeles. Sencillamente penoso.


Sergio Calle Llorens

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