miércoles, 28 de enero de 2015

LA DOCTRINA TEBAS

El Presidente de la LFP acaba de sentar jurisprudencia afirmando que lo importante no es que Cristiano Ronaldo haya agredido cuatro veces a dos jugadores contrarios. No, lo fundamental es que hubo arrepentimiento via redes sociales. Las declaraciones del señorito Tebas han sido aireadas por los voceros de esa dolencia psísquica que se llama madridismo. El resultado es que al portugués se ha salido con la suya y podrá jugar contra el Atlético de Madrid.

Si aplicaramos la doctrina Tebas en nuestras vidas, un marido debería obtener el mínimo castigo tras echarle los dientes abajo a su legítima si mediara arrepentimiento inmediato. Incluso usted, harta de que su prometido le ponga los cuernos, podría cortarle las pelotas, cocinarlas y luego comérselas a lo Hannibal Lecter si, ya sabe, lamentara la travesura vía Twitter.

Las declaraciones del impresentable de Tebas como las resoluciones del comité madridista no tendrían importancia alguna si, claro está, en los campos de toda España no estuviéramos viviendo esa violencia de los jugadores, de los padres, de los espectadores. Y si no me creen, vayan a cualquier club donde se disputen partidos de benjamines, infantiles o cadetes. Les juro que solo encontraran violencia y más violencia. Como suelen decir los gacetilleros del deporte, los niños aprenden de sus mayores así que prepárense. A partir de ahora, cada vez que un niño le rompa la pierna a un contrario, lo importante no será la fractura, sino el inmediato arrepentimiento del agresor.

Con todo lo que ha llovido en España con el asunto de los ultras, muertes incluidas, la doctrina Tebas llega en el peor momento. Imagino que habrá que practicarla en los próximos partidos. Por eso, hago responsable de toda violencia que se produzca en nuestro patético fútbol. Sé que el Madrid va a ganar la liga por decreto institucional, lo que desconozco es la violencia que nos espera por patanes como Tebas y su estúpida doctrina llena de primitivismo, idiocia y amor desmedido por el equipo de sus amores.

¡Que Dios les pille confesados!

Sergio Calle Llorens

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